𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞

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No quiero.

No quiero, no quiero, no quiero, no quiero.

Son las 5:30 de la mañana.

Y Oliver me tiene parada en medio del campo de Quidditch escuchando las reglas del juego.

- Wood, yo nada más te pedí que me enseñaras a volar una escoba.

- Y lo haré, pero lo haré enseñándote a jugar Quidditch.

Maldita sea la hora en la que se me ocurrió pedirle a Wood lecciones de vuelo.

-Entonces ¿lista?

- No.

Oliver simplemente rió y me entregó una escoba.

- Acomódate y cuando estés lista has un pequeño impulso con los pies.

Y así lo hice.

Di un pequeño saltito y la escoba se impulsó por los aires. Agradezco tanto haber puesto en mi guión que no le tengo miedo a las alturas. De otra forma en este momento estaría llorando... o desmayada.

- Okay - Oliver puso su escoba al lado de la mía - ahora trata de seguirme - se movió unos cuantos metros y yo hice lo mismo.

En un momento dio una vuelta de 180 grados.

- No pienso hacer eso, Wood. Olvídalo.

Oliver rió.

- Vamos, Krista ¿una Slytherin asustada? Por favor.

Justo en el orgullo.

Tome impulso e hice esa vuelta.

Jamás en mi vida lo volveré a hacer, pero al menos no dejé que Oliver tuviera la razón.

- Bien, qué te parece ahora un mini partido?

- Um... está bien.

Volé hasta donde estaban los aros. Oliver empezó a lanzar los balones. Logré regresar uno, pero me moví un poco así que me acomodé. Oliver no se dio cuenta y aventó otra. Esa tenía mucha más fuerza.

La pelota le pegó a mi escoba y caí.

A mitad de la caída me desmayé, y cuando abrí los ojos estaba en la enfermería.

Madame Pumfrey estaba a mi lado y George y Oliver discutían.

- ¡Caballeros! Esto es un hospital agradecería mucho si pudieran usar su voz inferior. Escucharlos pelear no le hará bien a la señorita Zabini.

Dicho eso, se volteó hacia mí y acarició mi cabeza.

- ¿Cómo se siente señorita? - me dedicó una dulce sonrisa.

- Me duele un poco la cabeza...- me acomodé en la camilla.

George y Oliver al momento de escuchar mi voz, voltearon bruscamente.

- Amor...¿cómo estás?

- Bien... - hablé en un hilo de voz.

Oliver se acercó a mí por el otro lado.

- Krista... lo siento. No me di cuenta, yo...

- Tranquilo - tomé su mano- estoy bien ¿ves? Ni un rasguño.

Me dedicó una sonrisa. Su semblante pasó de vergüenza a tranquilidad en un minuto.

- Si no les molesta, quiero descansar un poco más.

George se acercó y me besó.

- Vendré en un rato a ver cómo estás, llámame cuando despiertes ¿esta bien?

The Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora