Después de las primeras dos horas de dibujo, las siguientes clases fueron de canto y pintura. Ambas en diferentes aulas.
Caminando a la cafetería, en el descanso, me encontré con Beth, la cual era una de las chicas en mi grupo selecto de amigas.
-¡Cris!-Me llamó- ¡Grandes noticias!
Me viré en el pasillo a medio andar para mirarla a la cara. Cuando estuvimos frente a frente, la castaña me miraba como si me fuese a dar el notición de que mi hermana estaba viva.
-¡Hay una fiesta este fin en casa de Suzzanna Johnson!
-¿Quien es esa?-Pregunté con desinterés.
-Es una perdedora de una escuela para pobres, pero sus padres son ricos y tienen una casa gigante. Al menos eso me han dicho....
Aparté la mirada fingiendo aburrimiento, pero mis tripas se revolvieron al enterarse. ¡Una fiesta en casa de una desconocida! Sería la primera vez que asistiría a este tipo de fiesta desde la muerte de Carrie, por lo que mi emoción era palpable. En esos eventos; mi hermana y yo la pasábamos increíble, a pesar de yo ser la hermana sosa y pequeña de la más popular y divertida. Mi hermana y sus amigas me hacían sentir cómoda y desenvuelta las veces que Carrie me lograba sacar de casa.
En una de esas fiestas, mi hermana me presentó a Greg. El pobre intentó hacerme conversación y acercarse a mi, pero en ese entonces lo veía como un patán que bebía y me quería coger para luego dejarme tirada. Si, bebía. Y si, me quería sólo por el cuerpo. Pero terminamos siendo pareja unos cuatro meses después del accidente.
-¿Chris?
Salí de mi ensimismamiento para darme cuenta de que una chica morena con rasgos latinos movía la mano frente a mi rostro. La aparté.
-¿Qué, Beth?
-Te pregunté si ibas a ir...-Respondió. Noté en su voz un deje de resentimiento. Suspiré antes de poner una sonrisa traviesa en mi rostro.
-Si yo no voy, ¿Quién te abofetearía cuando te embriagues?
-!Obviamente Zoey!-Dijo riendo.
-Ella no podría. Ya sabes lo dulce que es.
Debatiendo si Zoey la golpearía o no, caminamos hasta el gran espacio con mesas y comida caliente siendo servida por órdenes. Mientras estaba en la fila; divisé el ultimo plato con manzanas y zanahorias cortadas, servidas con crema y azúcar.
Mi presa...
Sin embargo; la vida me tenía planeada otra treta, una de las peores en aquel fatídico día.
Un chico altísimo justo delante de mi pidió el último plato del manjar. Mi boca se abrió considerablemente mientras lo fulminaba con la mirada.
¡Era mío!
Cuando el chico se dio la vuelta para salir de la fila, vio mi expresión sin que le pusiera la máscara que siempre me cubría. Sonrió sarcástico a la vez que señalaba el plato.
-¿Lo querías?
Traté de disimular mi expresión de furia e incredulidad. No funcionó.
-No...
El rubio me revolvió el cabello y me entregó el plato sin ninguna objeción.
Ese gesto me sorprendió más de lo que puedes imaginar.
Estaba tan acostumbrada a tratar con gente egoísta y altanera, que al primer contacto con alguien abnegado... mi corazón dio un vuelco, pero mis modales se interpusieron.
-No es justo, tu lo compraste.-Traté de devolverle la comida, pero el ya me jalaba de la mano para que saliera de la fila. Terminé tan cerca de él que podía respirar su aroma a desodorante, jabón y madera. ¿Cómo supe cuales eran los ingredientes de su olor? No me pregunten. Sólo lo supe.
En ese momento; el timbre de entrada a clase sonó, interrumpiendo la "conversación".
-¿Qué te toca?-Preguntó haciendo referencia al horario. Con una gran sonrisa falsa y las mejillas a rojo vivo, le mostré el papel con las clases de las semanas que guardaba en el teléfono.
-Ballet.El chico sonrió dejando a la vista unos hoyuelos.
-Nos veremos en otra ocasión.- Prometió.
Me quedé embobada mientras él se alejaba y Beth volvía a tratar de llamar mi atención. ¿Quién era él?
-Darcy Lewis.- Dijo la chica morena con mueca de desagrado. La miré de hito en hito.-Es compañero de mi hermana.- Se defendió. Aunque pude ver sus mejillas ligeramente coloradas.
-No dije nada...
Una sonrisa sarcástica acompañaba mi comentario, gesto que no se le escapó antes de golpearme entre risillas. Lo cierto era que el rubio me había atrapado con la guardia baja.
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Sola
Random-Normalmente no te dejamos sola, Chris. -Esa es una vil mentira. -Yo no digo mentiras. -¿Quién se comió las galletas de Melanie ayer?- Pregunté. -Vale, eso no cuenta. Resoplé y seguí sollozando encerrada en el baño; después de un rato, escuché los p...