Capítulo Tres.

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De regreso a casa... Ay~. En otras ocasiones NamJoon no dudaría en decir que realmente sería un "Hogar, dulce hogar" porque en ese tiempo era recibido por una bonita sonrisa e interminables besos de amor, una rica cena y en las mejores ocasiones sexo para quitar el estrés.

Y ahora... Bueno ahora lo recibía una mirada filosa de gato enojado y un cinturón en mano.

Apretó los labios y desvío la mirada dando pasitos chiquitos, quiso pasar al patio trasero para dejar todas su cosas de pesca pero SeokJin impedía su paso.

-Buenas buenas- saludó por primera vez escuchando un gruñido cómo respuesta-. ¿Ya comiste? Atrapé dos pescadotes y los puedo hacer fritos como te gustan-

-¿Realmente eso es lo que tienes que decirme?- interrumpió el mayor.

-¿Pues si no? La otra vez que lo hice con cebolla y jitomate no te gustó que porque te habían sacado muchas agruras, yo creo que también fue por la salsa picosa que hice-

-¡Kim NamJoon!- volvió a interrumpir otra vez y el nombrado apretó los labios como perro regañado-. ¿Dónde está mi padre? ¿Por qué ese viejo infeliz no vino?

-Dijo que tenía muchas cosas que hacer...- murmuró cómo niño pequeño-. Su empresa ahorita está tendiendo una mala racha.

-¿Cómo no la va a tener si ese escuincle sólo lo hace gastar?- NamJoon simplemente se encogió de hombros y ya más confiado de saber que SeokJin no lo atacaría a él, y que el cinturón era para su padre, se dirigió hacia la cocina para dejar los pescados.

-Si, y los gastos aumentarán con la boda- calló de golpe dándose cuenta de sus palabras, tragó pesado y como si fuera una película de terror escuchó el rechinar de la silla cuando el mayor se puso de pie.

-¿La boda?

-La sangre de Cristo tiene poder- murmuró asustado- Dios es mi pastor, nada me faltará porque Dios es mi pastor.

-¿De qué boda hablas? Quiero que me digas la verdad amenos que quieras descubrir de lo que soy capaz.

-No, pues es que yo no sé nada- fingió tranquilidad y sintió los pasos de su esposo acercarse y de inmediato él se alejó protegiendose detrás de la barra de piedra blanca que reposaba en medio de la cocina. SeokJin del otro lado con quijada apretada.

-Tú realmente quieres morir.

-Dejame explicarte algo- lo vio acercarse y él puso sus brazos en modo de escudo-. ¡Déjame explicarte algo!- rogó aún asustado.

-¡Mi papá se va a casar con ese idiota !- ahora sí gritó haciendo al menor dar un brinquito por lo repentino-. ¡Aish! Kim NamJoon tú siempre solapandole sus cosas, eres increíble.

-Él me dijo que era una buena idea, que estaban muy enamorados.

-¿Y tú les crees? ¿Crees que un veinteañero está enamorado de un viejo de sesenta años? Vaya que eres un imbécil... Seguramente lo apoyaste, ¿Cierto?

El moreno apretó sus labios y SeokJin soltó una risita sin gracia.
-¿Sabes qué? Quédate con ese anciano infeliz, quédate con él y cuando tenga ochenta años y se haga en los calzones de tan viejo que es espero que tú lo ayudes, porque yo no, y ese niño estúpido tampoco lo hará.

Finalmente SeokJin aventó el cinturón hacia su esposo quien ágil lo esquivó y salió de la cocina casi casi rompiendo el piso con sus fuertes pisadas.

-Quiditi cin isi inciani infiliz- lo arremedo levantando el cinturón del suelo.

-¡Si te escuché!

NamJoon se encogió de hombros pero aguantó una risita confidente de sí mismo.


-AnaBoleda.

Mi Suegro Y Yo -NamJin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora