Capítulo 8

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- Sí... La muerte de mis padres fue tan fea, ¿quién haría algo así? - Le dije al policía que me estaba interrogando.

- ¿Estás segura que no conoces a nadie que quisiera hacerle daño a tus padres? ¿Estarás a salvo? - Me dijo él angustiado.

¿Por qué no lo estaría? Si al fin y al cabo yo era la asesina, no dudaba de mi. - pensé -

-Estaré bien, delo por seguro, me puedo defender sola. - Afirmé -

* Una semana después *

No tengo tanta familia, solo algunos tíos y tías, y poco primos vinieron al entierro de mis padres, los enterraron junto con mi hermano.

Yo estaba "emocionalmente agotada por la muerte de tantas personas que yo amaba", si, si, si, todas las personas realmente se creían eso.

Ahora faltaba mi última víctima.

Mi cuidadora de cuando era niña, ella, ahora es una anciana, no puede defenderse, no tiene fuerza para siquiera levantarse de su cama, ella se ha estado comunicando conmigo debido a las muertes de mis seres queridos, yo sé muchas cosas sobre ella, todos la veían como una mujer ejemplar, pero en realidad, ella me pegaba, gritaba y llegó a quemarme con sus cigarros, eso es algo que nadie supo, ni si quiera mis padres, estuve 5 años con ella, esos fueron los años que me hicieron darme cuenta y empezar a desconfiar de las personas.

* Horas más tarde *

- Hola hija, pasa, por favor - dijo Alejandra.

- Hola Al - dije de una manera seria.

- Debes de estar muy afectada por la muerte de tus padres, te ofreceré algo de tomar.

- Está bien -

Me trajo un vaso de té.
Esta vez, esta muerte no iba a ser sangrienta, Al ya tenía varios años, unos 60 ¿tal vez? Tenía que aprovechar eso, mientras ella fue al baño, yo saqué una jeringa que llevaba, le puse un veneno, cuando ella volvió, se sentó, me paré, fui detrás de ella y le invecté eso en uno de sus brazos, poco a poco se fue tranquilizando.

No tuvo tiempo para pedirme explicaciones, ni yo tiempo para dárselas, porque ella ya no estaba conmigo, había pasado a un mundo mejor.

Su cuerpo se hayaba en el comedor, lo hice ver como una muerte normal, los investigadores no se esforzarían por hacer purbas de sangre, ni nada por el estilo.

Ella había sido la última persona de la lista.

𝙻𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚊 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚖𝚊𝚝é: 𝚁𝚎𝚌𝚘𝚖𝚙𝚎𝚗𝚜𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora