"Siempre ha sido consciente que él no vive en cuento de hadas. Lo sabe bien, sin embargo, Akaashi cree con firmeza que si hay personas que viven en su propio cuento de hadas, y quizá eso le de un poco de envidia. Hasta que conoce a Bokuto Kotaro, qu...
Disclaimer: Haikyū!! (ハイキュー!!) Pertenece a Haruichi Furudate,y derechos reservados por el uso de sus personajes.
Cin, tqm, esto lo escribí especialmente para ti. Sally, eres lo máximo, gracias por animarme a hacerlo un shortfic y no dejarlo en one-shot. Karina, eres una tonta, amo el banner. <3
Gracias MardyBReed por leer mis mierdecillas y darles el visto bueno.
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Siempre ha sido consciente que él no vive en cuento de hadas. Lo sabe bien, sin embargo, Akaashi creé con firmeza que si hay personas que viven en su propio cuento de hadas, y quizá eso le dé un poco de envidia.
Vale, que le da un poco de vergüenza admitirlo, pero está seguro que cualquiera que se encuentre cerca de Sakusa y Hinata, entendería su punto. Lo ha pensado un montón y simplemente, por más vueltas que le dé, sigue llegando a la misma conclusión. Es que ellos son tan... ¿Perfectos? Cuando están juntos e incluso por separado, que no puede evitar pensarlo.
Sakusa Kiyoomi es taciturno, silencioso, juicioso, sagaz. Necesita tener un plan previo para hacer las cosas. En cambio, Hinata es elocuente, divertido, espontáneo, un poco atolondrado pero perspicaz. Es de ese tipo de persona que te hace querer comerte el mundo. Sus manos encajan tan bien, que parecen estar hechos a la medida.
Conoció a Sakusa en el primer día de universidad, ambos cursan la carrera de literatura. Akaashi se sentó a lado de Kiyoomi, en el rincón del salón. Parecía que a ninguno de los dos les apetecía compartir con los demás. Recuerda bien que lo primero que hizo fue limpiar su lado de la mesa con una toalla desinfectante antes de sentarse. Akaashi cree que esa fue el principal factor por el cuál él recibió la aprobación de su amigo. No le bastó mucho tiempo para conocer, comprender y enumerar las extravagancias de Sakusa.
Pero también lo miró destacarse, como poco a poco se iba posicionando como el más capaz de su generación, leyó sus escritos pulcros, y también admiró la manera sistemática que tiene de hacer las cosas. Compartieron las tardes de martirio después de un largo proyecto, las noches de café literario, incluso, Akaashi no fue ajeno al ajetreo que traía el vóley a la vida de Kiyoomi — cosa que también pasa con Hinata, parece que tiene algo particular con los jugadores de vóley—; aunque nunca se sintió particularmente interesado en seguir su carrera a viva piel.
En cambio, con Hinata era un tanto distinto. A él lo conocía de antes de la vida universitaria. Es un chico de su barrio que le despertó un instinto de sobreprotección. No le culpen, Akaashi lo conoció cuando el niño —ya no tan niño— tenía 13 años y Shoyo recién se mudaba a su vecindario y vagaba perdido en busca de un konbini. Caminaban todos los días hacia la secundaria y preparatoria, pese a que es un año menor.
Con Hinata, se permitía ser un poco más mundano. Disfrutar del buen dibujo de Tenma Udai o parlotear sobre el nuevo capítulo de One piece. También ver alguno que otro partido de la selección japonesa y stalkear a Takahashi Ran juntos. Lo vio crecer, derribar todos los muros que se ponían frente a él dadas sus limitaciones físicas, volverse en la persona que ahora es y está orgulloso de eso. No le sorprendió ni un poco, cuando la Universidad de Tokio, lo reclutó para fortalecer sus filas.