capitulo 4: Una cena muy familiar

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Capitulo 4

Una cena muy familiar

La joven pelinegra despertó envuelta en sábanas de seda, sonrió al percibir el dulce aroma de unos hot cakes con fresas pero se negaba a abrir los ojos, fue el aroma de aquella colonia que la embriagaba el que la convenció de abrir los ojos.

- buenos días, dormilona

- mmhhmm buenos días- respondió a un medio dormida la joven

- ¿se te quitó el dolor de cabeza?

- aun me siento algo mareada, creo que el mejor remedio sería no volver a lidiar con tu madre

- lo lamento, sé que puede ser algo molesta

- tu madre me odia

- no diría que te odia...solo...le cuesta comprenderte

- nadie me hace enojar tanto como ella

- por eso quise alegrar un poco tu día- sonrió él colocando sobre la muchacha pelinegra una mesita con hot cakes, un té de manzana con canela y algo de fruta.

- no quiero comer...

- tiene que comer, señora Shields...necesita fuerzas para lidiar con el dragón

- no la soporto, es malvada

- lo se...prometo que durará menos de lo que ambos esperamos

- bien...más te vale porque es tu madre y estoy pensando seriamente en divorciarme

- deberé convencerte entonces- sonrió el pelinegro- tengo que ser muy persuasivo...

- ¿en verdad? ¿qué tanto?

- lo suficiente....

La pequeña mesita desayunadora se vio relegada a un costado de la cama y en vez del desayuno continental Rei tuvo a su disposición la especialidad inglesa, su favorita.

- ¿acaso piensas convencerme con trucos baratos?

- pienso esforzarme...

aquella charla siguió con un beso suave sobre los labios, beso que se deslizó por el cuello, la clavícula, aquellas manos expertas acariciaron su silueta y subieron poco a poco el camisón de seda por la piel de marfil, las suaves caricias del médico estremecieron la piel debajo de ese tacto.

- va por muy buen camino, Doctor Shields...

- y apenas voy comenzando, señora Shields...

El hombre de ojos azules deslizó sus besos por el abdomen de la muchacha de ojos amatista, se deslizó hacia el sur, hacia el punto donde podía hacerla estremecer.

- Da....Darien...tu madre está en casa...

- mmhhmm ¿y qué?

- ahh...mmhhmmm... nos puede....escuchar...

- tendrás que ser silenciosa, querida...- pidió el médico mientras daba suaves golpecitos con la lengua en la zona más sensibles de su mujer

- mmhhmmm...me vengaré...

- la venganza es mala, señora Shields....- bromeó el joven inglés

Rei sonrió y consiguió abalanzarse hacia su esposo para colocarse sobre él, Darien respiró profundamente al sentir esos labios hechiceros devorar su boca, no pudo evitar acariciar aquella espalda suave que se arqueó ante las caricia demandante del hombre bajo su cuerpo.

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