Capítulo 2 "Descerebrados y alterados"

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El sol de la mañana era un poco difícil de ver y el chico bajo el árbol frunció el ceño mientras apartaba las ramas que chocaban contra su cabeza, tras empujarla varias veces y comprobar que seguían chocando contra su cabeza, simplemente estiró la mano y la arrancó.

Lu Man miró la extensa y limpia piel blanca, los labios ligeramente fruncidos del adolescente que tenía delante suyo, un rayo de sol le iluminó el rostro y el joven entrecerró ligeramente los ojos. Lu Man se apretaba la falda escolar un poco nerviosa, sonrió y se tocó el mechón en forma de coleta de conejo que tenía en la parte superior de la cabeza. "Antes dijiste que te gustaban las chicas con cola de caballo. Mira, ahora puedo atarme el cabello así".

Probablemente también se sentía un poco avergonzada por su coleta que aún no tenía ni un pulgar de largo, Lu Man dejó caer su mano y bajó la mirada, sin atreverse a mirarle.

Los pensamientos de Fu Zhian se habían dispersado hace mucho tiempo, ya había perdido la cuenta del número de veces que Lu Man le había confesado su amor. Había muchas chicas que le habían confesado su amor, las timidas que no podían afrontarlo y le escribían cartas de amor o pequeñas notas, y mientras él no respondiera, no habría persistencia. A las que se confesaban cara a cara, aceptaban el rechazo fácilmente si se le ocurría alguna buena razón.

Salvo esta persona.

Fu Zhian volvió a mirar a la chica que estaba frente a él con la cabeza baja. Cuando ella le confesó su amor por primera vez, Fu Zhian no la había tomado demasiado en serio, diciendo casualmente que quería centrarse en los estudios y que no quería salir con alguien. Pero después de eso, Lu Man apareció en todas las salas de estudio, sentándose en su campo de visión, mirándolo fijamente, poniéndole la piel de gallina.

Después, Lu Man volvió a confesarse, y no quiso perder más tiempo, diciéndole a Lu Man que no era su tipo. Después de eso, Lu Man se mostraba con lágrimas todos los días. En clase, se miraba con cara triste mientras sostenía un pañuelo de papel para limpiarse las lágrimas. Incluso el profesor de la clase se dio cuenta de que algo iba mal y se acercó a ella después de la clase para platicar, con una mirada de sospecha.

La última vez, mirando el corto cabello de Lu Man, Fu Zhian le dijo seriamente: Me gustan las chicas que llevan coleta. Pensó que con lo largo de su cabello, tardaría unos meses en crecer para una, pero quién iba a decir que antes de que pasara un mes, vendría a buscarle con el cabello recogido en una coleta.

Un rastro de respeto surgió en el corazón de Fu Zhian. Incluso Sun Wukong(1], que surgió al romperse una piedra, quiso una vez renunciar su viaje en el Occidente, pero el espíritu de Lu Man de no rendirse y no abandonar es realmente raro de ver en esta época.

"Técnicamente hablando, no se puede considerar una cola de caballo lo que tienes ahí". Fu Zhian habló con indiferencia.

Lu Man levantó lentamente la cabeza y le sonrió: "Algún día se volverá una cola de caballo".

Las comisuras de los labios de Fu Zhian se crisparon, y pateó la gravilla del suelo irritado. No pudo refutar las palabras de Lu Man, así que Fu Zhian levantó la cabeza acompañado de un suspiro, cuando de repente vislumbró una "persona desconocida" bajo un árbol no muy lejano.

"Lo siento." Los ojos originalmente limpíos de Fu Zhian se iluminaron de repente, y miró a Lu Man con cierta disculpa, haciendo una ligera pausa antes de decir: "No estaba diciendo la verdad antes".

"En realidad, ya hay alguien que me gusta".

Lu Man se quedó aturdida, su sonrisa se congeló en su cara. Ella y Fu Zhian habían estado en la misma clase durante casi un año, y aunque no compartían muchas palabras, lo conocía muy bien. A Fu Zhian sólo le gustaba estudiar, y nunca se desconcentraba al tomar apuntes en clase todos los días, y siempre terminaba las tareas, por muchas que fueran. La razón por la que tuvo el valor de confesar su amor a Fu Zhian era simple: su amiga le había dicho "Él ha rechazado hasta a la belleza de la escuela, así que no te sentirás humillada aunque te rechace".

La Dulzura Nunca Llega Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora