Capitulo 2. Aterrizaje forzoso

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Mientras nos acercábamos al planeta pudimos notar algunos detalles extra gracias a los sensores de la nave que aún funcionaban, aparentemente estábamos en un sistema solar compuesto por ocho planetas, cuatro planetas rocosos y cuatro gigantes gaseosos.

Mara: Keil, ¿Que son esas cosas?.

Preguntó mara algo confundida y algo inquieta, esto debido a que cuando estábamos a una distancia relativamente cercana al planeta empezamos a ver múltiples objetos de formas desconocidas, los escáneres solo confirmaron nuestras sospechas cuando detectaron una multitud de objetos artificiales de pequeño tamaño orbitando al planeta, alrededor de unos 4000 o 5000 objetos.

Keil: No lo sé, pero no pienso arriesgarme a descubrirlo.

Después de esa afirmación Keil empezó a maniobrar con dificultad, esto debido a que los estabilizadores de maniobra estaban bastante dañados, a través de los espacios que había entre los objetos, temiendo que fueran minas orbitales puestas por la especie que controlaba el sistema (aunque estos en realidad eran los satélites de la tierra).

Al traspasar lo que Keil suponía que era un campo minado, se dio cuenta de algo que no había notado hasta que ya era demasiado tarde, los motores repulsores de la nave no estaban en línea.

Mara: ¡¡¡Keil Activa Los Repulsores!!!

Gritó Mara con pánico al darse cuenta de que estaban cayendo en picada en dirección al planeta, afortunadamente los escudos protegían a la nave de la mayor parte del daño causado por las altas temperaturas de la reentrada a la atmósfera de un planeta.

Keil: ¡¡¡ESO INTENTO PERO LOS SISTEMAS NO RESPONDEN!!!

Gritó también desesperado ante la situación tan precaria en la que se encontraban, la nave que en estos momentos no era tan diferente a un ladrillo de más o menos 100 toneladas cayendo en picada, se estaba acercando a lo que parecía ser una franja de tierra árida y desierta, intentando encender los repulsores de la nave.

Mientras tanto en la superficie del planeta.

17 de noviembre del 2017. Cercanías de San Francisquito. Baja California.

Una pareja se encontraba recostada en la parte trasera de una camioneta Silverado modelo 2014, la pareja de una edad aproximada de entre 20 y 25 años se encontraba admirando la multitud de estrellas en el cielo nocturno, que si bien no era el lugar con menor contaminación lumínica del mundo era lo suficientemente pasable como para quedarse admirando un rato.

Hombre: Y dime querida, ¿Qué te ha parecido el viaje hasta ahora?

Preguntó el hombre a la mujer a su lado, la cual con una cara bastante alegre le dijo. 

Mujer: Me ha parecido increíble, este viaje de recién casados ha sido de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. 

Mientras la mujer decía esto, se movió para abrazar con fuerza al hombre a su lado como una muestra de cariño. Y mientras la mujer hacía eso el hombre pudo notar algo en el cielo, era una estrella fugaz de un bonito color azul celestial, ante la vista el hombre movió a la mujer y señaló al cielo para que vea. 

Hombre: Oye cariño mira, una estrella fugaz, pide un deseo.

Ante lo dicho por el hombre la mujer también vio la estrella fugaz y sin saber lo que desear, dijo lo primero que se le vino a la mente.

Mujer: Eh,... Bueno,... Desearía saber si hay más vida en el universo.

El hombre a su lado, dio unas leves risas ahogadas, ante el deseo de su esposa, pero sin que ninguno de ellos lo supiera ese deseo se cumpliría más rápido de lo que pensaban.


De vuelta en el Defensor Coreliano.

Keil: ¡¡¡EN NOMBRE DE LOS SIETE INFIERNOS CORELIANOS, ENCIÉNDETE MALDITA CHATARRA, QUE NO QUIERO MORIR AQUÍ!!!

Keil estaba desesperado, sentía que llevaba horas tratando de volver a poner en línea los motores repulsores, a pesar de que solo habían pasado poco mas de minuto y medio, eso sin contar que la nave prácticamente se le estaba cayendo a pedazos, los escudos empezaban a fallar, parte del casco se empezaba achicharrar y algunos de los sistemas no respondían. Estaban a menos de 1 kilómetro de la superficie, cuando Keil y Mara ya daban por sentado que morirían aquí, como si fuera la voluntad de la fuerza, los motores repulsores volvieron a ponerse en línea. 

Esto fue notado por Keil qué sin perder tiempo desplegó el tren de aterrizaje y elevó la nariz de la nave lo más que pudo, quedando solo a unos pocos cientos de metros del suelo, prácticamente salvando sus vidas por poco, keil quien sabía que los motores repulsores podrían volver apagarse en cualquier momento empezó a descender la nave rápidamente hasta la superficie del planeta, y cuando ya estuvieron lo suficientemente cerca aún nos escasos 2 o 3 metros del suelo, los motores repulsores volvieron a salirse de línea, cayendo con un fuerte cayendo con bastante fuerza y sacudiéndose con el impacto.

Mara: Ok, a menos de que sea como pasajera en una nave comercial, no pienso volver a entrar a una nave en mi vida.

Dijo Mara aun agitada y aterrorizada por la casi muerte que habían tenido debido a los motores repulsores, habría jurado que incluso dio su vida pasar frente a sus ojos. Por otro lado keil no estaba mejor, su cara estaba ennegrecida por los múltiples cables y fusiles que se quemaban e incluso sacaban humo de los paneles de control de la nave, su respiración era bastante agitada y se sostenía al timón de la nave como si su vida dependiera de ello.

Keil: Créeme si mi trabajo no dependiera de ello haría lo mismo que tú

Dijo Keil, el cual realizó los procedimientos necesarios para apagar la nave, le cortaría la energía a los sistemas y abriría las compuertas de desembarco. Keil salió de la nave seguido por Mara, afuera de la nave era de noche hacía bastante frío, el único calor que había en esos momentos provenía de parte del casco de la nave todavía al rojo vivo, parecía ser una zona desértica, seca, con poca o ninguna población a sus alrededores.

Keil dio un fuerte suspiro y dijo

Keil: Hay que volver adentro de la nave, no podemos hacer mucho en estos momentos, sin mencionar que no conocemos nada de este planeta.

Dijo Keil, prefiriendo mejor volver a la seguridad del interior de la nave antes de que alguna bestia salvaje nativa de este planeta los ataque. Mara por otro lado se quedó admirando las estrellas que había en el cielo, había visto las estrellas multitud de veces en diferentes planetas, pero hacerlo en este se sentía diferente, se sentía de alguna manera, único, por un momento se quedó encerrada en sus pensamientos hasta que procesó lo que dijo Keil, volviendo tras de él en dirección al interior de la nave.

En el interior Keil estaba buscando los repuestos para los sistemas dañados de la nave, era un modelo bastante viejo por lo que sí o sí debían de tener repuestos por si algo se llegaba a romper en algún trayecto, ya con algunos de los repuestos en sus brazos sintió que alguien lo tomaba del hombro volteandose para ver quién era, Mara estaba ahí, era la única persona que podía estar ahí, no sabía ni siquiera por qué se sorprendía iba a decir algo pero, Mara se le adelantó.

Mara: Sugiero empezar por las comunicaciones y el acceso a la holonet

Lo dicho por Mara le pareció sensato a Keil, así que siguió la sugerencia de su compañera, empezando a reparar como podía algunos de los sistemas de la nave.



Palabras. 1297

Fecha. 02/08/2024

Hola chicos sé que ha pasado tiempo desde que actualicé alguna de mis historias sinceramente dudaba en volver a obtener la inspiración que tenía en el pasado, pero hoy para ser honestos me desperté con ganas de volver a subir algo aquí, así que aquí estamos.

Les deseo unas felices vacaciones y aunque no prometo nada tal vez suba un capítulo más de esta historia más tarde, nos vemos y bye.

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