¿Amistad o infidelidad?

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Al par de horas siento que el alcohol está haciendo efecto, y rápido. Debo parar de beber y al menos tomarme dos vasos de agua. Necesito despejarme para pensar en qué es lo que voy hacer cuando el juego empiece.

―Tuve que terminarle porque ella juraba que siempre que me juntaba con ustedes era para serle infiel ―escucho que dice Jota. Me rio.

―Sí hombre, se parece a una que conozco ―comento.

Rafa me observa, entendiendo que me refiero a mi ex, luego me da una mirada de advertencia porque no quiere que hable de ella.

―Pero eso ahora no importa, porque tú sabes de qué va esta reunión, ¿verdad, Johan? ―repone Karla. 

―Eh... creo que... sí ―toso, y veo de reojo a Rebeca, porque la tengo al lado.

―Mira, básicamente tratamos de reunirnos una o dos veces al mes para distraernos con unas bebidas y con cualquier cosa que quieran proponer ―suelta Mariale sonriendo con coquetería y echa su cabello hacia atrás, el único problema es que ese movimiento de brazos muestra más de ella, la cara que pone Rafa me hace reír.

―Exacto, esa es la excusa para poder vernos ―dice Rebeca guiñándole un ojo. 

La miro, es increíble el parecido que tiene con Megan Fox pero ella es más joven y tiene los ojos marrones. Decido apartar la vista o terminaré enamorándome.

―Me parece una buenísima idea para que puedan mantener su amistad ―intervengo entrelazando mis dedos.

―Exacto, por eso mismo lo hacemos ―me dice Jota y luego se inclina hacia a un lado para besar a Karla en la mejilla. 

―Bueno, ¿cuánto tiempo tenemos haciendo esto? ―pregunta Rebeca.

―Yo creo que como un año ―responde Karla cruzándose de brazos.

―Guau, eso es bastante ―digo alzando las cejas.

―Créeme que sí ―dice Jota, para luego tomar un poco de su bebida.

―Debe ser por eso que a veces terminamos jugando cosas bien raras ―habla Rafael sonriente.

Rebeca suelta una carcajada echando su cabeza hacia atrás, los demás ríen cómplices.

Los miro incrédulo. Son de mi edad y son un grupo de amigos que pasan un buen rato los viernes por la noche y beben con algún atípico gusto de perversión. Cierro los ojos por unos segundos y apoyo los codos en la mesa, negando. ¿En qué me estoy metiendo?

Sin verguenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora