El nuevo Adán

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Mi corazón late fuerte. La cabeza me pesa y muevo el cuello de lado a lado mientras oigo a Jota gritar:

―¡Esto se va a descontrolar!

Me restriego la cara con las manos, me miro en el espejo y pienso: ¿de verdad lo vas hacer?

Acallo mi mente mientras el agua del lavamanos cae. Cierro el chorro y me siento en la tapa del inodoro.

―Pues nada, tú nunca has hecho esto pero siempre hay una primera vez ―me digo a mi mismo mientras me saco los zapatos y las medias―, terminaste con tu novia y por poco te vuelves loco, malgastaste tres años de tu vida con esa perra, Johan. ―Desabrocho todos los botones de mi camisa y dejo mi jean en el colgador―. Yo digo que no lo pienses más y lo hagas.

Y me quedo desnudo de una vez por todas.

―Bueno... aquí voy ―murmuro.

Después de todo Rafael no es tan mal amigo, me trajo a una reunión extraña pero con gente buena onda.

Suspiro antes de llegar a la sala, acomodo mi pene y me muestro como Dios me trajo al mundo...   

Sin verguenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora