Mamá y papá.
Mamá y papá pelearon por quién, por cuánto, por dónde.
Mamá y papá, mamá a la izquierda de la mesa y papá a la derecha, gritándose el uno al otro los errores de la casa.
Ignoran al yo, a él, ignoran a los demás y a ellos mismos. La resolución nunca se hace presente y el llanto es rutina.
Mamá es mis ganas de autodestruirme, y papá es el llanto de mi yo de niño preguntando porqué lo hago. ¿Por qué? ¿Desde cuándo se hizo costumbre el sanar heridas abriendo otras?
¿Desde cuándo el dolor cura el dolor? ¿Cuándo fue que empezamos a llorar por no poder parar de llorar?
Yo, sentado en el borde de la mesa, mirando un plato que ya ni siquiera me apetece. Un plato que parece representar la vida misma.
Porque tengo que comerlo, y yo lo sé, pero no tengo hambre. Aún cuando estoy llorando y sangrando por conseguir al menos un poco de comida, no tengo hambre.
Contradictorio. Contradictorio es la voz que me grita que lo haga y la que me solloza porque pare.
Entre el yo y el mí mismo, una batalla constante sobre lo que es bueno y lo que me hace bien, siendo dos cosas que suenan iguales pero son completamente opuestas.
Es el yo versus mí mismo, mi reflejo contra mí, mis pensamientos contra mi corazón. Porque al final, los gritos más fuertes y las peores peleas son contra mí mismo.
La pelea contra mí mismo sobre por dónde estoy yendo, por cuánto tiempo va a durar, y por quién sigo caminando. La única pelea que no se escucha ni se ve, pero yo la siento y me está matando.
Al recostarme esta noche, pensaré y pensaré hasta dormirme. Pensaré en el final, en el comienzo, pero no en el presente.
Pensaré más en el futuro que en el ahora, porque el ahora me ahorca, y todos me dicen que debo olvidar el pasado. Pensaré en mañana, pero cuando sea mañana pensaré en pasado mañana, porque esa es la única forma que conozco para poder convencerme a mí mismo que todavía hay un futuro.
Que todavía el hoy no se acaba, que aún sigo siendi yo.
A pesar de todo, sigo siendo yo.
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El llanto del aventurero.
Poesíaun intento de desahogo porque ya me callé por mucho tiempo.