2. Sucios secretos

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Los rayos de Sol golpeaban suavemente el rostro del joven pelinegro quien poco a poco fue despertando, realmente había dormido bastante bien, estaba lleno de energías para así comenzar un nuevo día.

Estaba ansioso por ver a Luzu, quien a veces lo esperaba fuera de su casa a qué despertara, animado, salió apresurado de su casa mirando los alrededores, llevándose con la sorpresa de que el castaño no estaba.

–Mm, tal vez sólo esté ocupado haciendo algo para su casa– Susurró para si mismo, comenzando a caminar sosteniendo la mochila que tenía en su espalda, estaba planeando conseguir nuevos materiales para su casa.

Iba por su camino hasta que en cierto punto llegó a ver a alguien a la lejanía, comenzando a acercarse más y más se dió cuenta de que se trataba de Rubius, quien al notar la presencia de Quackity lo saludó alegremente.

–¡Hombre, Quackity! ¿Qué haces tan temprano por aquí?– Cuestionó mientras el pelinegro se acercaba animado –¡Hola Rubius! Sólo quería conseguir materiales para mí casa– Confesó.

–Entiendo, bueno si quieres te puedo hacer compañía para que no estés tan solo– Al recibir una respuesta afirmativa, el muchacho de blancos cabellos lo acompañó por el lugar mientras charlaban de cualquier tema.

Mientras el joven de pelo negro estaba guardando en aquella mochila sus materiales, Rubius sólo lo miraba mientras al mismo tiempo lo oía hablar sobre como construiría nuevas cosas en su casa.

Quackity se sentía feliz de estar siendo escuchado, normalmente Luzu sólo le decía respuestas secas, no le molestaba, pero sentía que no era de su interés el tema que hablaba, pero Rubius lo oía atentamente.

« –¡Y también pienso poner una terraza! Además que- –

–Quacks– Interrumpió el castaño que miraba de reojo a su contrario

–¿Si? ¿Qué sucede Lusu?– Cuestionó alegre

–Guarda silencio, ¿Si?– Pidió mientras acariciaba su mejilla, el pelinegro asintió desanimado. »

El ser oído era confortable para él, así que siguió hablando de sus planes para su casa, la plática se extendió tanto que el tiempo pasó volando.

(...)

Ya era mediodía y ambos muchachos se estaban despidiendo, separando sus caminos luego de pasar unas horas juntos recogiendo materiales.

Luego de minutos caminando, Quackity miró a lo lejos a aquél muchacho castaño, tratando de llamar su atención alzó los brazos sacudiendo estos

–¡Eh lusuuuuu!– Sentenció el sonriente joven, el castaño le hizo señas de ser discreto a lo que Quackity bajó los brazos y, al estar cerca de Luzu lo miró apenado.

–Disculpa, olvidé que teníamos que mantener en secreto esto– Confesó –Tranquilo Quacks, la verdad te extrañaba mucho – Exclamó Luzu quién miró sus alrededores.

Al ver que no había nadie, posicionó sus labios sobre los del contrario el cual correspondió alegremente, es así como Luzu rápidamente tomó la mano de Quackity y se dirigieron a su casa.

No estaban muy lejos así que les tomó pocas horas llegar a casa de Luzu, al llegar ambos jóvenes entraron para así comenzar un inocente y amoroso beso, uno lleno de felicidad.

Lo amaba, amaba al castaño tanto que no podía dejar de pensar en él, quería algún día poder caminar al altar de su boda, a veces hablaban del tema y parecía inclusive ir a ese rumbo.

« Cuando hagamos pública la relación, prometo que nos casaremos en el atardecer en la playa » Esas fueron las dulces palabras de Luzu, Quackity estaba ansioso por llegar a ese día.

Trust me || Luckity || Karmaland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora