DESIRE [Grindeldore]

parte única

• nota: debido a que actualmente tenemos dos rostros diferentes para Grindelwald adulto, cada uno de ustedes tiene la libertad de imaginarlo cómo se les apetezca.
También quiero hacer saber que admiro y respeto el trabajo de ambos actores, pero aquí he decidido mantener el rostro de Johnny porque siempre me he sentido más cómoda con él.

¡Solo disfruten!

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Noviembre, 1927

Nunca fue un problema para mí esconderme. Desde pequeño aprendí a hacerlo, ya que mi padre acostumbraba golpearme cada vez que yo desobedecía sus reglas, pero en numerables ocasiones lograba escapar de él.
Con el tiempo, mi habilidad para pasar por desapercibido mejoró notoriamente, lo que ha resultado de ayuda desde que escapé de aquella horrible prisión, en la que me mantuvieron encerrado seis malditos meses.

El Ministerio me ha tenido en constante vigilancia. Cada vez aparecen más carteles con mis fotografías en todas partes, ofreciendo recompensa a quién me detenga; cómo si eso fuera a ser posible. De cualquier manera, sé que ahora muchos más hombres ansían cortar mi cabeza como símbolo de trofeo.

Conscientes de que fácilmente puedo burlar a cada auror que intenta llevarme de nuevo a prisión, han ido a reclutar a Albus Dumbledore, quién creen es la única esperanza para poner fin a mis planes.
De alguna forma, sabía que ese momento llegaría, aunque hasta ahora, él ni siquiera ha tenido las agallas para venir a hacerme frente. ¿Por qué el aclamado Dumbledore saldría de su escuela, cuando el mundo está por disolverse? Sin embargo, desde el año pasado tiene a su propia sanguijuela tras de mí.

Cuando menos lo pienso, llevo la mano derecha a mi pecho, justo donde conservo un pendiente plateado en forma de una figura particular. Puedo sentir en mi piel el frío del material con el que ha sido construido, pero al mismo tiempo una sensación de satisfacción recorre mi cuerpo. En mi memoria continúa siendo presente el día en que tal objeto comenzó a tener un significado importante. Pero así como buenos recuerdos, también trae consigo muchos más amargos.