Capítulo 1

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La habitación de Taryn era un caos. Estábamos preparándonos para el baile anual de máscaras que se celebra en cada solsticio de primavera, cuando comienzan a subir las temperaturas. El propósito de este baile es que nadie pueda reconocerte, lo que le permitía a los habitantes de Faerie hacer muchas cosas prohibidas...y salir de ello sin castigo. Para mi hermana y yo, era exactamente igual que cualquier otro baile. Nuestras orejas, principalmente, siempre nos delataban. Así usáramos el mejor antifaz que cubriera absolutamente todo nuestro rostro, terminábamos atrapadas.

La última vez el príncipe Cardan y sus amigos me habían humillado desde que entré al salón. Comentando con su sonrisa engreída cómo la redondez de mi oreja siempre traicionaría mi disfraz y mostraría mi estirpe mundana.

Esta vez, Oriana había pedido a un ogro fabricante de muebles de madera que hiciera unas pequeñas prótesis para la punta de nuestros oídos, a cambio de una bolsa de las fresas más dulces en el reino, que solo ella sabía dónde conseguir. Yo me había negado, no deseaba asistir, pero cuando Taryn los probó hace unos minutos y los cubrió con dos conos de plata con pequeños círculos tallados en él -como los que usaban las hadas para decorar sus puntiagudas hélices-, me había quedado fascinada con lo fácil que podría pasar inadvertida. Así que me uní a ella en la preparación. Ahora mi gemela estaba deseosa de una noche donde sería tratada igual al resto de faes, corriendo de aquí para allá con telas y vestidos sin saber qué usar. Vivi la miraba apoyada en la puerta con una expresión divertida en su cara, creo que sé lo que está pensando, pero entiendo más a Taryn esta vez porque, a diferencia de Vivianne, yo también sé lo que es ser tratada diferente durante toda tu vida.

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Nos habíamos cambiado a mi habitación para afinar detalles de vestuario con Taryn, cuando Vivi entró. Nos miraba en silencio desde la entrada y presentí que algo pasaba.

–¿Qué es? –dije.

–¿Cómo? –Pareció salir de sus pensamientos por un segundo–. Ah, no es nada. Es solo que se ven bastante bien. Incluso puede que las besen ­–dijo esto último con picardía.

–¿Qué sabes tú de besos? –Taryn le respondió con rapidez sin dejar de mirarse en el espejo.

–Oh, seguro que más que ustedes dos.

–¿Qué quieres decir con eso, Vivi? –Me comió la curiosidad en cuanto las palabras salieron de su boca.

–Bueno...yo ya he besado. He besado a alguien. –Baja la voz a medida que habla, esperando que no la escuchen Oriana ni Madoc.

–¿Vas en serio? ¿Con quién te has besado? –La verdad no sé por qué me sorprendía tanto. No había problemas con que Vivi besara a cualquiera mientras fuera su decisión. Además, ella era más aceptada que Taryn y yo en Elfhame, cualquiera podría querer besarla. Mi gemela permanecía en silencio.

–Claro que va en serio. Soy mayor que ustedes, sería una pena que todavía no tuviera mi primer beso. Sería aún más triste que mis hermanitas ya se dieran de besos y yo no ­–Se acerca hasta mi cama y se estira en ella. Ha evitado por completo mi segunda pregunta.

­–Yo nunca he dado un beso –digo seriamente. Miro a Taryn que sigue sin decir ni pío.

–Pues, yo si he recibido un beso ­–lo suelta con una sonrisita, como feliz y avergonzada al mismo tiempo.

–¿De quién? ­–le digo y las palabras salen más alto de lo que esperaba.

–Ah, no. Si Vivi no va a contarlo, entonces no tengo por qué contarlo yo.

La Fiesta de las MáscarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora