Etéreo. | Kazufuyu

08. El paso al mundo fantasioso y sobrenatural

Kazutora despertó a la mañana siguiente en la cama de Chifuyu con un montón de dudas. Después de su explosión la noche anterior, Chifuyu le preguntó si quería regresar a su casa lo llevaría o que si se quería quedar con él estaría a salvo y podrían hablar de todo este asunto con más calma, obviamente Kazutora no quería ir a su casa y ver a su hermano que estaba metido en todo esto y le mintió. Todos sabían, o al menos la gente cercana a él, Mitsuya estaba incluido, pero solo sabía acerca de Draken, quien aparentemente cometió un error de cálculo y tuvo que decirle, pero al menos Mitsuya no sabía nada acerca de él, así que no se encontraba molesto con él, con los demás si.

Chifuyu había sido amable, no le preguntó si estaba bien, no lo presionó para que le dijera como se sentía, aunque por su momento caótico, ya sabía mucho de eso, aun así lo dejó ser, le prestó ropa para dormir y no lo tocó aunque Kazutora lo deseaba a muerte, siempre que estaba mal recurría a sexo para evadir sus emociones, pero Chifuyu ni lo intentó porque eso no era lo que necesitaba, probablemente el primer chico en su vida que no le daba lo que quería, o que no solo lo buscaba para una cosa. Muchos problemas internos que no quería tocar para no agobiar a Chifuyu, pero una parte de él sentía que eso no lo agobiaría, tampoco lo haría escapar.

Volviendo a que se despertó en la cama de Chifuyu, estaba solo. No sabia cómo funcionaba esto de los vampiros, si dormían o no, si comían o solo bebían sangre humana. La mañana se escuchaba con mucho movimiento, seguramente el fue el ultimo que se levantó, lo comprobó cuando bajó por las escaleras y se acercó al comedor donde estaban todos, incluso Mitsuya, a lo que sabía Draken a pesar de decirle su secreto no quería que se involucrara pero sintió que Kazutora lo necesitaría y Chifuyu también así que lo trajeron.

Kazutora decidió tomar asiento de manera sigilosa al lado de Mitsuya dando un ligero buenos días a todos. Observó desde su asiento una dinámica muy mundana, Takemicchi estaba terminando de hacer el almuerzo junto a Ran, quien ya se encontraba mucho mejor. Hakkai robaba wafles del plato donde los colocaba Takemicchi, Draken le dio un golpe en la cabeza por no poder esperar. Rindou estaba sentado haciendo un crucigrama del periódico local preguntándole a su mejor amigo–hermano, compañero de toda la vida: Mitsuya, algunas de las preguntas. Sanzu estaba también sentado viendo y escuchando con atención a Kokonoi sobre cómo podrían apoderarse del hospital y ganar mucho dinero ya que él tuvo que dejar el proyecto del club, no se veía fatigado, se veía muy atento a lo que decía. Solo faltaba a Chifuyu, estar sin su presencia era algo vacío.

—No te preocupes, Chifuyu solo fue a comprar jugo de manzana, dijo que era tu favorito. —como si le hubiera leído la mente le dijo Takemicchi dejando un plato y vaso frente de él. Le sonrió, realmente era muy amable este chico.

Al momento llegó Chifuyu, nunca había visto a ese hombre en ropa cero casual hasta el día de anoche, con shorts largos como los de basquetbol color blancos, una playera de tirantes negra y una chamarra negra también, seguro que hacía fresco afuera. Sonrió inconscientemente y eso no escapó de Chifuyu quien le sonrió de vuelta y dejó el juego en la mesa sentándose al lado de él.

—¿Dormiste bien? —fue lo primero que le preguntó, ignorando que Sanzu le recriminaba que se le había olvidado el jugo de piña que le pidió.

—Si, tu cama es muy cómoda al igual que tus almohadas. ¿Tú dormiste?

—Tienes mucho estereotipo de los míos jaja, si dormimos, Tora, de hecho creo que hasta lo hacemos más —respondió suave con una pequeña carcajada, pues se le hacía muy inocente esa pregunta.

—Bueno sabes que soy un alto curioso, así que déjame preguntarte hasta lo más mínimo sin reírte de mi —respondió con una pequeña sonrisa.

—Puedes preguntarnos a todos lo que tengas dudas, no mordemos a menos que así lo quieras —dijo Rindou con sarcasmo, Chifuyu lo fulminó con la mirada— Vale dios, ya nadie puede hacer chistes porque lo quieres matar con la mirada.