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El sexo podía ser simplemente increíble. Pero había algo que no encajaba en la cabeza de Kyungsoo.

El cómo Jongin lo poseía de esa manera sin sentir nada.

Kyungsoo se había enamorado a primera vista del moreno, lo había perseguido por todos lados hasta que este se fijara en él por primera vez. Hasta que llegó el día en el que Jongin lo vio con una gran marca morada en su cuello. Había sido producto del cinturón de seguridad del auto en el que sufrió un accidente. Por suerte lo único que le dejó había sido ese extenso camino violáceo en su cuello.

Jongin se le acercó en la universidad curioso a preguntarle qué le había sucedido. Kyungsoo se lo comentó hecho una bola de nervios, pero estaba completamente enamorado de Jongin como para centrarse en ello.

Sin embargo no sabía que en realidad al moreno lo volvía loco ese color sobre su piel, la forma en la que contrataba con su pálida piel. Y no es que tuviese instintos violentos, simplemente sabía cómo encontrarle el placer a ser marcado así. Kyungsoo lo comprendió tarde.

Mantenían un acuerdo de solo sexo en el departamento de Kyungsoo y ambos habían aceptado sin problemas a ello.

Pero Kyungsoo después de casi cuatro meses de tener esa relación con Jongin, seguía enamorado de su persona irrevocablemente. Porque el moreno fuera del sexo era la persona más atenta, dulce y gracioso que había visto. Y no era una máscara, simplemente tenía gustos particulares en la cama.
Sin embargo, Jongin le recordaba siempre que lo suyo era solo un buen sexo y solo eran amantes.

Pero estaba cansado de ser simplemente un buen polvo para él. Quería todo de Jongin.

Así que decidió planteárselo la próxima vez que se vieran. Aunque esta vez fue él quien decidió llamarlo, por lo que Jongin se había sorprendido ante su pedido. Por lo general el moreno requería los encuentros.

—Hoy traje algo para ti —sonrió con su esplendorosa sonrisa en cuanto cruzó la puerta del departamento de Kyungsoo.

El más bajo lo miró algo nervioso porque quería contarle todo antes de que terminaran hechos un desastre entre las sábanas.

—Jongin... —comenzó levantando poco a poco la mirada, pero de repente esta se tornó en negro y sintió cómo era elevado del suelo en fuertes brazos que lo envolvían—. ¡Espera! Quiero hablarte de algo, Innie.

—Grítamelo en la cama, dulzura.

Kyungsoo estaba consciente de que tenía los ojos vendados y Jongin lo había lanzado a su suave colchón, mientras con cierta desesperación sus prendas se iban despegando de su delgado cuerpo.

—Me sorprendió que me llamaras —Kyungsoo sintió la sonrisa del moreno hacerle cosquillas en el cuello, por lo que se vio estremecido ante el tacto—, pero está bien, también quería verte, corazón.

Kyungsoo se derretía por completo ante los sobrenombres que su amante empleaba para con él. Lo llevaban al cielo por un segundo y luego lo estampaban contra el suelo en el siguiente.

Su cuerpo era estirado por la extensión de su cama, pero de repente cayó en la conclusión de que Jongin estaba atandalo a los bordes de la cama y él ya era muy consciente de que en ese estado a penas y sí podía respirar bien, porque perdía completamente el sentido de las cosas.

—Espera, Jong... ¡Ah!

Un fuerte pellizco había torturado uno de sus pezones y pudo percatarse de que oía algo vibrar, por lo que por simple instinto intentó cerrar las piernas, pero Jongin posó su rodilla en su entrepierna y se lo impidió.

—Probablemente hoy te duela un poco —rio Jongin mientras se acercaba hasta sus labios para dejar leves y rápidos besos que lo hacían desear más aunque se estuviese negando—. Pero será rápido.

Dedos Húmedos / KaiSoo TwoShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora