el final

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Nota: Les advierto, estoy oxidada.

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—Antes dijiste que tu cuerpo podía regenerarse siempre y cuando tuvieras alguna célula viva ¿Verdad? Entonces ¿Qué tal si me deshago de todas tus células vivas, Zim?

Horror. Una expresión hace tanto tiempo perdido en el rostro de quien lleva incontables días experimentando los peores sufrimientos. Tiembla y sabe que no se debe al frío al que no acaba por acostumbrarse, tiembla de miedo.

—¿Qué quieres decir? —tiene el valor de preguntar el asustado irken.

El humano alza las cejas, volviendo aquella imborrable sonrisa de su rostro un gesto aún más tétrico. Lentamente se levanta, apoyando las manos sobre las rodillas como si su propio impulso le pesara.

—¿D-Dib? —inseguridad, miedo.

Pero el nombre no respondió, no con palabras, algo a lo que Zim creía acostumbrado. Aparente error pues el silencio le inquieta. Tantas han sido las torturas que ha soportado, tan inmenso el dolor, tan traumático el abuso, ha perdido toda la esperanza de ser algún día libre, y aún así vuelve a encontrarse a sí mismo ansioso por saber que es lo que el humano ha planeado hacer ese dia.

Ve al azabache marcharse por eternos segundos, dejando a Zim acompañado únicamente por el sonido de su respiración agitada que se detiene por un momento al oír el ruido de esas duras suelas contra el asfalto del sótano regresar luego de unos segundos. Y lo ve, al humano arrastrando consigo lo que Zim solo puede identificar como un barril.

—¿Cómo conseguiste eso?

Zim pregunta por primera vez, aún cuando Dib ha bajado al sótano todo tipo de artefactos inusuales con los que ha lastimado su cuerpo. Realmente no pregunta por interés, no podría importarle menos de donde ha obtenido tal cosa. Quizá solo intenta ganar tiempo ¿Para qué? No es como si tuviera oportunidad de escapar.

—¿No prefiere antes saber lo que es?

Dib inclina ligeramente su cabeza hacia un lado, cubriendo parte de su rostro con ese cabello enmarañado.

No, Zim no quiere, pero Dib le responde de todos modos.

—Ácido.

No necesita mayor explicación. Esa única palabra fue lo único que necesitó para terminar de caer al ultimo nivel de ese abismo mental en el que ha estado cautivo. Todo su cuerpo se enfría.

—Será nuestro último juego, Zim ¿Hay algo que quieras decir antes?

¿What? ¿Qué puede decir? ¡No es capaz de pensar en nada! Sus ojos se pasan desesperadamente por todo el cuarto, buscando en alguna parte su salvación o algo que le ayude a pensar en que decir. Se muerde los labios, se le agota el tiempo.

—Ohhh, que aburrida espera, tic tac, Zim, tic tac.

Le ve tomar algo similar a un balde que acerca al barril, Zim siente pánico.

—Hu-Humano, espera, ¡N-no tiene que ser así!

Sus palabras consiguen detener los movimientos de Membrana que vuelve a dirigirle la mirada, a la espera de lo que sigue. Zim traga saliva.

—No debería ser así, p-porque tú no eres así ¡Z-Zim lo sabe! … Porque todo esto fue mi culpa.

Dib arquea una ceja.

—PAK imposible de rastrear. Ubicación del sujeto desconocido.

La computadora muestra una gran pantalla roja con la palabra "error" en Irken parpadeando.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2022 ⏰

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zim y el masoquismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora