cuatro.

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Advertencias: Omegaverse, algo de drama y angst, pero también fluff por algunas partes.

Advertencias: Omegaverse, algo de drama y angst, pero también fluff por algunas partes

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No le dijo del bebé porque no sabía cómo iba a tomárselo. Porque no sabía si eso lo haría feliz. Porque Minho ya no parecía interesado en él.

La tensión seguía presente en ellos: apenas se hablaban y dirigían la mirada, no se tocaban ni salían a comer juntos. Felix dejó de visitarlo en el trabajo y se la pasaba encerrado en casa, sin querer salir con nadie. Además, con la noticia del bebé en camino, su mundo pareció dar un vuelco completo.

Así pasaron varias semanas, en el que Felix no dijo nada sobre su embarazo. No es como si Minho hubiera preguntado algo tampoco, y el omega tenía la tentación de sacarle en cara que era fértil, que podía dar a luz, que podía tener cachorros. Al final, sólo se callaba y dejaba que los días pasaran. Ni siquiera sabía cuánto tenía, porque no quería ir a visitar un ginecólogo. Necesitaría dinero para pagarlo, y no es como si Minho no le diera dinero, pero tenía una tarjeta de crédito y los gastos siempre iban a la cuenta del alfa.

Navidad sería pronto. Felix no sabía cómo sería ese año.

Lo que sí era seguro es que todos los años había una cena-fiesta en la empresa de Minho y tenía la obligación de ir. Iban todos los trabajadores con sus parejas, y sabía que, si faltaba, los rumores después serían mucho más horribles de lo que ya eran.

—¿Vas a ir? —preguntó Minho, cuando Felix se lo mencionó en la comida.

Felix no lo miró.

—¿No quieres que vaya? —preguntó con amabilidad—. Si es así...

—No he dicho eso —se veía irritado, pero Felix no contestó—. No pensé que quisieras ir.

El omega removió su comida con el tenedor, sin demasiado apetito. Ahora, muchas cosas le provocaban náuseas y debía disimularlas para no llamar la atención.

—¿Pensabas llevar a otra persona? —inquirió, usando todavía ese tono suave.

Minho volvió a enojarse y se puso de pie, marchándose. Felix se puso a llorar, pero cubrió su rostro para no emitir ruido alguno. Con las hormonas alborotadas por el embarazo, el llanto salía con más facilidad y le costaba mucho reprimirlo.

El día de esa odiosa cena sería el veinte de diciembre, así que, mientras Minho se duchaba, Felix decidió vestirse con un traje que no usaba hacía mucho: era rojo, pero con un extravagante diseño de líneas negras desordenadas tanto en el saco como en el pantalón. La camisa y la corbata, mientras, eran de un negro cuervo. Le quedaba un poco apretado de la cintura, pero mientras se duchaba, tocó su vientre levemente hinchado. Pronto, tendría una gran panza que no podría ocultar bajo ninguna ropa. Ese pensamiento, sorprendentemente, le hizo sonreír.

Un bebé de Minho y él. A pesar de que las cosas estuvieran mal, Felix sabía que lo iba a querer mucho.

Sus uñas ya las tenía pintadas con un bonito diseño de gatitos, así que se aplicó un labial suave y desordenó su cabello en suaves ondas. Se veía lindo, por lo que esperaba que no juzgaran su aspecto ese día.

bloom ୨ৎ minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora