Capitulo 3 ¿Noche de películas?

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Estamos en la entrada de su casa, era chiquita con un patio enorme, lo que más le gustaba de ésta era el árbol hueco en el cual solíamos jugar cuando éramos más chicas.
–Ven, pasa, mi mamá nos hará un té.
Entré y saludé a la madre de Clare con una sonrisa y un abrazo cálido, sus abrazos eran los mejores, hacían que te sintieras querida y apreciada, el amor de una verdadera madre.
– Que bien verte otra vez, Janet.
– Igualmente, señora Thomson.
– Por favor siéntate mientras que hago el té y Clare va por sus cosas para en la noche, oye, por cierto ¿Sabes por qué tenía salsa en su camisa? – Preguntó la señora Thomson, desde las escaleras vi a Clare haciéndome señas de que no le dijera nada a su mamá de lo que había pasado con Tiffany.
–Sí, solamente se tropezó y se le cayó el almuerzo en la blusa.
Me senté en mi lugar favorito mientras esperaba a la señora Thomso , el sillón cerca a la ventana que daba directamente al patio, me gustaba quedarme viendo a ese árbol hueco y seco y pensar en todo lo que pasamos ahí Clare y yo.
_Primer día de primaria, el día que la conocí, mi mamá no había ido a recogerme, las maestras la habían llamado y dijo que se tardaría unas horas más en ir, así que me fui con la madre de Clare, le dieron el teléfono de mi mamá para que supiera donde recogerme en la noche, estaba triste, aunque había conseguido una amiga, pero seguía sintiendo que el día iba de mal en peor, si me habían molestado en la escuela, la maestra cada vez que le preguntaba algo me ignoraba y para colmo mi mamá me olvidó en la escuela, en todo el camino no quería hablar. Sentía angustia, estrés y un desprecio hacia todo lo que me rodeaba.
– Estoy tan feliz Janet, te voy a enseñar mi cuarto y mis juguetes, podemos jugar con los muñequitos, también tengo una pelota de futbol y-
– Clare, cariño, tranquila, déjala en paz un rato se nota que no quiere hablar ahorita – dijo la señora Thomson –, Janet, cariño ¿Estás bien?
–Sí, gracias. – murmuré con claro desánimo.
–Tú tranquila, cariño, estoy segura de que tu mamá tuvo algo muy importante como para no venir, pero si vuelve a pasar tú eres bienvenida en nuestra casa.
– Gracias._
– Bien, aquí está el té, Jane – dijo la mujer distrayéndome de mis propios recuerdos.
– Muchas gracias, señora Thomson.
La señora Thomson era hermosa, tenía el pelo café como el de Clare y el mismo carácter que ella, creo que lo demás lo saco de su papá, pero lo impresionante era que su mamá era incluso mayor que mi madre, pero parecía más joven: la admiraba tanto, su cuerpo parecía el de una supermodelo y desde pequeña le preguntaba como lo hacía, pero lo único que me respondía era que yo ya era hermosa, que no me tenía que preocupar por cosas como esas y que comiera balanceadamente, aunque yo podía comer lo que quisiera.
– ¿Y qué tal la escuela, querida?
– Muy bien, aunque ya vienen los exámenes de admisión, estoy nerviosa por eso.
– No te preocupes, desde que te conozco has sido una niña inteligente – Se sentó frente a mí para tomar su té – ¿Sabes a qué universidad quieres ir? ¿O te tomarás un año sabático?
– Creo que me tomaré un año para pensar en que hacer con mi vida, pero será lejos de acá, me iré lo más lejos posible – dije mirando a la mesa con decisión. – Clare aún no lo sabe, se le diré cuando empiecen los exámenes. – dije en voz baja.
– Me alegro por ti, Janet , espero que encuentres lo que buscas.
– Se lo agradezco, señora Thomson.
Se escuchó un grito desde arriba.
– ¡Mamá! ¿Sabes dónde está mi cepillo?
La señora Thomson se levantó del asiento y se dirigió a las escaleras, después de eso, me puse a pensar, es cierto ¿Qué le diría a Clare? ¿Cómo le explicaré que no iremos a la universidad juntas como ella creía? ¿Cómo le diría que quería huir de todo? De casa, de la escuela, de mis pensamientos, huir del terror y la ansiedad de la vida.
Quería desaparecer.
Era una decisión que tomé por los años que sufrí en esta vida y sólo quería que todo desapareciera, necesitaba encontrar mi camino o acabar con él y no sabía como decirle eso. No sabía como explicarle todo lo que sentía, para mí, esos pensamientos eran una tortura, no los podía comprender y eso sólo hacía que me sintiera peor conmigo misma.
Al poco rato, Clare y su mamá bajaron, ella cargando con una bolsa de gimnasia donde suponía tenía su ropa.
– Ya estoy, vamos Janet. – dijo bajando las escaleras con un vestido floreado y su cabello mojado después de lavarlo para quitarse la salsa de tomate que le había quedado, me quedé mirándola un poco, admirando lo largo y brillante que lo tenía.
– Ah sí, sí, vamos – dije parándome del sillón tomando mi mochila –, muchas gracias por dejarla quedarse a dormir, señora Thomson, prometo que la haré hacer la tarea.
– Muchas gracias, Janet.
Clare se despidió de su mamá y salimos de la casa, caminamos algunas calles abajo ya que mi casa estaba algo lejos de la suya.
– Odio tener que caminar tanto, espero que tu mamá te de un carro en tu próximo cumpleaños.
– Sí, yo igual, aunque si no pasa, al menos ya tengo el dinero suficiente para pagar las primeras dos mensualidades de uno yo sola.
– Y luego podremos ir a donde sea.
Hablamos un poco antes de llegar frente a mi casa, no estaba demasiado emocionada por entrar, me gustaría quedarme afuera y hablar con ella por horas, pero veníamos para ver películas, así que, inevitablemente, tendremos que entrar.
– Aún no entiendo como no te gusta tu casa, es muy bonita.
Mi casa sí era linda y grande, de dos pisos y ancha, pintada de blanco y negro con un estilo semi moderno en su estructura, pero lo que Clare no entendía es lo sola que me hacía sentir estar ahí, ¿De qué sirve tener una casa grande si te sientes igual de sola y abandonada que en una pequeña?
– No hablemos de eso, mejor entremos.
– Pero yo escojo la película ¿Okay?
– Sí, sí, ya veremos, tú entra.
Entramos a la casa y estaba dispuesta a subir directamente las escaleras, pero un grito se escuchó desde la sala, llamándome.
– ¡Janet!
– Mamá, ¿Qué haces en casa? Pensé que ibas volver a hasta en la noche. – "Como siempre" pensé.
– Regresé por mi bolso, lo olvidé.
– Oh, bien, creo que lo vi en la cocina.
– ¿Estas con alguien? – preguntó mientras caminaba hacia la cocina para buscar su bolso.
– Clare vino para quedarse – digo mientras camino hacia de ella para sacar algo de la nevera – se quedará a dormir y mañana saldremos al centro comercial.
– Bien, bueno, yo ya me voy, no quemes nada o no sé, sólo no hagan desorden, lo demás no me interesa, ah y, por cierto – dijo volteándose para verme –, David va a venir a cenar esta noche, así que prepara algo rico para cenar ¿Entendiste? – Quería gritarle a la cara que no, pero sabía que no podía.
– Sí, mamá, ya me voy con Clare. – Dije para salir caminando obviamente enojada, subí las escaleras pasando al lado de mi amiga que estaba parada ahí escuchando la conversación, apenas llegue a mi cuarto me tumbé sobre la cama agotada, aguantando las ganas de gritar por la desesperación.
– ¿Estás bien? – me preguntó sentándose en mi cama mientras me tocaba el hombro.
– ¿No? – respondí en voz baja mientras seguía boca abajo – Odio a David, es un idiota adulador con mi mamá y es un idiota completamente conmigo, siempre dice cosas horribles sobre mí mientras cenamos y hace que pierda el apetito, y lo peor es que mi mamá no dice nada o incluso a veces le da la maldita razón.
– Al menos yo estaré aquí para mirarlo con cara de odio ¿No?
– No servirá de nada, solamente se enojará y mi mamá se enojará contigo porque pensará que yo te dije que lo miraras feo, David es muy dramático si es que lo "trato" mal o si lo contradigo, se pone a decir cosas como que no es bienvenido en la casa, que mejor se va y mi mamá le termina rogando que no se vaya y me acaba obligando a pedir perdón – después de decir eso levanté la cabeza para mirar a Clare sentándome contra el respaldar de la cama, estaba muy cerca de mí, me sentí rara, incómoda, ni siquiera el nerviosismo que tenía cuando ella estaba cerca de mí, también sentí una sensación de comodidad y felicidad, alivio de tenerla conmigo.
– Está bien, no diré nada ni lo miraré feo, pero – alargó un poco la 'e' al final con una sonrisa. –, después de la cena nos quejaremos de él. – dijo mientras me tomaba la mano y me miraba directamente a los ojos, su sonrisa malévolamente tierna y su tono burlón.
Me reí a carcajadas por la expresión que tenía y me sentí más aliviada de que ella no pensara lo mismo que mi mamá, que soy una exagerada con los comentarios de David, se sentía bien, como me tomaba la mano, como acompañada.
– Gracias – le sonreí antes de negar con la cabeza y evitar un poco su mirada –, entonces ¿Qué película quieres ver? Ahí tengo los DVD, tú escoge.
– ¿No tienes ninguna película romántica? – negué con la cabeza – Que bien que estaba preparada para esto – dijo acercándose a su bolsa, sacando de esta una caja de película – "The Princess Bride", perfecto para estos momentos.
– ¿Otra vez? ¿Es en serio? De seguro ya te sabes los diálogos de memoria ¿Para qué la quieres ver otra vez? – dije medio regañándola, medio riendo.
– Es que no puedo evitarlo, el romance es todo lo que se necesita para sentirse mejor, incluso cuando estás muy triste, la historia de cómo se conocieron y como él le contestaba "As you wish" a todo y como ella lo reconoció por eso, es tan romántico. – dijo sosteniendo el DVD contra su pecho como si fuera un peluche mientras caminaba por la habitación como si estuviera bailando un vals con el príncipe más torpe del cuento.
– Perdóname, pero ¿Si sabes que no va a haber un chico que se muera y reviva solo para tenerte? Suena muy posible – dije sarcásticamente burlándome de ella.
– Sí, pero sólo me gustaría un chico el cual me quiera tanto como Buttercup, a él que después de perderlo ya no quiera a volver saber de amor.
– ¿O sea quieres un chico que no vuelva a amar a nadie más en su vida además de a ti? Tienes sueños muy raros ¿Lo sabías?
Su sueño sí era muy raro ¿Por qué desperdiciar la mayoría de tu tiempo en un chico? ¿Para qué es importante tener novio? ¿Qué tiene de especial? Es algo de moda, al menos yo siempre lo pensé, que el amor era encontrar a alguien especial y quedarte con esa persona toda la vida, pero no, es quebrarte el corazón hasta rompértelo en pedazos y tener suerte de encontrar a alguien con el quien te cases y de milagro no terminar en divorcio, sé que mi perspectiva del amor es muy mala, pero esa en la perspectiva que he tenido por años.
– Bien, ponla ya y deja de decir cursilerías.
– Okay. – dijo extendiendo la 'a' mientras ponía la película.
– Siéntate acá conmigo. – dije moviendo un pedazo de cobija para que la cubriera a ella también, se sentó junto a mí y se acomodó, de un momento a otro, ya se está apoyando en mi hombro, poniéndose más cómoda.
– ¿Me estás usado como almohada?- le pregunte
– Déjame, es cómodo.
– Está bien, pero deja de moverte tanto.
Después de poco más de una hora, cuando la película había acabado, se escuchó un ruido en la sala, de seguro David y mamá ya habían llegado, volteé a ver a Clare para decirle que se despertara ya que no había hecho nada de cenar para que me ayudara a improvisar algo, pero la vi acostada sobre mi hombro mientras me abrazaba, dormida, me puse muy nerviosa, nunca había pasado eso antes y una emoción nueva estaba pasando por mi mente porque sentía que mi maldito corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, intenté quitar todos esos pensamientos y me dispuse a despertarla.
– Clare, despierta, mi mamá llegó y no he preparado nada de cenar. – dije moviéndola un poco para no despertarla muy bruscamente.
– Sólo has pasta, es fácil – dijo entre bostezos.
– Okay, pero levántate y ayúdame ¿Quieres? – dije mientras le quitaba su mitad de cobija y me paraba para prender la luz.
– Cinco minutos más – gimió mientras se trataba de volver a tapar con la cobija.
Después de muchas suplicas de cinco minutos más y yo jalándola de las piernas para que se levantara, lo logré muy a duras penas, mi mamá me preguntó si ya estaba lista la cena y yo le contesté que aún faltaba un poco y que por favor pusieran la mesa ya que en unos minutos iba a estar. Realmente unos minutos terminaron siendo media hora de espera para solamente tener un espagueti y carne casi congelada un poco demasiado cruda y unas verduras también un poco congeladas, nos sentamos a la mesa después de una plática pequeña y sorprendentemente amena, pero el terror de la cena llegó.
– ¿Y cómo fue la escuela? – preguntó David, yo pienso que solo quería mostrarle a mi mamá que "si le importaba el compromiso" y que se esforzaba por caerle bien a su hija. Que tontería.
– ¿Bien? No sé, fue normal – dije cortante para no alargar una conversación innecesaria entre él y yo.
– ¿Sabes? Creo que ya tienes edad suficiente para ir a un gimnasio, en el centro comercial hay uno en donde te ayudan a bajar de peso.
– Podría ser, lo voy a considerar – le quería gritar que su opinión no era de importancia para mí porque lo del gimnasio era inofensivo, pero ese comentario iba a ser el comienzo de los demás.
– También podrías comer menos o dejar algunas comidas al día. – dijo mientras me apuntaba con el tenedor y después apuntaba a mi plato.
– No creo que eso sea sano – dije más que nada harta de escuchar su voz horrible y sus comentarios fuera de lugar.
– Sería lo mejor para ti ¿No crees? El apetito había desaparecido y ahora sólo quería ponerme a llorar.
– Yo... espero que disfruten la cena, creo que te tomaré la palabra y no cenaré hoy – dije perdiendo la paciencia por sus comentarios y levantándome casi de golpe de la mesa.
Subí a mi cuarto y no bajé en ningún momento, después de un rato, Clare subió conmigo y me preguntó si estaba bien, le dije que no importaba y que ya tenía sueño para poder evitar la conversación, me dijo que estaba bien que hablara. Yo sólo estaba cansada y sin ganas de nada. Le repetí que estaba bien y que quería dormir.
En ese momento ella apagó la luz, cerró la puerta y se fue, no sé si yo estaba enojada, triste o desesperada, sólo quería gritar, pero a la vez todo lo que quería hacer era llorar hasta quedarme dormida. Y creo que así lo hice.

Detrás de la película. Vol 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora