01. El encargo de Tom

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Tom's commission

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Tom's commission

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La noche en que Leia Redmayne falleció fue una de las más frías y tristes que Tom podía recordar. Su odio hacia los muggles surgió a raíz del trágico destino de su amada esposa, la única mujer de la que se había enamorado.

El silencio era absoluto; los dos hombres en la oscura habitación no decían una palabra. El único sonido era el crepitar de las llamas en la chimenea y sus respiraciones.

Reinhard comprendió que Tom no diría nada, así que respiró hondo, se levantó y rodeó su escritorio para acercarse a su amigo. Al llegar a su lado, le puso una mano en el hombro y le dio unas suaves palmadas.

—Quiero que sepas que hablé con Connor esta mañana —dijo de repente, llamando la atención de Tom—. Me llamó, muy preocupado, así que lo cité en Cabeza de Puerco para que me contara todo.

—Entonces ya sabes por qué discutimos —respondió Tom con voz apagada, reflejando su dolor—. Me ahorró la explicación.

Reinhard frunció el ceño, confundido, y negó con la cabeza. No se conformaría con esa respuesta, así que miró a su amigo con severidad.

—Te equivocas, Tom. Necesito que me expliques, porque no entiendo tus razones. Todo esto es muy confuso y no puedo creerlo. Tú no actuarías así.

Tom evitó su mirada, fijándose en un punto de la alfombra. Luego, resopló y negó con la cabeza.

—He decidido que muchas cosas cambiarán —dijo tras un largo silencio—. Una de ellas es mi forma de actuar. Seré directo en muchas cosas y en otras no seré delicado. Estoy cansado de ocultar nuestros dones mágicos de los asquerosos muggles, que solo saben temer y no saben actuar.

—Hablas de lo que le hicieron a Leia —dijo Reinhard, más como una afirmación que una pregunta. Tom asintió y todo comenzó a tener más sentido—. Tom, no quiero contradecirte porque sé que es una mala idea, pero Connor tiene razón.

—¿En qué, específicamente? —preguntó Tom con disgusto.

Reinhard dudó un momento antes de dar su opinión, pero sabía que debía ser sincero con su amigo, aunque no le gustara su respuesta.

—En que no todos los muggles son iguales.

Y sucedió lo que temía.

Tom se levantó de golpe y se alejó de él con grandes zancadas. La melancolía desapareció de su rostro, reemplazada por furia.

—¡No me importa! —gritó—. ¡Al igual que nosotros, la magia no es mala y eso no les interesó!

—Tom-

—¡No les importó que Leia no les hiciera daño, la asesinaron! —interrumpió Tom—. No me interesa que no todos sean iguales. Ya tomé una decisión y no pienso retractarme, cumpliré lo que dije.

Reinhard cerró los ojos y respiró hondo. Conocía bien a Tom, así que sabía que sería imposible hacerlo cambiar de parecer. Estaba dispuesto a aceptar la tarea de la que Connor le había hablado.

—Yesol siempre será bienvenida en esta casa —dijo, y al escuchar esto, el semblante de Tom se volvió neutral—. Solo te pido una cosa.

—Dime.

—Explícame por qué decidiste que yo me encargue de Yesol.

—Porque sé que se adaptará bien a tu estilo de crianza. Confío plenamente en ti —explicó Tom, haciendo sonreír a Reinhard—, además, será más fácil hacerla pasar por una Lestrange. Físicamente, se parece a ti.

Reinhard frunció el ceño, confundido de nuevo. Dio unos pasos hasta quedar cerca de su amigo y se cruzó de brazos.

—Espera un momento —dijo, interrumpiendo a Tom—. Sé que estás decidido, pero, ¿quieres que Yesol crea que soy su padre?

Tom abrió los ojos con sorpresa y negó rápidamente.

—Debí explicarte mejor —murmuró con voz neutra—. No quiero que sustituyas mi papel, solo quiero que ella crea que ustedes son su familia. Más específicamente, que son sus tíos, no sus padres. Yesol debe saber sobre Leia, pero no sobre mí. Todo a su tiempo.

—Entiendo. ¿Hay algo más que deba saber?

—Solo que no permitas que crezca pensando que los muggles son sus iguales. Descubrirá muchas cosas por su cuenta, y tampoco le hables de mí.

—¿Volverás algún día?

—Sí —aseguró Tom—. En algún momento, sabrá que soy su padre.

—¿Y qué le diremos cuando pregunte sobre ti?

—Desaparecí. La culpa puede ser de algún hombre lobo o algo así. Confío en ti.

Con todo aclarado, Tom se despidió de su gran amigo y se encaminó hacia la salida de la mansión, dirigiéndose a su nuevo destino. Como lo prometió, en unos años todo el mundo mágico temería su nuevo nombre: Lord Voldemort.

FAIRYTALE | Remus Lupin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora