Desmontó su caballo tan rápido como pudo, jaló de las riendas mientras caminaba en camino al poste donde sujetó a su caballo y acarició un poco su lomo antes de adentrarse en su casa de madera, lejos del pueblo.
Cerró su puerta detrás de él y se recargó sobre la puerta. Sus finos belfos no evitaron retener un suspiro y cerró sus ojos tan fuerte como la respiración agitada que tenía en su pecho.
No podía controlar su ser interior cuando sabía que ese rubio era el hombre que estuvo esperando por mucho tiempo. Ahora mismo se encontraba casado pero algo le decía que era su hombre sin importar que sea de alguien que no fuera él.
Quería romper todo a su alrededor al sentir la molestia en su cuerpo de solo pensar como ese rubio podía besar a ese hombre a solas en esa casa. Podía estar besándolo ahora mismo y ahora lo imaginaba tanto que le provocaba celos de no ser él al que ese rubio bese.
Toda la iluminación de la casa estaba apagada, no se escucha nada más que su respiración agitada y sus pasos contra las tablas de madera que funcionan como piso en su casa. Solo quiere dejar de reprimir sus colmillos afilados y hundirlos en la carne suave de ese rubio. No quiere seguir siendo un pecado que vaga en un pueblo donde nadie parece poder soportar su misma energía.
Nadie podría soportar estar con Jeongguk. Era demasiado para un humano y su poder podía dañarlos pero ese rubio tenía algo que le convencía de que no importaba cuánto lo intente con él, jamás le provocaría daño.
Parecía perfecto para él.
Estaba celoso o a lo mejor tenía envidia del esposo de Park cuando imaginaba como este compartía la misma habitación con ese rubio como matrimonio feliz.
Arrojó un jarrón que se encontraba sobre la mesa en la sala principal y luego se encaminó hasta un cuadro para luego arrojarlo al suelo con fuerza.
Arrojó, empujó, rompió todo a su alrededor. No le importaba que tan valioso se veía porque realmente lo material no era importante para él.
Cuando todo su desquite terminó, se sentó en el sofá frente a la chimenea y se sirvió un trago de whisky con hielo para luego darle un sorbo mientras sus ojos observan el desastre que el mismo provocó.
Sonrío contra la orilla de su vaso de whisky y luego bebió un poco cuando estaba orgulloso de ser quien era.
Una lujuria encerrada, una lujuria que si puede hacer que los demás mueran por él y una lujuria que no tiene límites.
Cuando terminó su bebida arrojó el vaso de vidrio hacia atrás y sonrió cuando oyó cuando esté se rompió en mil pedazos contra la madera del suelo.
Y fuera del lugar, su caballo se sacudió para luego escuchar todo el desastre que su dueño creaba y aunque solo era un caballo podía saber que le ocurría.
Después de tanto tiempo, la lujuria nace esta noche, nuevamente.
𝐋𝐔𝐉𝐔𝐑𝐈𝐀: 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐑𝐈𝐄𝐒
—Apuesto que ya has conocido a Jeongguk.La anciana estaba segura de que ese nuevo vecino suyo, Jimin, supo quién era Jeongguk cuando lo conoció fuera de su casa en medio de una mudanza. Sabía cuánto su caballo estuvo a gusto con aquel rubio que ahora sonreía hacia la anciana.
La mujer de avanzada edad tomó la tetera de porcelana y vertió con cuidado ese delicioso té de frutilla, que solía preparar para sus invitados, dentro de la pequeña taza de porcelana para que Jimin pueda disfrutar luego al tomarla con cuidado de no quemarse.
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Lujuria: The Series 愛 KOOKMIN
Fanfic❝Jeongguk, un cowboy del pueblo, siempre acompañado de su caballo, vive en el mismo lugar que Jimin, quien se muda al pueblo con su esposo para quizá revivir la pasión del matrimonio apagado y aburrido. Lo que no sabe es que en el mismo sitio vive l...