Después de la cena, Mariana y yo limpiamos los platos y luego nos reunimos con Saul y María en la sala de estar, donde María le preguntaba a Saul sobre sus nuevos proyectos. Saul estaba explicando cómo había conocido a este mago y después de trabajar con él durante el último año sentía que estaba casi listo para intentar salir por su cuenta. Le pedimos que nos enseñara algunos de sus trucos y al principio dijo que no, pero una vez que todos le dimos un latigazo y le rogamos no pudo decir que no.
Fue a su camioneta y trajo un maletín de metal. Empezó con algunos trucos de cartas geniales y me sorprendió lo bueno que era. Sólo una vez me di cuenta de cómo hizo un truco. Creo que lo hizo más despacio para que pudiéramos ver cómo se realizaba. Las copas de vino se mantuvieron llenas y después de un tiempo nos turnamos para ser su encantadora asistente. Mariana y yo estábamos haciendo todas las poses que se espera que hagan los asistentes.
Cuando dijo que iba a ir a buscar la sierra Mariana y yo nos ofrecimos rápidamente a María para el siguiente truco. Saul dijo que solo estaba bromeando pero que también había estado aprendiendo algo de hipnosis. Como María ya estaba sentada en la silla, dijo que podía usarla para mostrarnos lo que podía hacer.
Saul tenía una manera muy amigable que te hacia no dejar de mirarlo y mantuvo el ambiente ligero con muchas bromas que hicieron que me doliera el estómago de tanto reír. Diciendo que había olvidado su reloj de bolsillo, sacó un viejo calcetín sucio de su bolsillo y empezó a balancearlo de un lado a otro delante de la cara de María. Creo que el vino nos estaba afectando a todos, ya que se nos llenaron los ojos de lágrimas al ver la cara de María, que arrugó la nariz al ver el sucio calcetín balanceándose delante de su cara. Cuando volvimos a controlarnos, yo ya estaba agotada. Mariana volvió a rellenar nuestras copas y esta vez Saul dijo que hablaría en serio.
Encendió una vela y la puso en la mesa entre nosotras. Le dijo a María que se concentrara en la llama, sin apartar los ojos de la llama parpadeante. Siguió diciéndole que notara cómo la llama la ayudaba a relajarse. Que sintiera cómo el calor de la llama la adormecía. Mariana y yo nos sentamos en silencio a observar a María concentrada en la llama y pude ver que sus ojos empezaban a estar distraídos. Me pregunté cómo se sentiría ella en ese momento y al bajar la vista hacia la llama me encontré mirándola también.
Saul hablaba ahora más bajo y estaba consiguiendo que María se dejara llevar y se limitara a escuchar su voz. Le decía que no importaba nada más que la luz parpadeante y su voz. Saul le dijo que ya no podía ver nada más que la luz ni escuchar nada más que su voz. Entonces le dijo que se durmiera y María bajó la barbilla hasta el pecho. Mariana y yo nos quedamos con la boca abierta sin poder creer lo que acabábamos de ver. Me di cuenta de que había estado conteniendo la respiración durante esta última parte y me sentía un poco mareada.
Saul entonces preguntó a Mariana si había algo de su madre que quería cambiar y no fue hasta que nos sonrió que nos dimos cuenta de que estaba bromeando. Nos preguntó qué queríamos ver hacer a María y conseguimos que hiciera lo típico de levantar los brazos y arrastrarse como un perro, incluso ladró para nosotros. Yo pensaba en cómo se debía sentir ella haciendo todo lo que él decía y no pudiendo resistirse. Me sorprendió descubrir que en realidad me estaba excitando pensar en ello y apreté las piernas con fuerza con un escalofrío.
Saul hizo que María respondiera "Sí mi amo y señor" cuando le dijo que hiciera cualquier cosa. Entonces le dijo que se levantara y fuera a su habitación para ponerse la ropa de cama y enfáticamente le dijo que no se quitara las pantimedias ni los tacones y que luego volviera a salir y se sentara en la silla de nuevo. Ella dijo "Sí, mi amo y señor" y se levantó y entró en su habitación. Cuando salió llevaba puesto su camisón y se sentó mirando al frente. Tenía los ojos abiertos, pero parecía que no había nadie en casa. Me acerqué y agité mi mano de un lado a otro frente a su cara y ella ni siquiera parpadeó. Miré a Saul y me sonrió.
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Un viaje entre amigas
FantasyMariana, Isabel y Maria van de viaje a valle de bravo y la pasan mejor de lo que ellas piensan