Pensando en el show

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Empezamos a platicar un rato más y luego me di cuenta de que Mariana se había quedado dormida. Había mucho silencio en el cuarto. Me quedé tumbada pensando en todo lo que había pasado aquí esta noche. ¿Todavía tenía Saul control sobre Mariana y María? ¿Estaba pensando demasiado en esto? Tal vez sólo se estaba divirtiendo con nosotras. Tal vez era yo quien pensaba en el lado más desagradable de todo esto. Por qué entonces no me había dado cuenta que me acariciaba mi concha a través de mis pantimedias, Incluso ahora me seguía excitando todo esto y estaba empapada, nunca me pregunte en que momento me había puesto las pantimedias para dormir.

Me preguntaba por qué la idea de que alguien me controlara me afectaba de esta manera. Nunca había tenido pensamientos así. Pensamientos de convertirme en la esclava sin voluntad de alguien. Mientras estaba tumbada pensando en esto, mi mano se movió más dentro de mi concha y mis dedos empezaron a subir y bajar extendiendo la humedad que encontraron allí abajo. Mientras estaba tumbado tocándome con una mano mi concha y la otra mis piernas en pantimedias, juraría que aún podía oír a María diciendo "Sí, mi amo y señor" una y otra vez. Supongo que estaba empezando a soñar de nuevo porque podría jurar que acababa de escuchar la voz de María diciendo "Gracias mi amo y señor", en ese momento deje de tocarme y desperté de mi sueño.

Supongo que Saul no estaba cansado, ya que podía oír los ruidos de su habitación al lado de nosotras. Parecía que se movía mucho. Desde donde me encontraba, pude distinguir una luz tenue que brillaba en el piso debajo de la puerta. Arrastrándome hasta el borde de nuestro cuarto me di cuenta de que la puerta de María estaba parcialmente abierta pero su habitación estaba a oscuras. Supuse que le debía gustar dormir con la puerta abierta como a nosotras.

Me inquiete al oír otro ruido en la otra habitación y al mirar por el borde del cuarto. Vi a María entrando en su habitación caminando con los ojos abiertos, pero parecía dormida. Pensé que debía haberse levantado para ir al baño o que acababa de ver la puerta de Saul cerrándose. Me tumbé nuevamente y empecé a tener pensamientos extraños de Saul y María juntos. Ella desnudándose para él y quedándose sola en pantimedias y con esas tetas enormes de fuera y luego.... no, tengo que dejar de pensar en estas cosas. Estoy dejando volar mi imaginación con todo esto. Agarré un puñado de las mantas y me acomodé de nuevo, dejándome llevar por el sonido de la pesada respiración de Mariana mientras dormía a mi lado.

Nunca se me ha dado bien dormir en camas extrañas y me despertaba constantemente inquieta. En algún momento de la noche me desperté y tratando de recordar dónde estaba abrí los ojos. Al ver el techo abovedado de la cabaña, todo volvió a mi mente. Agarrando la manta me di la vuelta y descubrí que la cama estaba vacía a mi lado. Mariana no estaba. Me levanté y asomé por la puerta para ver si la luz del baño estaba encendida, pero la única luz que vi fue la tenue que brillaba por debajo de la puerta de Saul. Miré el reloj y vi que eran las 3:30 a.m. ¿Por qué estaría ella en la habitación de Saul?... a menos que.... Que si la tenía hipnotizada de nuevo y se estaba aprovechando de ella. Me quedé allí un minuto antes de decidir que tenía que averiguar si estaba bien.

Caminé y me acerqué de puntillas a la puerta de Saul y puse el oído cerca de ella. Podía oír voces, pero no podía distinguir lo que decían. Giré lentamente el pomo y empujé la puerta para abrirla un poco.

La habitación estaba apenas iluminada por una sola vela, pero pude distinguir a Mariana arrodillada en la cama con sus pantimedias puestas y a Saul de pie junto a ella, hablándole en poco más que un susurro. Intenté distinguir si estaba despierta o qué, pero no había suficiente luz. Con Saul parcialmente de espaldas a mí, abrí más la puerta y me adentré en ella con la esperanza de poder escuchar lo que decían. Mi imaginación trabajaba con el tiempo pensando que la tenía en trance y que tenía que salvarla.

No sabía qué decir cuando Mariana se giró hacia mí y dijo "Hola Isabel. Entra y únete a nosotros". Me sentí tan estúpida. Parecía un ciervo atrapado en los faros de un coche y me quedé con la boca abierta. Miré de Mariana a Saul y lo encontré sonriendo como si disfrutara de mi torpeza. Avancé unos pasos hacia la habitación y le dije a Mariana que me había despertado y que la había encontrado desaparecida y que había pensado en ver si estaba bien. Mariana se quedó sentada sonriendo sin decir nada.

"Estás bien, ¿verdad Andy?"

"Está más que bien Isabel, se siente muy muy bien ahora mismo". Saul dijo mientras se acercaba a mí.

"¿Qué le has hecho?", le pregunté.

"No le hice nada que ella no quisiera Isabel. Mariana sólo vino aquí para ver la luz parpadeante. Creo que por eso está aquí también. Te gustaría mirar la luz por mí, ¿no es así Isabel?" Miré su rostro sonriente mientras señalaba con la cabeza la vela que había sobre la mesa.

Algo en mi cabeza me gritaba que no lo hiciera, pero no estaba escuchando. Bajé la mirada hacia la vela y noté cómo la llama parpadeaba. Sentí que las manos de Saul se posaban en mis hombros mientras empezaba a susurrarme que sólo mirara la llama. Que me dejara llevar y fuera uno con la llama.

"Esto es lo que quieres, ¿no es así Isabel?" Saul susurró. "Dejarte perder en la luz. Sólo la luz y el sonido de mi voz importan ahora Isabel".

"Mira qué feliz es Mariana siendo parte de mi mundo". Saul se volvió hacia Mariana, que seguía arrodillada en el mismo lugar mirando hacia la nada. "Mariana, dile a Isabel quienes son ustedes".

Mariana se giró ligeramente hacia mí diciendo "Sí, mi amo y señor". Sus ojos se fijaron en mí y dijo: "mi madre y yo somos los juguetes sexuales en pantimedias de mi amo y señor Saul". Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía la mano debajo de las pantimedias y pude ver que se estaba masturbando.

Sentí que me mareaba. Mareada y excitada al mismo tiempo. Saul me hizo girar lentamente hasta que estuve frente a él. Colocando un solo dedo debajo de mi barbilla, lo levantó hasta que me quedé mirando sus hermosos ojos oscuros.

"Tú también quieres ser mi juguete, ¿verdad Isabel?"

Algo en el fondo de mi mente gritaba que no. Asentí con la cabeza.

"Di que sí " Isabel. Di "Sí, mi amo y señor" y entrégate a mí. Con sólo el toque de mi dedo en tu frente te convertirás en mía y obedecerás todo lo que te ordene y cuando lo hagas sentirás un placer como nunca has experimentado".

me quedé mirando sus hermosos ojos y me oí decir "Sí, mi amo y señor"...

Cuando sentí que el dedo tocaba mi frente, mis ojos se abrieron de golpe. "Tranquila, amiga", dijo Mariana sonriéndome. "Has tenido un gran sueño. ¿Quieres compartirlo?"

Respirando como si acabara de terminar una maratón, la miré fijamente y observé mi entorno. ¿Había sido todo un sueño? Aquí estaba Mariana inclinada sobre mí como si nada hubiera pasado, la luz del día se asomaba en todo su esplendor por la ventana.

"¿Soñando con mi primitó?", siguió preguntando.

"¡Uh...ummm no! Quiero decir que no lo sé. No puedo recordar lo que estaba soñando", mentí.

"Bueno, estás desperdiciando otro hermoso día aquí dormida. El desayuno está casi listo" Mariana me dio un beso en la boca y salió del cuarto. "¡Ya se ha levantado! le oí decir a alguien. Me quedé tumbada intentando averiguar qué había sido real y qué había sido un sueño. Todavía insegura, decidí que era mejor que me uniera a los demás.

Un viaje entre amigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora