Fuimos a todas las cafeterías que conocíamos y, cuando se acabaron, buscamos nuevas por descubrir. Íbamos todas las semanas al cine. Descubrimos nuestra pasión por la cocina japonesa y pusimos a prueba todos los restaurantes de la ciudad. Un mes después de empezar con nuestras citas me dijo que sentía algo por mí. Algo mucho más allá de las palabras, tanto que dudaba que incluso yo pudiera describirlo. Me dijo que quería que lo nuestro tuviera un nombre. Quería decirle a su familia que yo soy su novio, y a sus amigos, y quería que yo pudiera hacer lo mismo cuando estuviera listo.
Cuando llegó septiembre y faltaba sólo una semana para que se fuera a Países Bajos a estudiar, el alma se nos cayó a los pies.
"Estoy dispuesto a mantener una relación a distancia", me dijo. "Si no lo estuviera no te habría pedido una relación seria sabiendo que esto pasaría en menos de dos meses".
Por lo menos me ayudó a comprender que no tenía pensado terminar nuestra relación. Que podríamos vernos todos los veranos y todas las Navidades. Hoy por hoy, me siento seguro sabiendo que la distancia no es un impedimento para él. Me tomó meses librarme de esa inseguridad, pero lo conseguí. Lo cual no significa que no lo eche de menos, como si el porcentaje de oxígeno en la atmósfera fuera menor ahora que él no está.
¿No te resultaría extraño mirar el cielo durante meses y notar cada día que la Luna sigue sin estar ahí? Mi Luna se fue hace ya un año y medio. No puede venir en las vacaciones de Navidad porque no puede permitirse dos viajes tan caros al año, pero hace varios meses pasé el segundo mejor verano de mi vida a su lado. Quedan casi cuatro meses para que pueda volver a verlo y estoy contando los días.
Como no podía ser de otra forma, todos los meses le envío una carta. Esta vez incluyen fotos o algún dibujo muy mal hecho. Él no hace lo mismo. Nunca se lo he pedido y no lo necesito. Su redacción, y espero que él nunca se entere de que dije esto, no es lo mejor que puedas encontrar en la literatura. A cambio, me envía fotos casi todos los días de todos los lugares que le recuerdan a mí.
Una planta en una cafetería parecida a una que tengo en mi apartamento de estudiante. El perrito, por algún motivo parecido a mí, de su compañero de habitación. Las veces en las que elije mi café favorito en lugar del suyo porque "me echa demasiado de menos". Cuando ponen a alguno de mis cantantes favoritos cuando sale a fiestas. Los datos que aprende en clase que cree que podrían interesarme.
De alguna manera me demuestra que estoy presente en su día a día, incluso si no puede verme. Incluso si hay días en los que apenas podemos intercambiar un par de mensajes de texto por los exámenes. Es casi algo mágico y me ha ayudado, más que ninguna otra cosa, a saber llevar esta situación. Siento que soy parte de todos sus planes, incluso si estamos a un continente de distancia.
—Te echo mucho de menos. —Me dijo esta noche, cuando iniciamos nuestra llamada diaria. Para mí ya era hora de ir a dormir, pero para él sólo eran las cuatro de la tarde. —No te lo vas a creer. Hoy una chica me pidió mi número.
Abrí mi boca con asombro. Él sabía que el gesto era sarcástico, pues más de una vez al mes me contaba la misma noticia.
—Como siempre, no se lo di. Pero está en muchas de mis clases e igual ahora se hace un poco incómodo. ¿Quizá lo estoy pensando demasiado? Solemos trabajar juntos en algunas asignaturas así que realmente no quiero que el compañerismo se eche a perder. ¿Tú qué opinas? —Siempre hablaba como un correcaminos. Normalmente, cuando lo tenía aquí conmigo y dejaban de funcionarle los frenos, sólo le daba un beso o un abrazo. Ahora, que sólo puedo verlo en una pantalla, me limito a sonreír hasta que decida hacerme partícipe de su conversación consigo mismo.
—Opino que es todo un trabajo, a tiempo completo, tener un novio tan cotizado. Un día de estos debería hacer un cosplay de gatito. De estos que no son aptos para menores de edad. Así tendrías que pensar en eso cada vez que alguien te pide el número. —El rojo llegó hasta sus oídos. —¿Debería ir ya a comprame el traje? Así te mando algunas fotos cuando menos te lo esperes.
Cuando podemos vernos y tocarnos, normalmente es él quien me pone de los nervios. A pesar de eso, es sorprendentemente tímido por llamada. La parte más satisfactoria de tener una relación a distancia fue darme cuenta de todos estos pequeños detalles.
—Estoy muerto del cansancio, mi amor. —Dije después de varios minutos. Un bostezo me interrumpió. —Y mañana tengo que levantarme a las cinco porque quiero ir a la biblioteca un rato antes del examen.
—Dulces sueños. Escríbeme cuando te despiertes, que aquí todavía serán las diez.
—¿Entonces podemos tener una llamada rápida? Creo que voy a necesitar fuerzas antes de ese examen.
—Claro que sí. Duerme bien. Te quiero.
Te quiero. Amo que esas sean las últimas palabras que escucho en el día. Todos los días.
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La Luna y el mar | SEUNGJIN
FanfictionCartas a un amor no correspondido siempre ha sido el mayor cliché de la historia. Quizá no te pueda enamorar con mis palabras, así como lo haces tú con tu mirada. Pero mi querido Hyunjin, permíteme intentarlo. Cada viernes estaré aquí, en una nueva...