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— Espera un segundo... tu eres... ¡Tu eres el chico de mi historia! — Respondió el cenizo de repente.
¡Dios! ¡No podía creerlo! Era el mismo muchacho de la historia de terror que había leído, "No importa que, la búsqueda no se detendrá" Se sentía tan emocionado, bueno, no tanto realmente, después de recibir tremendo susto tampoco estaba tan contento que digamos, pero realmente sentía mucha curiosidad ante Takemichi ,Takemichi, ese era su nombre, "cuyo nombre nadie conocía" ,pero ahora allí estaba el mismo Mikey, conociendo su nombre, siendo el primero que va a esa escuela desde hace años, eso suponía.
Si no fuera así ¿Dónde estaban los demás que habían entrado? Obviamente era el primero, observo de nuevo el rostro de Hanagaki quien estaba con la cabeza levemente inclinada hacia un lado en signo de confusión, estaba callado...
— ¿El chico de tu historia...? Oh... — Dijo seco con la mirada gacha.
— ¡Diablos, si! Eres tu ,no hay nadie más quien sea, ¡Tus ojos eran de color cielo, igual que los míos! Por eso piensas que mis ojos son los tuyos, pero no. —
— ¿Cómo sabes que mis ojos eran de color cielo? ¿Acaso alguien creo una historia de mi? —
— Bueno, si pudieras ver, te la daría para que leyeras... Espera un segundo, si no puedes ver ¿Cómo sabes que tengo los ojos azules? — Preguntó el cenizo mientras se cruzaba de brazos.
— No veo, pero si presiento... puedo sentir sensaciones u otras cosas cuando alguien está cerca de mi. —
— ¡...! —
Silencio.
Manjiro se quedo callado unos segundos analizando al pelinegro, comenzó a caminar alrededor de el en círculos, como un animal acechando a su presa, tenía una leve sonrisa de oreja a oreja, el silencio puso incómodo a Takemichi al no oír al cenizo.
— Entonces, ¿No puedes ver? Oh, tengo otra pregunta, ¿Eres un cadáver? — El de ojos azules estaba contento, el miedo que tenía sobre el otro muchacho se fue al carajo, pero así era el enano.
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En busca del brillo 🎊Takemikey/Mitake🎊
Fanfiction- Esta era la historia de un niño de ojos hermosos, todos le tenían envidia pues su mirada era de color cielo, tanta fue la envidia que le arrebataron los ojos al pobre chico, todos se sintieron felices, más no contaron con que el muchacho empezara...