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a la mañana siguiente, soobin llegó al departamento y a pesar de que se imaginaba —y sabía— lo que había pasado en ese lugar, no pudo evitar pensar que todo había sido un sueño o algo parte de su imaginación.
suspirando, dio unos pasos hasta la que era su habitación y giró la perilla. no estaba listo para lo que estaba detrás de la puerta, aún así lo hizo y la imagen con la que se topó lo dejó sin respiración.
yeonjun se encontraba dormido boca abajo sobre su cama, con su polera puesta, su esponjoso culo sobresaliendo de entre las sábanas, su cabello estaba revuelto y un hilillo de saliva resbalaba de la comisura de sus labios. tan lindo.
le acarició la mejilla y lo tapó mejor. el pequeño se removió y chaqueó la lengua.
—binnie hyung, déjame dormir. apenas son las seis de la mañana —reclamó el rubio medio dormido. se acomodó del otro lado, destapádonse nuevamente en el proceso.
soobin negó con una sonrisa y se sentó en una esquina de la cama.
el menor se enderezó poco a poco, sentándose a la altura de soobin. sobándose los ojitos, miró con el ceño fruncido y un bonito puchero al mayor. luego enfocó bien su vista y sonrió al ver al pelinegro mirándolo fijamente.
—volviste —saludó yeonjun.
—buenos días, cariño —le dijo soobin acomodando sus rubios cabellos detrás de su oreja.
ambos se quedaron muy cerca, intercalando sus miradas entre sus ojos y sus labios. soobin colocó su mano en la mandíbula del bajito.
yeonjun apegó más su mejilla a la gran mano del mayor, cual gatito en busca de más mimos.
el alto sonrió y se levantó de la cama, acarició los rubios cabellitos del menor.
—¿qué quieres desayunar hoy? —preguntó soobin, posando una de sus manos en el muslo de yeonjun y le dió un suave apretón.
el rubio se estremeció ante el toque del mayor, quien aún continuaba proporcionándole leves caricias.
—no lo sé, hyung. cualquier cosa estaría bien —respondió con simpleza.
su desayuno transcurrió con total normalidad, comieron y después cada quien hizo sus cosas, como un día cualquiera. ahora mismo, se encontraban acurrucados viendo una película, yeonjun sentado sobre soobin. nada fuera de lo común.
soobin no entendía como hacía yeonjun para ser tan malditamente tierno y sexy, ¿era acaso alguna especie de magia? porque, mientras hacía que su corazón se derritiese al verlo vestir un adorable pijama de zorrito, también lograba provocarlo con la misma prenda. podía delinear a la perfección cada curva del exquisito cuerpo del menor.
todo estaba transcurriendo de manera relativamente normal, de no ser porque hacía unos pocos minutos, el rubio había comenzado a removerse sobre su regazo de manera tortuosa. el mayor posó sus dos manos en las caderas de yeonjun, deteniendo sus 'disimuladas' acciones.
