Uno

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Cierro los ojos y apoyo mi frente en el metal del ascensor, estoy agotada y solo quiero dormir.

-Señorita-

La voz de Nine me saca de mis pensamientos pero no consigue mi atención a la primera cosa que parece preocuparle; le dejo sufrir unos segundos antes de abrir mis ojos y mirarlo soñolienta.

-¿Si?-

-Roga quiere saber qué desea cenar-tiene el celular pegado a la otra oreja

-No nos quedaremos a cenar-respondo en tono cansino y Nine suspira de alivio.

Lo entiendo, si mi ex prometida estuviera todos los días en casa de mi jefe (por que ahora se acuesta con él) yo también repeleria esa casa como si fuera la peste.

Le da la negativa a Roga y cuelga.

Las luces del ascensor siguen cambiando y cada que ocurre un leve pitido se escucha.

-Molesto-murmullo

-Ya estamos aquí-responde mi compañero, empleado, perro, mi fiel amigo.

Me río al pensar en todos esos adjetivos de su persona.

Mis tacones apenas resuenan debido a la mullida alfombra beige que tapiza el suelo del pasillo, Nine camina detrás mío y lo veo sacar sus cigarrillos.

-¿Te quedarás en la ventana del pasillo?-pregunto señalando el lugar

-La esperaré aquí afuera, igual solo va a entregar unos papeles ¿No?-

-No tardaré-prometo y el solo asiente en lo que llegamos a la puerta. Entró sola y lo primero que veo en la sala del apartamento es a Roga bebiendo y hablando a la vez.

Dos hombres están sentados delante suyo y lo miran atentos, maravillados con lo que está diciendo.

Esos dos ya están en el bolsillo de mi jefe y ni siquiera lo saben.

-¡Oh! Sarah, llegas justo a tiempo-dice alegre al verme y me abraza amistosamente-Estos caballeros están realmente interesados en los esquemas de los que hablamos la última vez-

Me sumerjo poco a poco a la conversación, si bien no tengo el talento de palabra que tiene Roga mi propio intelecto y las pruebas de mis trabajos anteriores me aportan cierto estatus dentro de las negociaciones.

Cuando miro el reloj antiguo que está recargado en la pared me doy cuenta que apenas han pasado unos minutos, 15 para ser más exacta. Entonces siento un escalofrío en la punta de mis dedos y las manos me tiemblan.

-¿Sarah?-pregunta Roga al ver que me apartó bruscamente de la charla-Caballeros, espero que piensen bien en nuestra propuesta-continúa tratando de desviar la atención.

Mi boca se queda seca y la lengua se pega a mi paladar cuando por fin mi cerebro conecta con lo que me pone tan alerta.

15 minutos, 15 minutos dentro de esta sala, 15 minutos charlando animadamente y no hay ni un solo vaso de agua a mi alcance, incluso el vaso de whisky de Roga lleva demasiado tiempo vacío en sus manos.

¿Dónde está la secretaria? ¿Dónde está...

-Roga-lo llamo sintiendo aún más seca mi garganta, las palabras me raspan al salir-Roga-sus ojos dirigen su atención a mi-¿Dónde está Elli?-

Detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora