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Abro la puerta del auto y ella baja, puedo ver reflejado en sus ojeras las horas de trabajo extra que hemos estado haciendo.

-Nine-su voz agotada me llama y veo cómo su brazo se alarga ofreciendo una bolsa de mano-déjala en el auto no la necesito-

-¿Lleva su celular?-

- -No, lo dejé en la bolsa-

Al oír eso compruebo si el mío está conmigo y es así. A paso apresurado la alcanzó después de cerrar bien el auto.

-Odio los edificios departamentales-dice Sarah-¿Roga tiene tanto dinero, pero no puede costearse una casita decente? -me rio al oírla y ella bufa

-Es un perro-

-Nos paga bien-le recuerdo-Nos da trabajo-

-Te quito a tu prometida-me recuerda con una mirada afilada

-Elli no me amaba más-respondo serio, pero siento un dolor creciente en el pecho

-A veces lo odio-ella habla sin mirarme- ¿Cómo se atreve a hacerle eso a mi Nine? Pero, yo también tengo la culpa de eso ¿No lo crees?-

-No señorita-respondo con una sonrisa muy bien ensayada, tan bien ensayada que ella, Sarah, ya la conoce bien.

-Supongo que así como yo odio a Roga es como Elli me odia-

No le respondo y presiono el botón del ascensor que nos lleva al piso 43, la señorita tampoco dice nada más mientras recarga su cabeza en el metal frío

El ascensor se eleva rápido,, pero es demasiado lento para mí de todas formas.

Mi celular vibra en mi bolsillo y lo saco para contestar, veo de reojo a Sarah y creo que se ha quedado dormida de pie.

-¿Si?-.

-Nine-la voz de Roga suena animada, seguro las negociasiones con esos dos sujetos van bien

-¿Que pasa?-

-¿Van a quedarse esta noche?-pregunta y no se que responder-¿Puedes preguntarle a Sarah si quiere comer algo en especial?-

Sin responderle me acerco a la mujer a mi lado

-Señorita-

Hay un ligero movimiento en su cuerpo, pero ya está, se queda quieta, muy quieta y con los ojos cerrados. Me está ignorando, no me molestaría tanto si no fuera porque no deseo mantener una charla larga con nuestro jefe.

Insisto un poco más hasta que abre los ojos.

-¿Si?-pregunta con un bostezo

-Roga quiere saber qué desea cenar-

Sarah frunce el ceño como fastidiada y dice de forma seca que no nos quedaremos a cenar, la noticia me alivia y se la comunicó a Roga, incluso le cuelgo antes de que pueda quejarse.

Seguimos en silencio apenas unos segundos antes de llegar al piso indicado, Sarah se queja por el ruido del ascensor pero no puedo hacer nada respecto a eso.

-Ya estamos aquí-le aviso para que abra los ojos de nuevo. Me mira seria unos instantes antes de sonreirme levemente.Parece estarse riendo de algo pero no le pregunto de que.

No es mi trabajo hacer preguntas, mi trabajo es obedecerla a ella y no cambiaría mi trabajo por nada... Incluso por Elli.

Esta vez me rio para mi mismo y sacó una cajetilla de cigarros mientras caminamos

- ¿Te quedarás en la ventana de la entrada? -Pregunta con una mirada compasiva, me molesta un poco que me trate con lástima pero no quiero decirle.

-La esperaré aquí afuera, igual solo vas a entregar unos papeles ¿No?-

Yo se que es posible que Roga la retenga para la negociación pero no me importa, no quiero entrar a esa casa de la peste.

-No tardaré-dice y pienso que me miente.

Ella desaparece detrás de la puerta y apenas logro escuchar algo de la voz de Roga en la sala cuando la puerta se cierra.

Prendo un cigarrillo y me lo llevo a los labios, retengo el humo mientras abro la ventana con cuidado y lo dejó salir al exterior.

El humo sube mientras se desvanece en el aire mientras yo repito la misma acción varias veces con varios cigarrillos.

Cierro los ojos y recuerdo cuando vine a dejar a Elli aquí. 

Que triste y patético debo haberme visto dejando a la mujer con la que alguna vez planee casarme en la puerta de su amante. Ella estaba seria, no hablo ni una sola vez desde que salimos de mi casa.

-Cuidate Elizabeth-le digo cuando llegamos a la puerta y he bajado su maleta al suelo

-Aún puedes cambiar esto Nine-me dijo con voz nerviosa pero yo senti asco al oirla ¿Como podía decir eso?

-No será necesario, si es Roga quien te hace feliz entonces yo te ayudaré a alcanzar tu felicidad-

-¿Asi como tu seras feliz con Sarah?-la pregunta tiene una nota de queja y me mira herida.

-Lo que pienses que pasa entre Sarah y yo no es lo que piensas, yo no soy como tú, yo no te engañe con nadie mientras seguía diciendo que te amaba y que era feliz contigo-puedo ver por las lágrimas en sus ojos azulados que la he lastimado en serio pero no me importa ¿Por que deberia importarme ahora?

-Lo siento-alcanza a decir pero Roga abre la puerta.

-Elli-dice preocupado y me mira con cierta sospecha, cansado de eso pateó la maleta a los pies de mi jefe y me despido.

-Sean felices por favor-digo por última vez.

La ceniza del cigarrillo me golpea el zapato y me saca de mis pensamientos ¿Cuánto tiempo ha pasado? miro mi reloj y calculo unos 15 minutos.

Seguro tardará más tiempo aún así que prendo otro cigarrillo.

Quiero recordar algo mejor, un momento que me haga sentir mejor, quizá la primera vez que vine aquí, que dormí aquí o la vez que Roga me compro un pastel de zarzamora solo para mi en mi cumpleaños número 24.

O la primera vez que vi a Sarah, si, ese es un buen recuerdo, el día que me volví su compañero, su guardaespaldas... Su perro guardián.

Sonrió al pensar eso pero de pronto hay cierto escándalo saliendo de la puerta del apartamento de Roga, me acerco despacio y escucho pisadas pesadas como si corrieran, llegó a la puerta cuando los gritos de Sarah me alarman.

-¡¡¡NINE!!!-

Entró velozmente y en mi carrera tropiezo con uno de los inversionistas de Roga, el hombre parece estar tratando de marcar por teléfono.

-¡¡NINE, LA PUERTA, NINE!!-

-¡¡¡¡Elizabeth abre la puerta!!!!-Roga no deja de gritar y empujar la puerta del baño, Sarah hace lo mismo así que corro y los apartó de un empujón listo para romper la puerta de una patada.

Detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora