Amor, una palabra que puede significar muchas cosas y como también sentir sensaciones extrañas, una palabra que puede destruir te o mejorar te. Eso no va conmigo, es solo una distracción, que ahora no puedo tener.
Es increíble todo lo que un solo libro logra hacerte reflexionar, eso es lo que pienso mientras termino de leer mi libro favorito “A través de ti”. Quisiera encontrar a esa persona, que me mire como la cosa más preciosa del mundo, pero como dije es una distracción.
Miró la hora en el pequeño reloj, que está a mi lado en la mesita de noche. Dejó el libro en ella y me levanto, no fue buena idea quedarme toda la noche leyendo ya que después tengo unas grandes ojeras.
Y lo confirmo al llegar al baño y ver mi reflejo, parezco un zombie y ni hablar de mi cabello todo enredado. Cuando terminó de asearme y hacer hasta lo imposible para arreglar mi cabello, me dirijo a la habitación de mi madre.
Abro la puerta y al entra un refrescante frío me recibe, no me gusta estar aquí, están…triste.
A los lados de la habitación hay muchos equipos médicos tantos que hasta parece un hospital, y en el medio está Emma Parson, mi madre acostada. Me le acerco y me siento en a su lado.
—Hola, ¿cómo te sientes? —digo, retirando le unos cuantos mechones de la frente.
—Mejor que ayer — responde, mientras meda una sonrisa de boca cerrada.
Ayer tuvimos que ir al hospital, porque le dio un ataque severo y no podía respirar. Eso sucede casi amenudeo, pero aún así es alarmante.
Le doy un beso en la frente y empiezo a buscar sus medicamentos en los estantes, está es mi rutina, levantarme y atender de mi madre.
Se preguntarán si asisto al instituto, pues no, tengo que cuidar a mi madre y eso sería un compromiso. Mi padre me recomendó una sirvienta para que cuidara de ella, pero no la acepte. No me gusta dejarla con personas extrañas.
Le doy las pastillas y un vaso de agua para pasarlas, al terminar agarro el baso y lo pongo aun lado.
—He hablado con tu padre —dice, llamando mi atención—El va a contratar a una enfermera para cuidarme, y tu asistirás al instituto.
Doy un gran suspiro y me vuelvo a sentar en la cama
—Ya hemos hablado de esto, yo…
—Vas a asistir —me interrumpe y me sujeta la mano con delicadeza —No tienes que preocuparte por mi estaré en buenas manos, además tienes que estudiar no puedes pasar todo el tiempo cuidándome.
—Me agrada cuidarte, no es ninguna molestia si eso es lo que piensas.
—Lo se, pero no me agrade que te la pases todo el tiempo conmigo —hace una pausa —tienes que divertirte y vivir tu juventud. Hazlo por mi.
Me pase la mano por la cara, en parte tiene razón siempre me la paso aquí. Mi padre hiso un buen trabajo en convencerla.
—De acuerdo —me rendí.
Me dio una gran sonrisa, se la devolví.
—Mañana empiezas.
Asentí levantándome y despidiéndome de ella para salir de la habitación.
Siempre tengo ese tipo de conversaciones con mi padre, para no angustiarla, debió estar muy desesperado para hablar de eso con ella y no lo culpo, suelo ser un poquito terca y la única que podría convencerme es mi madre, en algunas cosas.
Baje a la cocina y hice el desayuno para nosotras dos, ya que mi padre es trabajando. Después de comer busque algunos productos de limpieza para comenzar a hacer mis deberes.***
Ahora estoy sentada en el gran sofá de la sala viendo novelas turcas, y comiendo Doritos. Reviso la hora en mi celular: 7:30
Escucho la puerta principal habirse , mi padre Peter Harrison ha llegado a casa.
Lo veo caminar hacia mi, me da un beso en la frente y se sienta a mi lado.
—¿Qué vez? — dice, refiriéndose a la novela.
—Una novela turca —respondo —¿Cómo te fue en el trabajo?
—Bien, firme algunos contratos y tuve algunas juntas.
—Así que mañana empiezo el instituto —comento.
Me mira dándome una sonrisa de victoria, ruedo lo ojos. El abecés puede actuar como un niño.
—Es por tu bien — dice, levantándose del sofá.
Pone su mano en mi cabeza alborotando me el cabello, y se dirige escaleras arriba probablemente a ver cómo está mamá.
Subo las escaleras y me dirijo a mi habitación, me siento en mi cama cursando la piernas. Y va a empezar a leer pero mi teléfono sonó, avisando que tenía una llamada.
Me paralizó al ver quien es, Liam mi mejor amigo, el nunca me llama solo hemos hablado por mensaje ya que el se mudo a Londres. No puedo creer lo, me levanto y empiezo a dar vueltas por toda la habitación.
No he escuchado su voz desde que éramos niños, ¿cómo sonara ahora? Nerviosa atiendo la llamada.
—H- hola —tartamudee.
No hubo respuesta.
—¿Hola?
—Hola, Bleir.
Me quedé quieta por unos segundos, su voz ya no es de un niño, es… gruesa y sexy.
—Liam —dije tímidamente.
Mis manos están sudando, no puedo creer que me allá puesto nerviosa.
—¿Cómo te encuentras? —dice
No solo es sexy también suena un poco, ¿intimidante?
—Bien, ¿y tú?
—Bien, quería decirte que estoy tomando un vuelo —comenta, me siento en la cama —. Voy a volver a Nueva York.
Una gran sonrisa sale de mis labios, va a volver, no pude contener la emoción y empecé a dar saltitos de felicidad.
Lo volveré a ver.
—¿Cuándo llegarás? —le pregunte.
—Posiblemente mañana.
—Puedo ir a buscarte al aeropuerto, si quieres.
No respondió inmediatamente, eso hizo que me pusiera más nerviosa de lo que ya estaba.
¿Y si no quiere que vaya?
Un montón de dudas llegaron a mi mente. Hasta que dijo:
—No.
Mi emoción se desvanecido junto con mi sonrisa, me dijo que no, ¿Ahora que le digo? Me rechazó. No me quiere ver.
—Yo podría buscarte al instituto —dijo, interrumpiendo mis pensamientos.
El no sabía que yo no estudiaba, no se lo avía dicho le mentí para no preocuparlo, pero ahora que empezaré mañana el instituto es una buena idea.
Mi sonrisa volvió.
—sí, claro — dije emocionada.
Nos quedamos hablando un rato, le dije a qué hora salía para que me buscará y nos despedimos.
El me va a ir a buscar.
Lo veré de nuevo.
Esas palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza hasta que me quedé dormida.
Alejandra González.R
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Una tentación inesperada ©[En proceso]
RomanceBleir Harrison, una estudiante con bajas notas que se la pasa la mayoría del tiempo cuidando a su madre que sufre una terrible enfermedad, recibe una llamada de su mejor amigo Liam Harper, avisándole que regresa a Nueva York. Lo que ella no se esper...