✧Capitulo.2✧

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Me removí en mi cama, inquieta por un molesto sonido, levanté mi mano para buscar mi teléfono al encontrar lo desactive la alarma, solté un bostezo y miré esos números rojizos que  resaltaban en mi despertador. Que de boquiabierta y me levanté rápido de la cama, mi cabeza dio vueltas por unos segundos, pero no tenía tiempo para ceder a eso y corrí a asearme al baño.

Eran las 6:50 am, significa que me quedé dormida media hora. Mi padre va a matarme.

Después de asearme salí del baño con una toalla rodeando mi cuerpo y fui  directamente a mi habitación.

Tengo clases a las 8, así que tengo que apurarme ya que tengo otras cosas que hacer antes de irme. Busque en mi armario algo para ponerme, no soy una persona que tarde demasiado al arreglarse pero Liam va a buscarme, lo menos que puedo hacer es verme decente.

Me decidí por un vestido de flores veraniego y unos tenis blancos, me arreglo un poco el cabello y examinó  mi reflejo . Todo se ve bien excepto mis grandes ojeras, creo que no importa si me duermo temprano igualmente me salen.

Agarro mi bolso y salgo de la habitación para ir a atender a mi madre. Le di sus medicamentos y me quedé limpiando algunas cosas, ella estaba leyendo un libro que le preste, creo que heredé el amor a la lectura de ella, eso explica porque tengo una gran librería en mi habitación.

Ella me dio una charla, diciendo me que me porte bien y que no haga nada inapropiado. Después de todo eso me despedí de ella dando le un escaso beso en la frente.

Me preocupa dejarla sola, bueno no estará sola va a estar con alguien que no conozco. Aunque no es una enfermedad mortal me preocupa no estar aquí si algo le sucede.

Bajo los escalones rápidamente para ir a la cocina, lo que pienso comer es un sándwich porque es lo más rápido que puedo preparar.

Pero me detuve a medio escalón al ver a una chica dirigirse a la cocina ¿Quién es ella? La seguí con cautela, la observé sentarse en la silla del comedor. Me sorprende la confianza que tiene al estar en una casa que no es suya, la chica tiene una linda melena dorada envuelta en un moño bien hecho.

Me detuve frente a ella plantándole cara .

—Hola, tu debes ser Bleir —me ofreció su mano para que la tomar.

¿Cómo sabe mi nombre?

La mire dudosa, tome su mano y  inmediatamente la solté.

—Y, ¿Tu eres?

—Oh, disculpa mis malos modales, me llamo Rebeca. Soy la enfermera que cuidara de tu madre.

La miro sorprendida, no pensé que mi padre contrataría a una mujer tan joven como ella.

—Veo que ya se conocieron —dice mi padre entrando a la cocina.

Le dedique una pequeña sonrisa y él me dio un beso en la cabeza.

Me fui directamente a preparar mi sándwich, pero no dejaba de  pensar en chica rubia que esta sentada en el comedor junto a mi padre. Él empezó a leer su periódico como todas las mañanas, la rubia debes en cuando miraba a mi padre embobada.

Admito que mi padre tiene una buena  complexión física pero es incómodo...

Medí la vuelta y carraspeé la garganta, la rubia me miró indiferente.

—Bleir —dice mi padre llamando mi atención.

Dirijo mi mirada hacia él y me encuentro con su seño fruncido.

—¿Si? —digo, con cautela

—Vas a llegar tarde.

Miro la hora y sin duda  voy a llegar muy tarde.

Me despido de ellos y me encamino hacia la calle como si mi vida dependiera de ello. Hoy es mi primer día de clases no puedo creer que llegaré tarde.

Saco mi celular del bolsillo y pido un taxi, después de unos minutos llegó y me adentre en el. A través del vidrio miro la enorme casa en dónde vivo.

Mi padre es el dueño de una de las mejores empresas de revista de todo Nueva York. Así que tenemos suficiente dinero, yo no le tomo mucha importancia a eso, le pido dinero a mi padre cuando lo necesito para las medicinas de mamá o para comprar algún libro.

Hablando de mi padre, creo que a la rubia no le simpatizo...

                                  ***
Quisiera decir que mi día fue increíble, pero sería una mala mentira, fue un desastre. Los profesores no escribían nada en la pizarra, solo dictaban de una manera rápida como si todo solo se anotara.

Estoy guardando los libros en mi casillero cuando de la nada unas manos me taparon los ojos.

—¿Quién soy?

Una sonrisa se dibujo en mi rostro.

—Yenifer López —respondo a carcajadas.

Ella me suelta y la observó, mi mejor amiga Keyla, está cruzada de brazos.

—No puedo creer que me hallas confundido con ella —hace una pausa y me sonríe —aunque no hay mucha diferencia entre ella y yo.

—Eso no lo dudo —digo aún con una sonrisa.

Sierro mi casillero y me encamino hacia la salida, por el día de hoy se acabó está tortura de instituto.

Keyla viene junto a mi, comentando de su gran día y de las buenas notas que tiene. Antes de conocer a Liam, ella y yo éramos grandes amigas, aunque casi nunca se llevó bien con Liam.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó, después de decir que era la mejor de la clase.

Keyla es muy inteligente, ella era la que me apoyaba cuando no iba al instituto. Así que ya estoy acostumbrada a que siempre me hable de esos temas.

—No es necesario, Liam va a venir a buscarme —digo bajando los escalones.

Me detengo cuando veo que Keyla no está a mi lado, me doy la vuelta y la observó, esta paralizada y viendo me con sorpresa.

—¿Liam? —asentí, ella empezó a caminar para estar a mi lado —¿El Liam que tú y yo conocemos?

Asentí nuevamente. Le empecé a contar todo ya que no me terminaba de creer, ella me miró asombra con cada palabra que salía de mi boca.

—Oh, así que ya no me necesitas para llevarte a algún lado —dice haciendo un puchero.

—Puedes venir con nosotros si quieres —propongo, ignorando su comentario.

Niega levemente con la cabeza. Seguimos caminando y nos detuvimos en la salida.

—No es necesario, no los quiero interrumpir.

La veo de reojo extrañada, la noto algo molesta, pero decido no decir nada. Me quedé mirando el campus por unos minutos viendo a los estudiantes ir de allá para acá. Keyla está viendo algún punto del campus con intensidad, curiosa por saber que le llama la atención, dirijo mi mirada hacia allá.

Y me encuentro con esos ojos negros que me miran con curiosidad.

Mi respiración se aceleró y mi corazón dio vueltas como loco.

Las manos me sudaban y me quedé hay sin saber cómo reaccionar…

Alejandra González.R

Una tentación inesperada ©[En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora