—¡Lotte, mueve el culo! —me grita mi mejor amiga desde el coche.
—¡Ya voy joder! —contesto mientras agarro las llaves de casa y me echo a correr hacia su coche.
—¿Podremos llegar puntuales a alguna fiesta? —bufa echándome una mirada molesta y arrancando.
Bajo el parasol del coche y saco mi labial rojo para delinearme los labios con precisión. Lo hago con destreza, ya han sido años de práctica y juraría que podría hacerlo hasta con los ojos cerrados. Una vez que termino me atuso el pelo y me vuelvo hacia mi mejor amiga.
—Nadie llega pronto a una fiesta, Annie—contesto dibujando una sonrisa ladeada.
Esta pone los ojos en blanco y sigue a lo suyo, que es conducir.
—Sabes que me pone de los nervios llegar tarde—bufa mientras se agarra con fuerza al volante.
Aprieto un poco los labios y me aguanto la respuesta, sé que mi mejor amiga es muy maniática para ciertas cosas, y una de ellas es la puntualidad.
—¿Cuánto llevas sin echar un buen polvo? —pregunto de la nada, aunque tampoco la toma por sorpresa, suelo hacer preguntas aleatorias cuando se me viene en gana.
—Desde, ¿ayer? —piensa, recuperando su buen humor de siempre.
Sabía que el recuerdo del sexo la pondría feliz.
—¿Te tiene satisfecha?
Duda por unos segundos, a lo que yo me quedo observándola en silencio.
—Le pondría un 6 por el esfuerzo—suelta de la nada, a lo que yo no puedo evitar soltar una risotada. —¡Es que no baja, tía! —protesta poniendo un puchero.
Vuelvo a reírme.
—¡No te rías, perra! —pone su voz más aguda—¿Cuánto llevas tú de sequía, si se puede saber?
Entonces, me pongo a hacer memoria, y me cuesta recordarlo.
—Creo que desde que lo dejé con el gilipollas de mi ex—me llevo la mano a la barbilla.
—¡¿Tanto?! —se escandaliza mi mejor amiga, desviando por unos segundos la mirada de la carretera para fijarse en mí. —Dios, nena, esta noche tienes que solucionar eso.
Me echo hacia atrás en el asiento.
—Es como si volviera a la adolescencia—suspiro y esta vez soy yo la que le arranca una carcajada a ella.
No tardamos demasiado en llegar a la fiesta. Es la primera vez que vengo a esta casa ya que resulta ser de un amigo de la facultad de Anna, hace una semana le dijo que iba a celebrar algo por San Juan y nosotras nos apuntamos al plan. La verdad es que ella nos apuntó antes de consultármelo, tampoco es como si fuera a decirle que no.
Bajo del coche y tiro del largo de mi vestido, esta noche hace mucho calor y yo me he enfundado en uno que apenas me llega por debajo del trasero. Me gusta cómo me sienta, no os voy a engañar, sé resaltar mis atributos y explotar al cien por ciento mi físico, pero que se me vea la ropa interior no me entusiasma.
—Como hoy no folles, Lottie, te juro que lo haré yo—me advierte mi amiga guiñándome un ojo.
Me echo a reír y niego con la cabeza.
—No tengo muchas esperanzas en esta noche—suspiro.
Sin decir ni una palabra más, ambas nos adentramos en la gran casa que se encuentra a pie de playa, con unas vistas privilegiadas a la costa. No puedo evitar quedarme pasmada ante lo lujoso que se ve todo, no puedo creerme que se haya atrevido a hacer una fiesta universitaria en este lugar. De ser por mí ni me atrevería a vivir aquí. Pero bueno, será cosas de ricos.
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Rétame si puedes [+21]
Любовные романыJuro que mi intención era tener una noche normal, hasta que por mi camino se cruzó mi antiguo compañero del instituto. Ahora es universitario, como yo, más alto y mucho más descarado. Ah sí, y al parecer también me odia, por algo que desconozco. Lo...