Capítulo 3

22.1K 684 182
                                    

Vuelvo con el grupo, al que se ha juntado mi mejor amiga obviamente. De hecho, la veo muy pegada a uno de los chicos, creo que era Luca. Ambos se están riendo por algo, e inevitablemente sonrío al verla así, feliz. Hace algún tiempo que Annie no está bien, ha tenido ciertos problemas familiares que son muy complicados para explicarlo aquí.

—¡Charlotte! —grita Jess, haciendo que el grupo me preste atención. Por un momento siento como si todos pudieran ver lo humillada que me siento, por eso me siento en silencio al lado del rubio y pego un trago de su cerveza. —¿Dónde estabas? Desapareciste.

Al verlo directamente a los ojos, me doy cuenta que no sospecha absolutamente nada. Eso me alivia en parte.

—Fue a ayudarle a Nil con algo—interviene mi mejor amiga de la nada, acercándose hasta nosotros.

Por su mirada lo sabe. Siempre hemos tenido esa extraña conexión con el que podemos decirnos todo sin hablar.

Hablando del rey de Roma, el pelinegro hace su aparición en el grupo. Aparto la mirada de él, todavía dolida por lo que acaba de pasar allá arriba. Jamás me habían dejado así, con un calentón y diciéndome que no somos compatibles en la cama.

Jess se acerca hasta su amigo y comienza a hablar con él.

—¿Qué ha pasado? —pregunta mi amiga con un tono de obvia preocupación.

Parpadeo repetidamente para evitar echarme a llorar. No puedo permitir que ese desgraciado me vea mal. Simplemente no.

—Luego te cuento—expreso forzando una sonrisa que no la convence en absoluto. —Venga, vamos a bailar.

Sin esperar su respuesta me pongo en pie y le ofrezco la mano, ella acepta.

—Vamos a ser las reinas de la pista esta noche, Lottie. —me pega un cachetazo en el trasero que me arranca una risa.

—¿Vais a bailar? —interviene Malva, apareciendo junto a su novia.

Tanto mi mejor amiga como yo asentimos, y así es como el resto del grupo decide que es un buen momento de la noche para darlo todo en la pista.

Y eso hacemos.

Pierdo la noción del tiempo cuando Anna y yo comenzamos a bailar, a contonear las caderas y a mover el culo. No es por nada, pero esto se nos da muy bien. Incluso afectadas por el alcohol.

De pronto, detrás de mí siento una presencia. Mi primera reacción es asustarme, pero al encontrarme con Jess agarrando mi cintura sigo moviéndome. Él me gira, con una sonrisa ladeada en el rostro que me hace sonreír.

—Vaya, vaya. Te mueves bien, Charlottie—me guiña un ojo sin dejar de moverse.

—Tú tampoco lo haces nada mal—me permito recorrerlo con la mirada mientras l no aparta sus ojos de los míos.

—Creo que has robado la atención de más de uno—me susurra de pronto en el oído, poniéndome nerviosa.

Arqueo una ceja, esperando una respuesta de mi amigo que nunca llega, este me señala con la mirada a una pareja. En concreto a Elba y Nil, sí, ambos bailando y moviéndose con sensualidad. Ella se encuentra de espaldas a mí, y él la lleva a dónde desea mientras sus ojos no dejan mi cuerpo. Dios mío, me está comiendo con esos orbes azulados que tiene.

—Pues que mire—suelto sacando mi lado más zorrón.

Jess se ríe y aferra sus manos a mi cintura.

—Vamos a darle un buen espectáculo, ¿no?

Asiento, mordiéndome el labio inferior y siguiendo los movimientos del rubio. Cada vez más cerca el uno del otro, dejándonos llevar por el ritmo intenso de la música.

Rétame si puedes [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora