Capítulo 22

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-Lo siento - dije avergonzada.

Una lágrima iba a escaparse de mí. Iba a llorar por bronca. Bronca de que no me deje comerle la boca de un beso. Me senté en la silla, apoyé mi codo en la mesa y mi cabeza sobre mi muñeca. Cerré los ojos con fuerza para que las lágrimas de bronca y desolación no salieran.

-No, no llores - dijo y se acercó a mí.

Se agachó a al lado de la silla en la cual, estaba sentada y con sus manos, acariciaba mis piernas. Yo me estremecía por cada caricia. Mis ganas por besarlo, aumentaban cada vez más.

-No estoy llorando - dije con un hilo de voz.

-Si lo estas - dijo y tomó mi mano - lo lamento, pero yo... no puedo - dijo y bajó su mirada al suelo.

Sentí como mi estómago se cerraba al interpretar aquellas palabras. Tenía novia, seguramente es eso.

-Lo siento, no sabía que tenías novia - dije con voz quebrada.

Él suspiró.

-No tengo novia, ______ - dijo y abrí los ojos para mirarlo, intentando encontrar alguna respuesta válida en sus ojos - ya no... - dijo con cierta tristeza, pude notarlo en sus ojos - es solo que, no puedo.

-¿Por qué no? - pregunté

-Porque no puedo, eso es todo lo que puedo decirte - dijo

-De todas formas - dije, incorporándome - no es esto por lo que vine.

Miré sus ojos y fue como si esos ojos tan bonitos color azul se apagaran. Como si el brillo que tenían luego de que lo abracé, desapareciera.

-Tienes razón - dijo y se apartó para sentarse en una silla, en frente mío - ¿hablamos luego de cenar? - preguntó

-No tengo hambre - dije cortante.

-Debes comer algo, ______ - dijo él

-Disfruta tú la cena - dije, me crucé de brazos, crucé una pierna sobre la otra y giré mi cabeza noventa grados para mirar alrededor y darle a él, la vista de mi delicado cuello y mi perfil.

-Ven - dijo y tomó mi mano.

Me alejó un poco de la mesa y comenzamos a bailar un lento, sin música.

-Debo recordarte por qué vine - dije y levanté mi cabeza de su pecho para mirarlo - por explicaciones.

-Lo sé - dijo - y las tendrás.

-Te escucho - dije y me alejé para poder mirarlo bien de frente.

-Bien, la verdad es que yo sabía que habría una masacre - dijo y lo miré atenta.

-¿Por qué me avisaste a mí y no a todos? - pregunté

-¿Crees que me escucharían? No seas inocente, _____ - dijo

-Pero hubieses quedado con la conciencia limpia de que los advertiste, Luke - dije

-No tengo la conciencia sucia, ______- dijo - sé a quienes iban a atacar, puntualmente, y serían ellos, justamente los que no me escucharían.

Por un lado, creí en él. Lo entendía. Pero raramente, las dudas seguían.

-Me avisaste que no habría colegio porque... ¿te importo? - pregunté

-Porque tú sí escuchas, solo por eso - dijo y suspiré

-¿Cómo sabías que atacarían? - pregunté intrigada por una respuesta.

-Los escuché hablando - dijo

-¿A quiénes? - pregunté por fin.

Luke se tensó y no articuló palabra, por lo menos, por un tiempo.

-No importa quienes hayan sido, ellos lo saben, ellos lidiarán con eso - dijo - deben tener alguna razón.

-¿Crees que existen razones para matar a alguien? No lo creo - dije

-Tú no sabes de sus vidas, Pevensié - dijo

-¿Y tú sabes lo suficiente? - pregunté y me crucé de brazos.

-No - dijo - pero sé que no fueron a matar por qué sí.

-¿Y cómo estás seguro de que no son unos enfermos?

-Porque siempre hay un por qué para todo - dijo

-¿Eso crees? - pregunté alzando una ceja.

-Claro, es solo que a veces, es difícil de comprender el estado de otras personas - dijo - por eso no debemos juzgar.

-¿No se debe juzgar a una persona que mata? - dije y reí irónica - Luke, no existen razones suficientes para sacarle lo más preciado que uno tiene, la vida.

-Algunos no la merecen - dijo

-En eso tienes razón - dije - esas bestias no la merecen.

Él se quedó mirándome. Hacía cada vez más frío. Ya comenzaba a temblar.

-Quizá deba llevarte a casa - dijo

-Creo que deberíamos seguir hablando... - dije misteriosa - ¿Por qué no vamos a tu casa? No creo que a Mike le moleste.

-Mike ya no está más en casa - dijo

-Oh - dije

Quizá sería el momento perfecto para acercarme.

-Pues... ¿vamos? - pregunté.

-A hablar - aclaró él.

-Sí, sí, claro - dije con algo de sarcasmo y él me miró medio mal - aguarda - dije y él volteó a verme - gracias por esto, fue muy lindo de tu parte - dije refiriéndome a la cena a la luz de la luna que me había preparado - lamento que estómago se me haya cerrado y que no podamos hacer de esto algo más... romántico - suspiré - ojalá se repita.

-No lo agradezcas y no te preocupes, está bien - dijo refiriéndose a mi perdón por mi falta de hambre.

Suspiré rendida, ni le prestó atención a mi indirecta de hacer esto algo más "romántico".

Caminamos hasta el auto y él manejó en silencio. Llegamos a su casa, subimos y él dejó su saco en el respaldo del sillón. Él me miró y vio que aun temblaba.

-En mi cuarto tengo calefacción - dijo - quizá puedas acobijarte y estar mejor.



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Criptonita-Luke Hemmings (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora