Capítulo 1

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"Our prime purpose in this life is to help others. And if you can't help them, at least don't hurt them." - Dalai Lama

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- ¿Cuál es el sentido de la vida? O más bien de lo que nos queda de ella - reía con pena la cabra mientras soltaba el rostro de su víctima quien solo le mostraba los dientes ferozmente y fruncía el ceño. Después de un largo suspiro, ojos azules miraron detenidamente a la criatura que yacía en el suelo temblando mientras perdía la poca fuerza que le quedaba. - Venga, dímelo... por favor... ya no lo aguanto más. Llevo toda mi existencia haciendo lo mismo con la falsa esperanza de renacer en Kumogakure. Todos los del zodíaco han decidido dejar de lado esa fantasía de mierda y yo sigo aquí, sin poder avanzar... Descansa en paz, compañero.

Después de recomponerse, la cabra cogió su extraña lanza y se la clavó a la pobre criatura que lloraba de dolor. Cuando esta permaneció finalmente quieta, un fuego de color azul ingresó en el cuerpo del recolector. Este, molesto, apretó su puño contra su pecho fuertemente y no lo soltó hasta que comenzaron a crujir sus costillas. Ojos azules miraron al cielo con melancolía, buscando respuesta alguna a sus lamentos.

La gran criatura se dedicó a andar y andar durante mucho tiempo. ¿Cuánto exactamente? Nadie lo sabe. El tiempo no tiene valor alguno en Gaman, o la tierra de los muertos. Allí lo único que tiene valor son las almas de sus habitantes ya sean recolectores, visitantes u observadores. Esas almas son lo único que mantiene con "vida" a los recolectores. Cuando consumen un alma, ese ser sufre la 2da muerte y se desconoce lo que pasa en ese estado. La tierra de Gaman es oscura y hay extrañas partículas en suspensión de color negro azabache, como si fueran cenizas. El cielo es de tonos grises, no anochece, pero tampoco amanece. Hay extrañas estructuras de vez en cuando y siempre están quemadas. La propia Gaman es el misterio más grande...

El recolector llevaba caminando tanto tiempo que se estaba empezando a quedar sin alma. Pero eso no lo detenía, se podría decir que ese era su objetivo, al fin y al cabo. Abandonado por sus compañeros y condenado a vagar por esas tenebrosas tierras a su suerte. Ya había abandonado el sueño de querer renacer, "a saber que loco se ha inventado esa historia... hmpf probablemente fuera ese loco". Una curiosa luz azul captó la atención de la cansada cabra. Se encontraba en una extraña cueva. Todo a su alrededor estaba destrozado, incluyendo un gran ¿coche?, pero uno extremadamente largo, no sabía exactamente lo que era y tampoco le importaba. Después de analizar detenidamente al pequeño fuego azul que brillaba con intensidad, unos grandes ojos azules hallaron la respuesta.

- Nunca pensé que me volvería a encontrar a uno de estos. Dime pequeño, ¿cuál es la razón de tu existencia? - no obtuvo respuesta oral, pero de repente la pequeña llama creó una gran columna de fuego por encima de él que brillaba con gran intensidad - Tú... ¿deseas vivir? No, no es eso... ¿Qué es lo que deseas? ¿Qué razón tienes para querer continuar? ¿Qué es lo que te impulsa para mirar hacia delante? Necesito saberlo... necesito... verlo. - La cabra extendió su huesuda mano hasta tocar a la pequeña luz y por primera vez en toda su existencia, una lágrima cayó sobre su mandíbula - Con que es eso...

Una gran oscuridad nubló la mente del gran recolector y repentinamente cayó desplomado, todo su cuerpo y alma fue absorbido por el pequeño fuego azul.

Recolectores de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora