Capítulo 4: Resacas Tardederas
Cuando me desperté no sabía dónde estaba, era un cuarto con las paredes verde lima, y estaba abrazada a un oso gigante de peluche, también estaba en pijama pero este no era mío, ¿dónde mierda estaba y de quién era la ropa que llevaba?
Me giré y vi un torso desnudo sentada en el escritorio. Mirándome. Cuando pude darme cuenta de quién poseía ese glorioso torso, él ya estaba acercándose con un zumo de naranja.
-¡Buenos días osezna!
-¿Ma-Ma-Marcus?-no podía vocalizar teniendo ese cuerpo de Dios frente a mí. - ¿Qué hago aquí? ¿Por qué tengo un pijama que no es mío? ¿Y este oso gigante? ¿Que haces sin camiseta? Estoy confundida.
-Ya lo veo osezna, parece que estamos en un interrogatorio. Son las 7 de la tarde y acabo de salir de a ducha, tienes uno de los 500 pijamas de mi hermana que ayee cogí prestado y ese oso gigante es mamá oso, mi "osito" de peluche.-no me había enterado bien de todo, me importaba más su torso desnudo-¿Vic?¿Estás ahí?
-¿Eh? Ah, sí, eso, claro, todo bien.
-Si quieres le hago una foto y te la quedas de recuerdo.
-¿Una foto a qué?
-A mi torso, estás embobada con el.
-¿Qué? No no, yo no miro nada, si no que estoy cansada, pero si insistes en la foto...
-Vic no sabes mentir. Admite que te gustan las vistas y ya está. No me importa. Jajajaja.
-Bue-bueno... Lo admito. Estás como un tren. ¿Contento?
-Sí-sonrió y giró la cabeza a un lado-¿y tú?
¿Qué? ¿A qué se refería con eso? Parece que se dió cuenta de que no tenía ni idea de a qué se refería.
-Estás abrazada a un oso gigante, una buenorro te ha traído el desayuno a la cama y estáis solos en casa. ¿Estás contenta?
Al principio me lo dijo serio pero supongo que empezó a notar como me ponía roja como un tomate y empezó a reírse a carcajadas.
-Yo-Yo-Yo...-¡PERO QUE COÑO ME PASA! TENGO LO QUE QUIERO Y COMO LO QUIERO DELANTE MIA, ÁCTUA, ÁCTUA VIC ÁCTUA!
Me levanté y le dí un suave beso en los labios, él se quedó quieto, parecía hasta sorprendido, ¿pero qué le pasa? No estaba buscando eso? Me alejé de él y le miré a los ojos.
-¿No te ha gustado?-
Seguía como congelado, parecía ausente, ¿qué le pasaba?-¿Marcus? ¿Estás ahí?
-¿Qué? Ah, si, me ha gustado, pero no es lo que busco.
-¿Cómo que no es lo que buscas? ¿Me has usado como un juguete de prueba?
-No, no es eso... Es que...
-Cállate, ¿y mi ropa?
-Vic si me dejaras...
-¡Y MI ROPA!
-En la silla-fui con los puños cerrados hacía la silla cogí mi ropa y mi bolso-el baño está allí.
Me señalo una puerta blanca a la izquierda de la cama. Fui allí di un portazo y cerré con pestillo.
-Vic... Déjame explicarte...
Salí del baño.
-Me llamo Victoria.
-Victoria, por favor.
-Marcus, adiós.
Me fui de la casa y las lágrimas empezaban a caer. ¿Por qué todo lo malo me pasa a mí? ¿Qué he hecho mal?
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Volví a casa y me tumbe en la cama, ¿por qué no escuché a Marcus? Debería ser el orgullo del momento, pero ahora me arrepiento, ¿tan importante sería?
Tampoco le iba a llamar ahora, si tan importante era, que me llamase él.
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ESTOY VIVAAA!!! YA PODEIS CELEBRAARLOO.
Lo siento pero es que tenía los finales y no he podido... Pero ya esta aquí!!
Besos,
La escritoa
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The Perfect Man Isn't Real
Teen FictionVictoria solo busca el novio perfecto, cosa que sabe que no existe, pero que piensa que algún día le aparecerá uno casi perfecto como Mario el millonario, sexy, amable, guapo, con trabajo y que ama con locura a su hermana mayor, Celia. Todo cambia...