🥀 Capitulo 22.

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La distancia entre el alfa y el omega no era tan corta en sí. Una de las chicas de ahí le habia contestado cuando después de tantos intentos por llamar al omega habia decidido que era buena idea llamar directamente a uno de los teléfonos fijos de la empresa, donde le habian informado que Apo habia partido tiempo atrás.

Sabía que el omega debía de sentirse triste, talvez traicionado, y por eso mismo su lobo estaba rasguñando como un maniático por abrazar al pelirrosa y repetirle mil y una vece que lo amaba demasiado.

Él también se sentía horriblemente traicionado, pero por la omega castaña que le habia besado por sorpresa y sin su consentimiento. Pensaba que por fin habian logrado entablar una amistad bastante cómoda.

Pero se habia equivocado.

Mordía sus uñas ansioso por llegar donde el omega, necesitaba tanto explicarle las cosas.

Una vez el vehículo se estaciono frente a su edificio, le agradeció rápidamente antes de salir corriendo de ahí para tomar el ascensor a toda prisa. Su alfa le decía que el omega estaba ahí, podía sentirlo de una manera tan fuerte que le hacía querer bajarse del maldito ascensor por ser tan lento y correr escaleras arriba.

Por fin dio con su piso, no podía retener sus ansias y temor.

¿Qué si después de eso Apo no le dejaba seguir con su discreto cortejo y lo odiaba?

Sentía pánico en solamente pensar que tendría que alejarse del menor. No se sentía capaz de hacerlo nunca.

El solamente estar de pie frente a la puerta de su departamento pudo sentir un golpe bajo en el vientre; el amargo aroma golpeo de fuerte, sabiendo que la tristeza inundaba los sentimientos del omega que yacía adentro.

Se sentía la peor persona del mundo.

Tomó una calada inmensa de aire antes de tomar su tarjeta y llaves de acceso y abrir la puerta con lentitud. El aroma golpeo aún más fuerte en su estomago haciendo a su lobo aullar adolorido.

Las luces estaban apagadas en su totalidad, pero aun así podía distinguir dos bolsas grandes con paquetes de lo que suponía era comida china. A su lado, en el sofá, podía ver un bulto envuelto en una cobija, la cobija que habitualmente estaba en su cama en la habitación.

Sabía que era Apo, peor no se le veía moverse ni un momento.

-Apo -. Llamó temeroso y con un tono de voz demasiado bajo y miedoso, no sentía que podía hacer otra cosa. -Apo -. Nuevamente, pero esta vez obtuvo respuesta.

Apo se desenvolvió de la cobija y le miro girando un poco su cabeza hacia su dirección. Sus ojitos estaban rojos y con sus mejillas con rastros de lágrimas secas. Esa mirada llena de duda y tristeza solamente golpeo mas fuerte en el pecho del alfa.

Habia hecho llorar a Apo otra vez. No sabía ser un buen alfa.

-Llegaste-. Su voz sonaba ahogada, devastada. -Felicidades por tu premio-. Habia tratado de sonreír, pero esa mueca extraña no habia estado ni cerca de serlo.

No resistió más a prácticamente lanzarse a tomar en brazos al omega, siendo recibido con los brazos abiertos en menor, sintiéndose como se aferraba con fuerza a su cuello y enterraba su carita en su hombro. Mile se aferro con esmero a la cintura del menor, quedando casi sentado sobre él.

-De verdad no sabes cuanto la odio en estos momentos-. Sentía un nudo crecer en su garganta, sintiéndose asfixiado entre la rabia que le tenía a la chica.

-Esta bien, no te preocupes-. Lo podía escuchar sorber su naricita, apretujándolo aún más contra su cuerpo.

-No, no lo está-.

Una Película Aparte🥀MileApo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora