Capítulo 2

146 19 13
                                    

ADVERTENCIA: Contenido YAOI que es una relación homosexual chico con chico, si eres sensible a las malas palabras, escenas sexuales explícitas y contenido homosexual, abstente de leer, conste: sobre aviso no hay engaño.

~~~~~~~~~~

Cuando llegué a mi departamento, me sentía agotado y triste, pero fue necesario despedirme de Candy, me pesa que yo haya sido tan cobarde que si ella no hubiera tomado la iniciativa, hubiéramos seguido jugando a ser amigos.

Neil llegó por mí como a las 10 de la noche para irnos a un bar pero al ver mi clara desolación prefirió pedir sushi y escuchar pacientemente toda la fallida relación con Candy y su despedida, él se ha portando de forma fenomenal: me ha consolado y antes de despedirse nos dimos un primer beso que fue dulce y lleno de consuelo. Neil no era un tipo muy romántico pero esa noche fue justo lo que yo necesitaba: comprensivo y dulce, me enamoré aún más de él.

Después de dos semanas de seguir saliendo con Neil solo coqueteando y besándonos frugalmente, hoy en la noche él vendrá a mi departamento a cenar y probablemente a desayunar después…

Estoy bastante nervioso, arreglé un poco el departamento, cambié las sábanas de la cama, y quité el letrero con el nombre de “Candy” que aún seguía colgado en la puerta de la habitación que de nuevo estaba vacía.

Probablemente solo podría permanecer este semestre aquí, mi padre en cuanto se entere que soy homosexual, me quitará todo el apoyo económico, pero me he adelantado a solucionar ese futuro problema, me han nombrado capitán del equipo de tenis, y por mis calificaciones me otorgarán el próximo semestre una beca del 100% más mis gastos de manutención, me mudaré a los dormitorios masculinos y me darán alimentos gratis en todas las cafeterías de la universidad.

Nuestro entrenador consiguió un buen patrocinador por lo que no tendré que preocuparme por ropa para entrenar, raquetas y calzado deportivo. Tengo dinero ahorrado y venderé mi auto, usaré sólo mi antigua bicicleta que mi madre acaba de mandarme, tomaré el control de mi vida y de mis finanzas, será complicado, pero no imposible.

Antes de que llegue Neil, me doy un baño, estoy nervioso y excitado, más excitado en realidad.

Cuando acabo con mi arreglo, se oye el timbre, es él, abro la puerta, estoy descalzo con sólo mi pantalón de mezclilla, en mi apuro de abrir no me puse ninguna camiseta y mi cabello está mojado. Y ahí está él, boquiabierto y paralizado, no puede quitar su mirada de mi torso.

—Vas a quedarte toda la noche babeando en el marco de mi puerta o vas a pasar—le digo burlonamente.

—Carajo, eres tan estúpidamente guapo que hasta te odio un poco—me dijo Neil casi en un gruñido mientras por fin atravesó el umbral de la puerta, traía una bolsa con cervezas en lata para él y botellas de agua para mí: en un mes empezarían los nacionales y yo tenía prohibido el alcohol porque bajaba mi rendimiento físico.

Dejó la bolsa encima de la barra de la cocina y simplemente se abalanzó contra mí, antes nos habíamos besado, pero no de esta manera descontrolada.

Sus manos frías acariciaban mi espalda desnuda, su boca devoraba la mía, nuestras lenguas se saboreaban, nuestros gemidos morían en cada beso, yo estaba ahogado de un placer que jamás había sentido en mi vida, Neil no es una persona cariñosa, más bien es como un troglodita furioso ansioso de sexo, seguíamos embebidos en nuestras bocas, en una pausa logré decirle.

—¿No íbamos a cenar? — me vió con fuego en su mirada, me tomó del cabello de mi nuca jalando mi cabeza un poco hacia atrás y con la respiración agitada me contestó:

—Si quieres cenar antes, jamás me vuelvas a recibir sin camisa— yo estaba recargado en una de las paredes de la cocina y ahí mismo, soltó mi cabeza, ambos estábamos visiblemente excitados, entonces él comenzó a besar de nuevo mis labios, pero se desplazó a mi cuello, fue bajando poco a poco a mi torso, mi abdomen. Dios mío, me estaba volviendo loco… por fin llegó hasta los botones de mis jeans: desabrochó uno a uno: no eran los de cierre, eran los de botones y se hincó, con desespero de un jalón bajó mis jeans junto con mis boxers, mi excitación saltó dándole la bienvenida, él me miró, con ojos llenos de lujuria, yo respiraba y gemía ante la anticipación, él se relamió y comenzó a acariciar mi miembro con su maravillosa y prodigiosa lengua, primero succionaba un poco la punta, probándome, saboreándome, después lo introdujo casi todo, con el ritmo perfecto en sus movimientos, yo acariciaba su hermoso cabello castaño rojizo, sus hombros, sus brazos, su boca Dios mío: él era todo perfecto, por más que me esforcé no pude durar tanto, tenía que venirme, intenté retirarlo, pero él me volvió a dirigir esa deliciosa y malvada mirada que me daba a entender que lo quería en su boca, gruñidos, jadeos, yo tiraba de su cabello como respuesta a mi éxtasis, finalmente me derramé, él me recibió hambriento. Se puso de pie y me besó, sentir mi sabor en su boca me volvió a prender, me deshice del pantalón y mis interiores y los dejé botados en la cocina, lo arrastré a la habitación, él se desnudó en un santiamén, era infinitamente guapo, musculoso, bronceado con un aspecto de macho sexy y por lo menos 5 centímetros más alto que yo.
Seguía habiendo fuego en sus ojos avellana. Lo aventé de espaldas la cama, los dos éramos nuevos y sólo seguíamos nuestro instinto. Yo me situé en medio de las piernas de Neil, seguíamos besándonos en completa excitación, nuestras masculinidades seguían nuestro ritmo acariciándose, frotándose, quise corresponderle haciéndole lo que él me hizo, poco a poco fui bajando con mi boca dejando un camino húmedo de saliva en su cuerpo, besos, chupadas, pequeñas mordidas, estaba como en un trance, quería darle la mejor mamada de su vida, o por lo menos que la primera vez que yo se la diera fuera una memorable.

Remontando el vuelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora