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Samira hizo una mueca al entrar a la sala de cine con Susie y reunirse con su hermana, Roz y Harvey. Lo único que le gustaba de unirse a esta actividad era burlarse del novio de su hermana quien justo ahora saltaba asustado por la película de terror.
—Valiente novio tienes, Brina— bromea Sam sentandose con una sonrisa maliciosa.
—Sam—pidio su hermana en voz baja.
La otra rubia alza los hombros. ¿Detestaba al noviecito de su hermana? Si. ¿Dejaría de hacerlo algún día? No.
Aunque no decía nada porque su hermana menor era bastante feliz con el idiota Kinkle, y la trataba medianamente bien. Bueno, no es que pudiera hacerle algo mal a Sabrina sin que su hermana mayor le arranque los ojos.
Samira estiró su mano para tomar un poco de palomitas. Si no fuera por su hermana menor, ella no tendría lazos sentimentales con el mundo humano.
La película de terror termino así que como ya era una costumbre irían a la cafetería a discutir sobre lo que habían visto.
—Me confundieron los zombies, digo, ¿por que eran tan lentos?— dijo el castaño algo confundido.
—Estabas tan asustado que no creo que lo hayas analizado correctamente— se burla Samira tirando una basura.
Sabrina suspiró, Harvey le negó con la cabeza haciéndole saber que ya estaba acostumbrado.
—Los que se mueven muy rápido son algo nuevo en el cine del terror... Antiguamente se asumía que los cadáveres reanimados se veían afectados por el rigor mortis y se movían con lentitud— explicó sabiamente Sabrina al final.
Los jugadores de fútbol entraron en su campo visual saludando a la mayor de las Spellman, quien pese a su actitud soberbia y fría con todos los demás era bastante popular entre los chicos.
Cómo era esperado, no recibieron ni una sonrisa por su parte, ya que ella se dedicó únicamente a enlazar su brazo con Susie quien le sonrió abiertamente. Sobre todo porque ellos solían molestar a su Amiga.
— Está bien— dijo la de cabello corto a sus amigas especialmente a las gemelas
Sabrina que por accidente choco con su maestra.
—Disculpe— dijo la rubia menor.
—Sabrina— saludo casi alegremente la mujer —. Aquí estás también, Samira.
Era muy raro ver a las hermanas separadas.
—Buenas noches, señorita wardwell— dijo la mayor antes que su melliza—. No sabíamos que era fan de las películas de terror.
—A Sabrina y Samira les encantan— confesó Harvey, haciendo énfasis en su novia—. Más sangre mejor.
