Capitulo tres:

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Samira sostuvo su libro entre sus brazos con expresión inescrutable

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Samira sostuvo su libro entre sus brazos con expresión inescrutable. Se cruzó de brazos sentándose en una de los sillones con la mirada clavada en el, era dura y fría.

—Bien—dijo Blackwood, tamborileando sus uñas largas y en pico sobre su bastón—. Sus tías me dijeron que tienen preguntas sobre tu bautismo.

—Es cierto—asintió Sabrina—. Pero no sé por dónde empezar.

—Permiteme a mí—Intervino con falsa amabilidad que irritó de sobremanera a Sam—. El bautismo oscuro de una bruja es nuestro más sagrado sacramento. Nuestro ritual más antiguo. Lo hemos realizado por siglos. El libro de nuestro Señor Oscuro, el Libro de la Bestia, es el tomo más antiguo del mundo.

Oh, Sam adora ir en contra corriente.

—Con respecto a eso, si firmo el Libro de la Bestia, ¿significa que le doy al Señor Oscuro dominio sobre mi alma?—pregunto Samira—. Digo, no me apetece vender mi alma por ahora.

—Esa es una interpretación—murmuró un poco reacio a la adolescente, no esperaba una rebeldia bastante marcada—. Pero en gran parte es un gesto simbólico, como suelen ser los rituales religiosos. ¿Qué más?

—El falso dios no pide mi alma... Creo que da... ¿Salvación? Si no me equivoco—continuó con una sonrisa socarrona Samira.

Zelda le miró mal ante la mención del falso dios.

—Digamos que firmo su libro. ¿Él podría imponer que lo obedezca?—preguntó Sabrina lentamente, reprimiendo una risa por la pregunta de su melliza.

—Todas las religiones exigen sacrificios. Pero firmar es más bien la promesa, por así decirlo, de que acatarás sus órdenes. ¿Sabes tus trece Mandamientos?

—Se los enseñamos—afirmó Zelda.

—Se los saben de memoria—continuó Hilda.

—¿Y eso que tiene que ver?—desvío Samira cruzándose de piernas menos convencida de las palabras de ese supuesto sumo sacerdote mientras pone los ojos en blanco.

—No soy una mala persona, padre—declara Sabrina, creciendo segura de sí mismo y hablando con un filo en su voz

—Yo si—levantó la mano Samira.

Hubo un tenso silencio antes que Blackwood soltara una carcajada y sus tías unas risitas nerviosas ante la reacción.

—Me alegra oír eso. Yo tampoco. Ni tus tías— contestó ignorando la mirada de la chiquilla.

Era claras las intenciones de Samira por provocar al hombre de uñas largas y aspecto de un completo desgraciado.

—Pero el Diablo...—exclamó Sam, frunciendo el ceño. Inmediatamente, las risas cesaron.

—El señor Oscuro, ¿sí?

—Personifica el mal—continuó la rubia mayor por su hermana. 

—Incorrecto. Personifica el libre albedrío. El bien. El mal. Al falso Dios le importan esas palabras, pero el Amo Oscuro no sigue esas normas—negó Blackwood.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐄- 𝐍𝐢𝐜𝐤 𝐒𝐜𝐫𝐚𝐭𝐜𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora