CAPÍTULO 23| NI JUDAS FUE TAN TRAICIONERO COMO JUN-WON

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CAPÍTULO 23

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NI JUDAS FUE TAN

TRAICIONERO COMO

JUN-WON

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Después de haber hablado y aclarado las cosas con Khalan y Ha-neul, yo ya me sentía mejor. Menos agobiado y abrumado. Volvía a ser yo. El rayito de sol que cuando se enfadaba parecía un chihuahua. Pero aunque todo estuviera bien, aún no me atrevía a mirarles a la cara. Más por el regaño que me habían dicho que por lo ocurrido la noche anterior. Ha-neul parecía muy enfadada, aunque preocupada, al igual que Khalan.

Por eso había optado por llamarlos noona y hyung, ya que en algunas series que había visto, había funcionado. Había descubierto hace poco que Ha-neul era mayor que yo por un mes, y Khalan tenía un año más que yo.

Salí del chat y apagué el teléfono móvil, lo dejé en la mesita que tenía al lado y me levanté de la cama. Le di unos mimos a Remy y tras darle de comer salí del cuarto.

—Buenos días —saludó Jun-won desde la cocina. Podía oler la comida desde aquí—. Si quieres puedes ducharte mientras termino de hacer el desayuno.

Asentí con la cabeza, pero Jun-won no me podía ver, así que hablé con la voz rasposa.

—De acuerdo.

—Las toallas están en el armario de arriba —me comunicó cuando fui a buscar mi ropa—. Y puedes usar cualquier champú y gel de baño menos el de olor a castañas.

¿Existían champús de olor a castaña? Nunca los había visto y tampoco sonaba muy agradable.

—Vale —me paré en la puerta del baño y le sonreí a Jun-won—. Gracias.

Entre en el baño y me deshice de mi ropa, la dejé en el suelo y la ropa limpia la coloqué encima de la taza de váter. Abrí la mampara y encendí el grifo. La ducha me sentó de maravilla, me quitó prácticamente todo el estrés que tenía. Una vez duchado, me estrujé el pelo para quitarme el exceso de agua y salí del baño.

Ahogué un grito.

Delante de mí estaba uno de los gatos de Jun-won. Concretamente el negro. Y no en plan amigable, el gato estaba quieto, mirándome. Con ojos juzgadores y mirada malévola. Desde que Jun-won me presentó a los gatos, supe que el negro estaba esperando el momento exacto para comerse a Remy. Pero como no había podido hacer su cometido por mí, ahora estaba en plan cazador, pero conmigo. Era su presa.

—Minino bonito —dije con voz suave para no enfadarlo—. ¿Qué haces aquí? Vete, vete.

Pero el gato no me hizo caso, Se puso recto y tras estirarse, empezó a acercarse a mí.

—¡Jun-won! —grité pidiendo auxilio. Cogí con rapidez la toalla y la envolví en mi cadera—. ¡Jun-won! ¡Ayuda! ¡Tu gato me quiere matar!

Jun-won tardó, pero vino con expresión tranquila.

—¿Qué pasa? —preguntó entrando al baño y mirando a su gato—. Te estaba buscando Sejong¹.

—¡Sácalo! —grité un poco histérico—. ¡Me está mirando mal!

Viviendo en SeúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora