Prólogo

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—Entonces...—dijo lentamente con cierta emoción—Vamos a Cartagena?

Le había dicho que no mil veces a Serena pero ella insistía en que fuéramos. A veces mi amiga no entendía que soy una simple estudiante sin un dólar de por medio.

—Serena...sabes que no tengo dinero en este momento, necesito pagar el libro que neces...—pare de hablar cuando la puerta de la cafetería que estaba a mi espalda se abrió dando paso a dos chicos.

El primero era un rubio, alto y bronceado. Giró su rostro hacia mi amiga, la dueña de la cafetería y la saludó moviendo su mano hacia ella. Mi amiga se puso roja como un tomate pero bueno, quien no? Con semejante hombre.

El segundo chico se sentó dándome la espalda sin dejarme ver su rostro. Era igual de alto que el rubio, solo que él tenía el cabello negro azabache y un par de anillos en sus manos. Su cuerpo era como de un maldito modelo de Calvin Klein. Qué pasa con los chicos de esta ciudad? Son todos unos malditos modelos de revista.

—Me estás escuchando?—mustió mi amiga al otro lado del móvil.

Sacudí la cabeza y me centré en ella de nuevo.

—Si, si. Aquí estoy—le respondí pero seguí viendo al chico que aún no le podía rostro a su cuerpo. Algo me hizo verlo mas detenidamente. Era extraño, como cuando tienes un deja vu y sientes que ya viviste este momento...bueno lo vi y sentí como si ya lo hubiera visto, aunque aún no había visto su rostro aún, pero aun así su cuerpo me llamaba la atención, bueno a quien no?. Quizás si se volteara podría reconocerlo, tal vez era un antiguo compañero de instituto por eso me resultaba conocido.

—Podrías dejar de mirar hacia otro lado y mirarme a mi? Tu rostro está igual de embobado como cuando me cuentas de tus sueños con el chico sin rostro...—suspiró y yo la miré inmediatamente.

—Que dijiste?

—Que dije de que?

—Por Dios Serena—puse los ojos en blanco—lo del chico de mis sueños—iba a hablar pero no la dejé hablar—recuerdas que te cuento que llevo meses soñando con un chico del cual no le veo el rostro aún, que solo lo veo de espaldas?—asintió y volteó los ojos—bueno...pues el chico está aquí.

Serena abrió los ojos en grande parecía que sus órbitas se le iban a salir—En serio?

—Si, está vestido exactamente igual. Camisa celeste con mangas dobladas en sus antebrazos, pantalón de traje, zapatos negros...

—Y como es él?—mi amiga chilló emocionada.

—No lo sé, está dándome la espalda—lleve mi vaso de café a mis labios y lo mordí un poco ya que era de cartón.

—Pues levántate y pide algo y así lo ves—dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

Un café contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora