8. Quiero ir contigo

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Desmond


Miré la foto que le tomé a Nyah y sonreí al ver que había salido con el ceño fruncido.

No se que me pasaba con ella, conocerla fue imprevisto pero era de las pocas personas o por decir la única que me regalaba un poco de paz. Su voz era adictiva y tranquila. Nyah hablaba como si quiera regalarle a todo el mundo cinco minutos de paz.

Cuando la miraba, su cuerpo me jalaba con un imán, su estrecha cintura hacia que quisiera colocar mis manos en ese sitio y tenerla para mi. Estar con ella solo me hacia querer acercarme a ella y comerle la boca.

Joder, ¿Qué me pasa?

Desde que conocí a Nyah he estado soñando con ella, es extraño ya que en mis sueños solo la veo con una taza de café en su mano y con un libro en la otra. Cuando me quiero acercar a ella, solo me mira sonriendo, se pone de pie y sale de la cafetería.

Desde el accidente de Darell, me había cerrado al amor ya que por culpa del amor tuvimos ese accidente.

Esa noche Darell insistía que le prestara mi precioso Ferrari para ir a recoger a una chica con quien estaba saliendo, quería llevarla a Santa Mónica y pasar el rato según lo que me dijo el. Le dije mil veces que no, así que me pidió que lo acompañara y fuera de su chaperón. Lo miré con cara de pocos amigos y obviamente me negué.

Al rato volvió a mi diciendo que la hermana de la chica los acompañaría, así yo tendría compañía. Me dijo que era un año menor que yo y que según su chica su hermana era muy guapa. Terminé accediendo pero de camino a la cita, fue donde pasó lo que pasó.

Y no digo que me cerré al amor por la hermana de la cita de Darell, ya que ni la llegué a conocer. Me cerré al amor porque por culpa del amor de mi hermano y su chica tuvimos ese accidente.

Todas estas semanas conociendo a Nyah me di cuenta que quizás podría haber una oportunidad para mi en el amor, con ella.

Guardé la fotografía dentro de mi iPad, antes de sacarle una foto con mi celular y guardarla.

Los Ángeles nos esperar a Jax y a mi por algo que teníamos pendiente y habías postergado ya durante varios meses.

⏤Hoy es el último día Jax, después de hoy, no volveré⏤dije y agarré el volante con más fuerza.

Veinte minutos después llegamos al lugar, como siempre estaba repleto de personas, la mayoría eran mayor de edad a como se suponía que debía ser pero al final siempre se terminaban mezclando chicos y chicas de institutos porque aquí todos los eventos se movían por dinero así que se podría decir que la regla de menores de edad hace mucho tiempo quedó en el olvido.

Caminamos entre las personas hasta nuestro grupo, no éramos amigos a excepción de Jax y yo. Joshua estaba junto a James, un tipo que no conocía y el imbécil de Angelo al lado. Respiré tres veces antes de acercarme a ellos, el primero me vio y levantó la mano hacia nosotros para que nos acercáramos a el.

Jax y yo conocimos a Joshua en La Vegas, en un viaje que hicimos por nuestra graduación del instituto. Cuando volvimos a Los Angeles nos dimos cuenta que vivía cerca de nosotros. Era un tipo legal, siempre lo fue. Lo conocimos y empezamos a salir los tres, íbamos a fiestas, jugábamos poker juntos y demás. Todas las salidas fueron normales, las típicas salidas de adolescentes rebeldes que recién se graduaban, hasta que un día nos invitó a las famosas carreras que se hacían los fines de semana, ilegales claro está. Recuerdo como nos insistió, el pagó era muy bueno si ganabas ya que eran apuestas de las personas que iban a vernos correr. Claro estaba que Jax y yo no aceptamos por dinero, eso era algo que no necesitábamos, aceptamos porque éramos unos idiotas con dieciocho años que querían impresionar a unas chicas que habíamos conocido esa misma mañana.

Un café contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora