11. El Recuentro.

13 1 0
                                    



Nyah

Contar los días para navidad siempre había sido una tradición para mi hermana y para mi. Era la mejor época del año y lo sigue siendo porque después del accidente de Noah, las navidades cambiaron a un cien por ciento. Llegar a esta época donde lo único que querías es pasarla con tu familia y amigos, para mi era una tortura ya que mis padres siempre me dejaban por ir con mi hermana, miles de veces intentaron que los acompañara pero nunca pude ir. Mirar a Noah y no sentir culpa.

Cuando miró la luna; me acuerdo de ella, recuerdo su sonrisa, su cabello rubio con esas ondas ligeras que cuando el viento las movía dejaba el olor a su shampoo favorito en el aire. Recuerdo verla corriendo por toda la casa emocionada por el chico del cual estaba enamorada, recuerdo verla maquillarse para su primera cita y llegar a mi habitación más nerviosa que nunca. Recuerdo a Noah como la chica más bonita del mundo y con el mejor corazón del mundo. Recuerdo sus ojos como si nunca se hubiesen cerrado.

Hace mucho no me sentía viva, mi corazón se partió. Una parte de él murió el día del accidente y otra pequeña parte quedó con Noah, así que a mi corazón le quedaba un veinte por ciento para sobrevivir.

Cuando mi amistad con Serena y Gigi se fortaleció más, mi vida comenzó a tomar un rumbo distinto, quizás me sentí un poco en casa junto a ellas pero aún así la soledad me atacaba cuando me encontraba sola. A veces la soledad podía ser tu peor enemigo y tu mejor amigo. Pasé días en que lo único que quería y deseaba era estar en la posición de Noah y que ella pudiera disfrutar su vida.

El día que conocí a Desmond todo cambió, mi vida cambió cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí algo que por muchos años mi corazón no sentía.

Amor y ganas de seguir viviendo mi vida, sabiendo que para eso era la vida; para vivirla.

El frío de sus labios sobre los míos, esa presión de sus labios contra los míos, con tal fuerza que impidió salir lo que estuviera apunto de llamarle. La mezcla perfecta de su boca con la mía fue el detonate para que mi cuerpo se sintiera en casa. Si tuviera que describir lo que Desmond estaba haciendo en mi podría decir que me sentía viva.

Sus labios y los míos me hicieron entender porque esperé tanto por alguien.

Movió sus labios capturando mi labio inferior, jalando de el un poco sonriendo al final. Mis ojos se encontraban abiertos porque no quería perderme un solo segundo de cada movimiento que hacía. Mordió suavemente mi labio y chupó de el. Un jadeo se escapó de mi boca haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo completo cuando sus manos se cerraron más en mi cintura. Introdujo su lengua buscando la mía haciendo un compás delicioso entre ellas.

Mis manos fueron bajando desde su nuca hasta sus hombros, rozando sus brazos hasta colocarse en su pecho sintiendo los latidos de su corazón. Sentí ligeros escalofríos de pánico y placer. Intenté estrecharme más contra el, y le mordí el labio provocando una sonrisa en el.

Entreabrí la boca dándole más paso, cerrando mis ojos y agradeciendo por dentro seguir sintiéndolo. Su mano se deslizó desde mi nuca hasta mi cuello apretándolo un poco mientras me seguía besando. Apretó suavemente mi garganta y con los pulgares me echo la cabeza hacia atrás. Nuestras respiraciones estaban aceleradas y un jadeo se escapó de su boca cuando mis manos hicieron un recorrido de su pecho hasta sus abdominales.

Me separé lentamente de él, dejando un beso lento y tierno en sus labios. Abrimos los ojos al mismo tiempo y nos quedamos perplejos mirándonos a los ojos.

Un café contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora