x

505 44 10
                                    

Me encuentro en el hospital.


Dudo volver a salir de él, incluso cuando me trajeron a este lugar ya sabía que era para no volver. Sin embargo, no me siento mal; incluso a sabiendas de que estas serían mis últimas horas de vida y que terminarían en esta habitación vacía y blanca. ¿Qué había sucedido? No recuerdo mucho, leves imágenes de alguien gritando con miedo mi nombre.


«"Ayato... Ayato... vamos, no puedes irte así". Pude escucharlo, definitivamente el lloraba y me angustiaba saber que el sufría mientras mi cuerpo deteriorado ya no puede sostenerse y mis ojos se cerraban viendo borrosa aquella persona que tanto amaba "Kaneki" quería llamarlo pero mis labios no se abrieron, poco a poco mis manos se elevaron hasta su rostro apenas visible sintiendo la cálida piel cremosa que siempre ame acariciar mientras le di una leve sonrisa luchando por que algunas palabras salieran de mis labios "no llores así, idiota. Esa cara no te queda" susurre mientras la respiración ya no existía, todo comenzó a verse oscuro, todo desaparecía incluso mi mano ya no sentía la cálida mejilla de él; ya no había nada para mi, ningún tacto, ningún sonido y ninguna tranquilidad más que la oscuridad consumiéndome "¿Este es mi último momento? Es una lástima... me hubiera gustado verlo sonreír una vez más" por fin sucumbí a lo inevitable. La muerte viene por mi».


Si, ahora lo recordaba ¿Qué habrían hecho? Ya no dolía por lo que de seguro los médicos le habrían aplicado algún medicamento por que mi cuerpo se siente adormecido.


-Quiero verlo -pensé para mí mismo, su imagen no desaparece de mi mente simplemente quiero verlo una vez más antes de que todo termine. Como si mis palabras fueran oídas o como último deseo cumplido por Dios escucho la puerta abrirse y mis ojos se iluminan momentáneamente.


-Hola, Ayato-kun. ¿Cómo estás?


Es Kaneki, él trata de sonreír pero puedo ver que ha estado llorando por bastante tiempo. Sus ojos están rojos y bajo ellos unas bolsas negras adornan su piel, su cabello negro parece algo desordenado y sus labios como si los hubiera mordido por bastante tiempo.


-Mejor que tú parece, Bakaneki -dije tratando de sonar normal, aunque mi voz no es igual a la de siempre ya que esta adormecida por el medicamente. No quiero preocuparlo, no quiero que él llore cuando no esté más aquí - Al menos ya no duele y estoy despierto para ver tu horrible cara de nuevo.


-Ayato-mordió momentáneamente su labio en vacilación y luego sonrío con aquella sonrisa amable que siempre solía decir que me irritaba, pero la verdad amo verte sonreír «nunca te lo he dicho ¿verdad?». Pero esa sonrisa, se que la estas fingiendo y no necesitas hacerlo- yo...






-Ken -lo mire mientras estiro mi mano hacía él. «¿Esa es mi mano?». Es bastante delgada ahora que la miro bien, mi cuerpo realmente se ha deteriorado a ese punto. «Te duele verme así». Puedo notarlo cuando me miras repentinamente con dolor mientras coges mi mano como si fuera lo más preciado que tienes. No dudas en tomarla incluso cuando esa mano huesuda debe ser repugnante ahora mismo, pero tú siempre estás tan lleno de amor.


-¿Puedo besarte? -dije mirándote con timidez.


TragediaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora