Me Gustas Querido Ángel

Tu eres más raro

Los días habían pasado y aquella mancha oscura se hacía cada vez más grande, aquel aura de pureza se estaba desapareciendo y Damien lo había notado desde hace tiempo atras, quería preguntarle que le sucedía pero sentía que no debía meterse en ello.

- ¿En qué tanto piensas? -pregunto el Rubio mientras lo observaba con una sonrisa.

- Nada importante - dijo mientras se estiraba un poco para después recostarse en aquella cómoda cama.

- No te creo -El rubio no lo dudo mucho y se sentó aun lado de Damien.

- Ese ya no es mi problema -Damien notaba como aquella mancha seguía allí ¿Que era lo que Philip estaba haciendo para tener La marca del pecado siendo todo un Ángel? - para que mierda me trajiste a tu casa.

-Bueno la verdad es que ni yo sé -confeso- solo ... Me siento algo solo.

-En ese caso voy a venir todos los días.

Phillip lo miro sorprendído por unos segundos hasta que sonrió de forma de agradecimiento mientras que aquellas mejillas se tornaron de un color rojo, ambos se observaban no decían ni una palabra solo se miraban con deseó hasta que Damien noto como aquella mancha se esparcía aún más haciendo que esté se sobresaltara.

- ¿Pero que carajos? -exclamo confundiendo al menor.

- ¿Que pasa? -pregunto.

- Pip, ¿Hay algo que... Me quieras decir? -al fin lo había dicho, ya era hora de preguntar lo que le sucedía.

-¿P-por que me dices eso? -pregunto nervioso.

-Esta bien te voy a decir la verdad, Como soy el hijo de Satanás y futuro rey del infierno tengo ese poder inútil de ver el aura de los mortales. Algunos son muy llamativas, otras son asquerosos.

- Suena interesante, ¿Cómo es la mía? -pregunto con entusiasmo.

-A eso voy, tu aura era reluciente la más bella que había visto -Dijo haciendo sonrojar al Rubio- Pero... Últimamente eh notado una mancha, al principio no le tome importancia pero parece que tú esencia se está acabando y es remplazada por el pecado ¿Esta todo en orden? ¿Acaso estás haciendo algo malo sin decirme o invitarme? -pregunto el Pelinegro mientras lo sujetaba de los hombros.

-N-no, no estoy haciendo nada malo hasta donde sé, no eh lastimado o robado siempre trato de hacer las cosas bien

-Si lo se por eso se me hacia raro, eres raro.

-Oye no me juzgues, Tu eres más raro -dijo el rubio con molestia mientras le daba un pequeño golpe.

-Talvez lo estás haciendo inconcientemente, ya sabes cómo son las reglas, hasta el mínimo pensamiento es un pecado -Dijo Damien.

-Oh ... ¿Y... Esa mancha se me ve mal? -pregunto con nerviosismo notando cómo Damien lo observba con aquellos ojos rojos que lo ponían nervioso haciéndolo sentir pequeño.

-Sigo creyendo que eres un hermoso ángel.

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