Es la verdad

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Phillip se encontraban recorriendo en el patio de la escuela por aburrimiento, Damien no había asistido ese día y el Rubio estaba solo, hasta que entró entre los arbustos encontrandose un jardín que estaba oculto y parecía que tenía mucho tiempo sin cuidados, al siguiente dia no dudo mostrárselo al Pelinegro y este lo reclamo como su lugar secreto, nada y nadie tenía permitido entrar o enterarse de su existencia ya que solo era un espacio para ellos dos. El día anterior Phillip había traído algunas cosas para adornar el lugar y Damien solo puso uno que otro videojuego.

-Estoy seguro que con llamas se vería muy genial -Dijo el Pelinegro.

-Puede que si, pero te recuerdo que el fuego se esparce y además puede ser llamativos para otros y terminarían descubriendo el lugar -hablo el rubio con toda la tranquilidad del mundo.

-Oh es verdad, no puedes traer a ningún amigo o conocido -Damien se sentó en una de las mantas que habían puesto en el suelo bajo un árbol siendo imitado por el rubio- Ni siquiera a tus novias.

-Que cosas dices, Yo no tengo novia -Dijo el Rubio con fastidio.

-Pues ellas se lo pierden -Dicho esto se recostó en el suelo cerrando los ojos para intentar dormir.

-¿Porqué?, No soy interesante y para nada atlético.

Damien se levantó de golpe mirando con molestia al Rubio, ¿Cómo podía decir cosas tan estúpidas como esas?, El chico no lo dudo mucho y se le acercó a su rostro observando como el rubio estaba comenzando a ponerse nervioso.

-Pues yo creo que eres muy hermoso -Dijo mientras que con aquellas manos acariciaba la cabeza de Pip cómo si fuese un gato.

-Eres el único que me dice eso -hablo el rubio mientras retiraba aquellas manos de su cabeza para después acomodarse aquellos cabellos.

-Por que soy el único que puede verlo -ambos se miraron haciendo que sus mejillas empezarán arder- talvez no seas atlético pero aún tienes belleza en tu rostro, tu cabello es tan sedoso y dorado y tus ojos tienen un brillo que  son únicos.

-N-no digas mentiras Damien...

-Es la verdad, eres hermoso como un ángel.

Ambos se miraron a los ojos se sentía como si el tiempo se hubiera detenido y no había nadie más que ellos dos en ese gran mundo, Damien sujetó las manos del Rubio que estaba nervioso se le podía notar en su lindo rostro que fue acercándose hacia el.

-¿D-Damien?...

Fue lo único que logró salir de aquellos labios antes que fuera invadido por los del Pelinegro, el beso fue algo torpe Pip estaba temblando de los nervios pero no sé apartó incluso estaba tratando de seguirle el ritmo hasta que el sonido de la campana que anunciaba el fin del descanso los separó, El rubio estaba completamente rojo mientras observaba el suelo para ocultarlo lo que era en vano ya que la nieve blanca lo delataba fácilmente, Damien solo sonrió por la actitud del Rubio mientras acariciaba su pequeña mano para después ayudarlo a levantarse.

-Debemos irnos ya si no quieres recibir otro sermón del maestro y salgas llorando -hablo el Pelinegro.

-¡Y-yo no salgo llorando! -exclamo el Rubio dándole pequeños golpes en los brazos.

-Si claro.

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