𝓤. 002

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     EL PRÍNCIPE DAEMON SE ENCONTRABA FRUSTRADO. Tras mandar a los Gold Cloaks castigar y encerrar a todo ladrón, asesino y violador en King's Landing, no pudo bajar el estrés.

Todo comenzó desde que vio a la hija menor de Otto Hightower. Para ser una chica de 16 años, sabe como manipular a los hombres; sabe como hacerlos sucumbir ante el deseo y después dejarlos con ganas de más.

Daemon Targaryen no fue la excepción.

La conoció desde que era una niña y, desde que la vió, supo que sería alguien muy astuta. Alguien de pocas palabras que prefiere escuchar y prestar atención a cada mínimo detalle para usarlo a su favor.

Desde que empezó a desarrollarse, notó como la empezaban a ver con otros ojos, como el príncipe empezó a verla con otros ojos. La veía con placer y deseo.

Davina no quería esperar hasta el matrimonio, pero quería que su primera vez con un hombre sea especial.

Esa noche que la chica dejó en la pasillo a príncipe, no esperaba que el la siguiera y le haya escuchado mientras se daba placer.

El sonido de sus gemidos seguía en su cabeza. Así que, después de hablar con la corte, fue al burdel que constantemente iba cuando esta en King's Landing, para tratar en quitarse la frustración y el coraje que tenía.

Muchas mujeres observaban con deseo como el príncipe penetraba a su, prácticamente, prostituta personal, Mysaria.

Frustrado, se apoyó en ella sin poder quitarse la cabeza a aquella chica castaña que lo traía loco. Apartándose de Mysaria, tomó un manto y se cubrió mientras se sentaba junto a la ventana.

—¿Qué te inquieta, mi príncipe?—habla la chica acercándose, aún desnuda, a él—. Podría traer a otra. Tal vez a una doncella. Tengo a varias. Podría encontrar a dos chicas, una con el cabello plateado y a otra castaña—al ver que no respondía, siguió hablando—. Eres Daemon Targaryen, jinete de Caraxes, empuñado de Dark Sister. El rey no puede reemplazarte.

Lo acercó a ella dejando un beso en su frente y recostarlo sobre su pecho.

•••

Gritos de dolor era lo único que podía escuchar Davina, veía sangre, un vientre abierto y una mujer muerta en una cama.

Davina despierta de un salto, llena de sudor y lágrimas. No era la primera vez que soñaba algo así.

Se levanto y tomó un baño, no se preparó mucho para el torneo porque no se sentía con ganas de asistir. Quería estar junto a la reina Aemma.

Desde que su madre falleció, la reina y ella se hicieron muy cercanas, fue como una madre para ella y espera poder estar con ella cuando de a luz, pero tenía un mal presentimiento, aún más con el sueño que tuvo.

Ya vestida, se dirigió a los aposentos de la reina, donde vio a muchas doncellas salir y entrar del lugar. La reina se encontraba acosta en su cama, y por su expresión, pudo notar que faltaba casi nada para que entre en labor de parto.

—Mi reina, ¿cómo se encuentra?—se acercó a la cama sentándose junto a la peli blanca.

—Estoy en la peor parte de un embarazo—su voz se escuchaba cansada—. ¿No deberías estar en el torneo?

𝐔𝐍𝐇𝐎𝐋𝐘 ─ Rhaenyra Targaryen + Daemon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora