𝗱í𝗮 𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼

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Soobin sentía que iba a volverse loco, hace como 20 minutos había dejado solo a Yeonjun con ese dildo en la habitación y su lobo ardía por ir con el omega, el aroma del menor había incrementado y sus gemidos eran audibles en todo el departamento

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Soobin sentía que iba a volverse loco, hace como 20 minutos había dejado solo a Yeonjun con ese dildo en la habitación y su lobo ardía por ir con el omega, el aroma del menor había incrementado y sus gemidos eran audibles en todo el departamento. Intentó distraerse haciendo tarea, cosa que terminó, pero aún así su lobo rugía y sentía que arañaba su pecho para ayudar al pelinegro a pasar su celo.

Su lobo no para de gruñir y tenía que autocontrolarse para no ir con Yeonjun. No podía hacer eso, no podía ayudarlo con eso, era su mejor amigo ni siquiera lo veía como algo sexual, era como su hermano. ¿Y si después su amistad se rompía? No quería perder al omega pelinegro, no soportaría ya no tenerlo a su lado.

Los gemidos de Yeonjun y su aroma lo estaban volviendo loco, empezó a sudar frío y a respirar de forma agitada. Ya no lo soportaba. Caminó hasta la habitación de huéspedes y de su mochila sacó unos supresores para alfa, metió dos pastillas a su boca en seco y luego volvió a la cocina para tomar un vaso de agua.

El timbre del departamento sonó y rápidamente tomó las hojas con su tarea lista, abrió la puerta y la omega rubia hizo una mueca tapando su nariz debido al aroma que golpeó su rostro cuando Jeon apareció.

—Joder, Soo, el aroma de tu omega es demasiado fuerte —se quejó— Y el tuyo también, ¿tomaste algo?

—Tomé dos supresores recién —suspiró entregándole las hojas— ¿Qué hago, Lia? No puedo tener sexo con Yeonjun, no quiero arruinar nuestra amistad. Su aroma es demasiado fuerte y está volviendo loco a mi lobo.

—¿Ha está tomando sus supresores?

—No, no sé despega de mí y si me ve con los supresores va hacer berrinches para no tomarlos.

—Hazle un jugo o algo y tritura dos pastillas, eso va a hacer que su aroma baje y que su apetito sexual esté moderado, más o menos —aconsejó— Y báñate, porque el aroma es realmente insoportable. No es feo, pero es demasiado abrumador.

—Bien, gracias, Lia... ¿Por qué me miras tan fijamente?

—Porque aunque te esté mirando a los ojos puedo notar tu erección.

Soobin bajó la mirada y soltó una maldición tapándose con la puerta por algo que ya fue visto— Lo siento.

—Cerdo —se burló dándose media vuelta para irse soltando risas al escuchar a su amigo quejarse.

Nunca olvidaría la cara de Jeon Soobin completamente enrojecida por la vergüenza.

Jeon cerró la puerta y fue directo a la cocina para hacer ese dichoso jugo con los dos supresores triturados, luego fue al baño para darse una dicha primero fría y luego caliente. Después de 30 minutos escuchó los pasitos de Yeonjun por el pasillo del departamento, el pelinegro hizo acto de presencia en la sala sentándose en el regazo del pelirrojo para llamar su atención.

#𝗖𝘂𝗶𝗱𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗮 𝗖𝗵𝗼𝗶 𝗬𝗲𝗼𝗻𝗷𝘂𝗻 ˢʲDonde viven las historias. Descúbrelo ahora