CAPÍTULO VI The reunion

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Solo sentí cómo empezamos a caer rápidamente, alrededor de nosotros había paredes, estábamos cayendo dentro de algo que parecía un cilindro y toda la pared estaba repleta de ojos, a cada lado que nos moviéramos los ojos nos veían, sin apartarnos la mirada. La caída era bastante profunda así que nos tardamos bastante en tocar el suelo, cuando chocamos con el piso estaba ligeramente inundado y era bastante estrecho el lugar.

—¿Dónde estamos?— le pregunté a Izral.

—Estamos en el sello de Habdiel, dentro del jarrón.

—¿Y qué haremos para salir de aquí?

—Tú harás un tributo de sangre porque necesitamos algo tuyo, yo me encargo de lo demás— dijo mientras se separaba de mi cuerpo.

—¿Y con qué haremos todo si no hay nada dentro de este lugar?

—¿Recuerdas que te dije que yo no era del todo demonio?

—Ajá

—Mi madre me enseñó un poco de brujería así que podremos salir de aquí

—¿La magia sirve dentro del sello? Es ridículo.

—La única magia que no sirve es la demoníaca, ya que este es un sello exclusivo para demonios.

Izral se dibujó un pentagrama en la mano con su sangre y de un momento a otro desapareció toda el agua que teníamos en los pies.

—¿Qué hiciste?

—Evaporé el agua, nos estorbaba para hacer el ritual.

Volvió a hacer otro pentagrama pero ahora en el suelo.

—Te toca a ti, tienes que derramar tu sangre en medio del pentagrama.

Me corto la palma de la mano con su uña y deje caer unas cuantas gotas en el pentagrama, después de eso en cada punta de la estrella salieron velas de color rojo.

—Tenemos que encender cada vela para acabar el ritual y para hacer eso necesitamos las cinco cosas a las que más estés apegado.

—¿Cómo las vas a traer aquí?

—Las tienes que imaginar, entre más fuerte sea el pensamiento mejor

Primero comencé a imaginar un reloj, era el reloj de mi padre, siempre antes de que se fuera a un viaje me lo daba y me decía que lo guardara hasta que regresara, la última vez que me lo dio no regresó así que me lo quedé. Podía imaginarlo como si lo tuviera en las manos, era una imagen muy clara para mi.

—Abre los ojos— dijo Izral.

Cuando los abrí, en una punta de la estrella la vela se había encendido y el reloj apareció, como si siempre hubiera estado ahí.

El siguiente objeto que me vino a la mente fue un guitarra eléctrica que mi mejor amigo me regaló antes de suicidarse, un día al entrar a su casa lo vi con una soga atada al cuello, a su lado estaba su Gibson ES-335, trabajó durante años para comprar esa guitarra pero al final no la usó por mucho tiempo.

Volví a abrir los ojos y la segunda vela ya se había prendido, a un costado de ella apareció la guitarra.

El tercer objeto fue un disco de Slipknot, "All Hope Is Gone" era el nombre del CD, me lo compré con mi primer sueldo en un trabajo de medio tiempo, era importante para mí porque en muchas ocasiones me ayudó a separarme del mundo real. La vela se prendió y el CD apareció a un lado, como anteriormente con todos los objetos.

Después imaginé un listón de pelo que me había dado Diane antes de que un día se fuera de viaje con sus papás a España, estuvo dos años allá, al año siguiente nuestros padres fallecieron, el listón se amarró a la cuarta vela y esta se encendió.

El último objeto fue un cuaderno en el que tenía todos los dibujos que había hecho desde chico, anotaciones de cosas, letras de canciones y más cosas, era como un diario, la última vela se prendió y el cuaderno apareció abierto, en la página que mostraba había un dibujo que yo no recordaba haber hecho, se parecía bastante al pasillo que había en el hotel en el que nos hospedamos Diane y yo, se alcanzaban a ver las escaleras y enfrente había una huella de un... ¿animal? No, no era un animal, pero tampoco era humano, era como un licántropo. No le di importancia al dibujo.

—¿Ahora qué hacemos? Ya están todos los objetos— Antes de terminar de hablar el lugar se empezó a derrumbar.

—Esperar.

Los objetos se movieron al centro del pentagrama y abrieron algo parecido a un portal.

—Entra

Me metí al portal y cuando abrí los ojos estaba en nuestro cuarto del hotel, tenía el pecho vendado y me dolía todo el cuerpo, me senté en la cama y me vestí, me estaba lavando la cara cuando escuche unos jadeos afuera del dormitorio, abrí la puerta pero no había nada, empecé a caminar por el pasillo para ver si había algo o alguien, en el filo de las escaleras había huellas como las que vi en mi cuaderno, eran huellas de lodo, con cuatro dedos y cada uno tenía uñas largas y puntiagudas, las huellas seguían hasta el final del pasillo pero todo ese lado estaba oscuro así que no alcanzaba a ver nada, caminé lentamente hacia ese lado y forzando la mirada alcancé a ver una silueta alta, con unas piernas onduladas y largas, brazos largos, sus manos alcanzaban a rozar el suelo y tenía una joroba muy protuberante, sus ojos brillaban con un tono amarillo, me volteó a ver de reojo y repentinamente desapareció.

Me metí a mi habitación y busqué mi cuaderno dentro de mi maleta, ahí estaba la huella en las últimas hojas, cuando di la vuelta a la página a ver si había más cosas, vi un dibujo de la silueta que acababa de ver, ¿cómo mierda había llegado eso ahí?

—¿A-Axl?— Dijo una voz quebrándose, volteé a ver y en la entrada estaba Diane.

—¿Cómo es que estás vivo? Pasaron cuatro días y no respirabas.

—Estaba en otro tiempo... creo. Mi alma viajó al pasado pero mi cuerpo se quedó aquí, Izral me ayudó a salir de ahí.

Los jadeos se volvieron a escuchar al fondo del pasillo

—Mierda, entra al cuarto Diane

—¿Por?

—¿No escuchaste eso?

—¿Escuchar que?

—Solo entra

Diane entra al cuarto y yo voy apresurado a cerrar la puerta, aún no estaba encendida la luz así que hago un ligero movimiento a mi derecha para alcanzar el apagador, enciendo la luz y en frente de mí llego a ver la carta que le escribí a Diane en el escritorio. Camino hacia el escritorio dando pasos cortos, agarro la carta con la yema de mis dedos y vuelvo a ver a Diane.

—¿Si la leíste?

Cuando le dije eso su cara cambió, sus ojos brillaban como estrellas y su rostro se tornó de un rojo intenso.

—S-Si, la leí en la tienda de muñecas.

No articulaba bien cuando hablaba así que me costó trabajo entender lo que decía. Me empecé a acercar a ella lentamente, su pecho bajaba y subía bruscamente, la agarré de los hombros y la pegué a mi cuerpo.

—¿Y? ¿Qué te pareció? ¿Me darás una respuesta?— Digo en su oído susurrando

—¿Enamorado de mi desde la infancia? Es mucho tiempo

—Lo sé, ¿no sientes lo mismo?

—Nunca dije eso

Me siento en la cama que teníamos a un lado

—¿Eso es un si?

Diane hace movimientos lentos y se sienta en mi regazo colocando sus manos en mi pecho, mi respiración se agita y me cuesta respirar.

—Si, igual me enamoré de ti tiempo atrás.

Me avienta hacia atrás lentamente con la yema de sus dedos rozando mi pecho haciendo que quede acostado en la cama con ella encima mío, mi mirada se nubló.

Fue perfecto.

The CurseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora