CAPÍTULO lll The tunnels and more...

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Seguimos caminando, pero conforme avanzamos el camino se ponía más difícil, fuimos encontrando más hoyos con más cuerpos y vimos a las criaturas en repetidas ocasiones, teníamos que ir con más cuidado. Lo raro es que el número de hoyos aumentaba conforme más nos acercábamos a la iglesia. Ya llevábamos 3 días caminando en la misma dirección sobreviviendo con lo que agarramos de la cabaña, se nos estaba acabando la comida así que teníamos que llegar lo más pronto posible al otro lado de la montaña. Pasaron unas horas más evitando los hoyos y las criaturas cuando por fin llegamos a la iglesia, Bill nos contó normalmente había varias personas afuera de la iglesia haciendo cosas, pero esta vez no había ni una, Bill empujó una gran puerta de madera la cual se abrió lentamente por lo pesada que era. Adentro era una masacre, había varios hoyos en el piso de la iglesia, todos eran los túneles que habían hecho los demonios. De la garganta sofocada de Bill escapó un largo suspiro. Se tambaleó y habría caído de no ser porque Diane y yo lo detuvimos. Sus ojos eran de un azul claro, siempre tenían un brillo característico, pero en ese momento se veían sin vida, se veían totalmente opacos y en shock.

—Ellos... ellos eran toda la familia que tenía y ahora están... están muertos.

Häel descubrió nuestro escondite por lo tanto liberó a Izral y todos los cuerpos los usó para alimentar a su hijo y que recuperara fuerza. ¡Tenemos que detenerlo!

—¿Tenemos? — dije con voz arrogante— nosotros somos simples citadinos, no podemos hacer nada.

—Tenemos que seguir los túneles hasta llegar a Häel y lo tenemos que derrotar, Tenemos que parar esto— dijo Bill ignorando lo que dije.

Había escombros por toda la iglesia, pero al fondo se veía una trampilla de madera, estaba abierta, así que me dirigí hacia allá y bajé las escaleras. Diane me siguió, pero Bill se quedó arriba, al final de las escaleras se veía luz, eran varias antorchas que alumbraban un gran pasillo, caminamos y al llegar al fondo vimos un jarrón roto el cual estaba encima de un pedestal. Por curiosidad agarré un trozo de jarrón, pero cuando lo toqué caí al suelo desmayado.

Abrí los ojos y estaba en un castillo, acostado en una cama con sábanas de seda. Me incorporé y mi cuerpo se comenzó a mover solo como si tuviera voluntad propia, salí de la habitación y después del castillo. Estaba en medio del bosque, alejado de cualquier pueblo, fui a la profundidad del bosque y llegué a un lago, el agua era cristalina, tanto que se alcanzaban a ver los peces nadando tranquilamente. Era muy relajante, solo se lograba oír el sonido de una cascada y varios pájaros. Me senté en una roca y me quedé un rato ahí. Cuando me incorporé para ir de nuevo al castillo llegó un olor putrefacto a mi nariz y de detrás de un árbol salió un espectro de humo negro, corrí hacia el castillo pero mis piernas eran muy cortas y no era lo suficientemente rápido para escapar de esa cosa, cuando me alcanzó sentí un escalofrío y mis brazos y piernas se empezaron a desgarrar, el dolor era muy real para ser un sueño, ya no podía correr y caí al suelo, después de un rato agonizando del dolor me pude levantar y fui al castillo. Cuando entré todo era normal, pero sentía un calor intenso por todo el cuerpo y fui a mi habitación, pasaron unos minutos cuando una mucama entró a mi cuarto agarrando ropa sucia que había en el piso.

—¿Está todo bien, príncipe?— dijo subiendo su mirada— está rojo y sudando.

No contesté nada pero me le quedé viendo con una mirada penetrante, la mucama ya iba a salir del cuarto pero me abalancé sobre ella y la empecé a golpear, después de un rato murió... En ese momento desperté, Diane y Bill estaban al lado mío esperando que despertara, para ellos fueron minutos pero para mí pasó un día entero, no les conté nada de lo que había pasado en mis sueños.

—¿Estás bien? ¿qué pasó?— dijo Bill

—No lo sé.. toqué el jarrón y caí al piso— Bill hizo un gesto con su cara como si estuviera ocultando algo— ¿Está todo bien?— le pregunté, movió su cabeza de lado a lado negando, había algo mal.

The CurseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora